El bravo pueblo «trancó el juego» puntofijista para siempre, en el memorable e histórico partido electoral mañanero del 6 de diciembre de 1998
M.A. Guzmán Gómez
La práctica exitosa del juego de dominó requiere, fundamentalmente, de conocimiento y malicia, aun cuando muchos veteranos afirman que con un buen «levante» y memoria basta; quizás olvidando lo indispensable que resulta darle la piedra oportuna al compañero y negar la del contrincante. También, no pocos coinciden que una buena «salida» casi garantiza ganar «la mano».
Estas consideraciones sobre el popular pasatiempo nacional, muy arraigado en los venezolanos, que igual se juega en salones, cuyo origen etimológico se desconoce y su invento se lo disputan griegos, árabes, chinos, franceses y egipcios (todos coinciden que fue un mudo por aquello de que no debe hablarse durante el juego, máxima que pocos acatan), tienen su similitud en el «rompecabezas» de nuestra política…
Por ejemplo, recordando el televisado y emblemático «alto al fuego» que en la mañana del 4F-92 ordenó el entonces activo comandante Chávez a sus compañeros de rebelión, fue la mejor «salida» ante las fallas estratégicas que debilitaron la acción del inédito alzamiento castrense, «no gorilista», que toda Venezuela «vio con buenos ojos» ante la insoportable situación imperante por cuarenta años, donde las «siete piedras» del gobierno, injusticia, corrupción, pobreza inaudita, impunidad, privilegios, inseguridad e inmoralidad constituían el «violín» de los nefastos gobiernos siameses que competían a ver quien lo hacía mejor «jugando sucio».., hasta que nuestro bravo pueblo, emulando a los alzados febreristas, pero sin balas ni fusiles, sino «armado hasta los dientes» con el misil del voto electoral, robusto de esperanza y dignidad soberana, hizo la jugada maestra y les «trancó el juego» puntofijista para siempre, en el memorable e histórico partido electoral mañanero del 6 de diciembre de 1998.
Se contaron «los puntos» y la diferencia fue holgada, con varios «dobles ahorcados», incluidos la «cochina» del cohecho y el pavoso «cuatrero» del pillaje. Iniciaba así sus primeros pasos, siempre victoriosos, la positiva revolución bolivariana, impulsada por los excelsos y visionarios pensamientos e ideas del Libertador.
Pero, a pesar de la paliza propinada, los perdedores no cogieron escarmiento y pretendieron volver a sus andanzas golpistas, con ayuda interna e imperial «para variar», conspirando con el golpe de estado abril-2002 que el mismo pueblo -desde entonces cívico-militar- los pulverizó lo que hubiese ocurrido igual con cualquier «piedra» que usara para someterlos, pues, pueblo-soldados tenían todo el juego a su favor con la dignidad, moral, unidad, solidaridad, igualdad, justicia y coraje, que son las mejores siete piedras para alcanzar nuestra definitiva independencia con el mayor cúmulo de bienestar colectivo.
Nuestro bravo pueblo, ahora con clara conciencia plena, preñada de conocimientos, valentía y férreos valores revolucionarios, tiene más claro que nunca que las victorias electorales del 2024 y del 2025 van otra vez por su cuenta…porque «gallo que no repite no es gallo», y desde ya se prepara para dar un !zapatero electoral!..