La campaña de la supuesta mejoría de la economía intenta persuadir a sectores escépticos de la población a participar en las primarias de la falsa oposición y en el mega fraude electoral del régimen en 2024
Humberto González Briceño
Voceros del régimen chavista y de la falsa oposición se han dado a la tarea de propagar la especie según la cual en Venezuela la situación es difícil, pero no es tan mala como la pintan. El objeto de esta campaña es preparar el terreno a la nueva etapa de la cohabitación entre el chavismo y la MUD. Esta fase pasa por participar en el nuevo fraude electoral del régimen en un ambiente que intenta maquillar el desastre social y económico con la pretendida nueva normalidad que afanosamente busca el Estado chavista.
Esta nueva normalidad que intenta vender nacional e internacionalmente el régimen chavista se monta sobre falacias y manipulaciones. En lo político, por ejemplo, argumentan que a pesar de todas las denuncias de persecuciones, asesinatos y torturas existe tolerancia hacia la disidencia y el mejor ejemplo es que la falsa oposición en su totalidad, sin excepciones, participará avalando el fraude electoral del 2024. Resulta difícil, casi imposible, argumentar en foros internacionales que en Venezuela el Estado chavista personifica el crimen y el fraude si los factores de la falsa oposición son los primeros en legitimar con su participación la pseudo legalidad en la que opera el régimen.
En lo económico la campana según la cual las cosas han mejorado en Venezuela se basa en el inexplicable flujo de dólares que circulan libremente. Hay quienes dicen que la economía venezolana se ha dolarizado porque su población se ha visto forzada a usar la divisa norteamericana para protegerse de la inflación y la brutal devaluación del bolívar. Pero esto no es cierto. El flujo de dólares está concentrado en áreas que permiten encubrir el narcolavado tales como restaurantes, espectáculos, licorerías, etc. Los trabajadores del sector público no son pagados en dólares y algunos segmentos muy pequeños del sector privado son pagados en dólares. Quienes evidentemente se están beneficiando de este flujo de dólares son los traficantes más no los trabajadores venezolanos.
Es audaz afirmar que hay una mejoría en la economía venezolana atribuida exclusivamente al inexplicable flujo de dólares mientras la mayoría de la población vive del comercio informal y es pagada en bolívares devaluados. Tampoco se podría explicar la masiva circulación de dólares en un país con una economía destrozada, sin comercio y sin industria. Ni siquiera la industria petrolera está operando a un 10% de su capacidad para justificar el origen de esos dólares milagrosos. Entonces ¿De dónde salen los dólares que alimentan el mito del milagro económico chavista? La respuesta es de haber convertido a Venezuela en la narcolavadora más grande de América en las narices de los propios Estados Unidos.
El mero flujo de estos capitales, originados en actividades criminales que son blanqueados en Venezuela, no basta para fundamentar la tesis del presunto milagro económico chavista. Frente a la circulación masiva de dólares los indicadores reales de la economía muestran a un país en bancarrota cuya población lucha diariamente para sobrevivir.
Un estudio del CENDAS-FVM calculaba que el valor de la canasta alimentaria en el mes de septiembre estaba alrededor de los 446.83 dólares. El salario mínimo establecido por el gobierno de Nicolás Maduro para los empleados públicos escasamente llega a los 15.7 dólares. Aunque hay venezolanos en el sector privado cobrando en dólares los ingresos en la gran mayoría de los casos alcanzan para cubrir una parte de los gastos de comida, servicios, alquiler y transporte. Esto presenta un cuadro que destruye el mito del milagro económico chavista al no poder explicar cómo el 90% de la población económicamente activa aún vive en condiciones de extrema pobreza.
Algunos precandidatos en las primarias de la falsa oposición también se han hecho eco de la falacia del milagro económico chavista para sugerir la dolarización de los salarios pero sin explicar de dónde saldrían los recursos para pagarlos. No hay ninguna industria en Venezuela produciendo suficiente dólares para ser inyectados a la economía que no sea la próspera industria del narcolavado. En el pasado nosotros hemos planteado la necesidad de adoptar el dólar como una divisa de curso legal en Venezuela como una forma de reeditar la experiencia del Ecuador. Pero esta propuesta está sujeta a un cambio radical en el régimen político y a una reforma total de la economía que avance del estatismo chavista a un régimen de libre mercado y capitalismo industrial.
Proponer dolarizar los salarios sin un cambio previo de régimen político no solo es inviable sino demagógico. Lo que está detrás de esta idea es apuntalar la campaña de la supuesta mejoría de la economía e intentar persuadir a sectores escépticos de la población a participar en las primarias de la falsa oposición y en el mega fraude electoral del régimen en 2024. Incentivos inútiles para una población sumida en la más absoluta pobreza y desengañada ante las reiteradas traiciones del chavismo y la falsa oposición.