Ramírez tendría que ir físicamente a Venezuela para formalizar su postulación y campaña donde el régimen le esperaría con decisiones judiciales para llevarlo a la cárcel.
Humberto González Briceño
La macolla del régimen chavista conformada por Nicolás Maduro, los hermanos Rodríguez (Jorge y Delcy) y el General Vladimir Padrino López se burlan y desprecian a sus socios menores de la falsa oposición. Es cierto que a cambio de los favores recibidos de los falsos opositores el régimen les lanza unas migajas para que también se llenen ilícitamente sus bolsillos pero en comparación es nada comparado con lo que la macolla y los operadores chavistas se roban del tesoro nacional.
El contubernio del régimen chavista con la falsa oposición es aderezado con unas supuestas negociaciones entre ambos que no pasan de ser una mueca o una caricatura que nadie toma en serio. Y es que la falsa oposición no tiene absolutamente nada de valor que dar a cambio en una negociación con el chavismo. Desde una posición débil y marcada por la mendicidad a la falsa oposición solo le queda aceptar las concesiones que le haga el chavismo y resignarse a ser parte del fraude electoral como parte de pago para ser aceptada por el régimen como la única oposición reconocida oficialmente.
Pero el régimen chavista no solo desprecia a sus falsos opositores, también se ríe y se burla en la cara de la primera potencia del mundo: Los Estados Unidos. Desde una posición envidiable de fortaleza el régimen chavista mantiene acuerdos públicos y secretos con potencias enfrentadas militarmente tales como los Estados Unidos, China, Rusia e Irán. En el pleno desarrollo del conflicto militar entre Rusia y Ucrania el régimen chavista mantiene y firma nuevos acuerdos de cooperación militar con Rusia al tiempo que negocia con los Estados Unidos la liberación de los narcosobrinos (ya liberados), la posible liberación de Alex Saab y por si esto fuera poco el levantamiento de las sanciones que los EEUU impuso contra el chavismo y sus principales operadores.
La audacia y eficiencia de estos movimientos sólo parece superada por el estado de Qatar cuya política exterior navega con éxito los turbulentos mares de intereses contrapuestos manteniendo intactas sus relaciones con países y potencias enfrentados entre sí. En el caso del chavismo no se trata de la maestría de su política exterior sino de los gigantescos y repetidos errores que han cometido sus adversarios internos y externos sumados a una coyuntura internacional que prácticamente los hace inmune a una intervención militar foránea en el corto plazo.
Pero si el chavismo se ríe de su falsa oposición y se burla en las narices de los Estados Unidos… ¿A quién le teme Nicolás Maduro cuando se niega a participar en eventos públicos y menos a asistir a desfiles militares? ¿Qué jugada se esconde tras el intento de adelantar las elecciones del 2024 posiblemente para mediados o finales del 2023? No es precisamente la falsa oposición o una administración norteamericana caótica lo que le quita el sueño a Nicolás Maduro. Hay algo -¿alguien?- que logra perturbar las noches de Nicolás Maduro al punto del más tormentoso y aterrador de los desvelos: Rafael Ramírez, el otrora zar del petróleo y hombre de confianza de Hugo Chávez.
Luego de ser defenestrado del régimen chavista por Nicolás Maduro el ex ministro Ramírez se ha dedicado en forma paciente y metódica a organizar la disidencia dentro del chavismo. Interpretando correctamente la frustración y el desencanto de las clientelas chavistas con su gobierno Rafael Ramírez convoca a todos los chavistas descontentos a retomar el legado del Comandante Chávez cuyas diametrales diferencias con el gobierno de Maduro son explicadas pedagógicamente para que no haya dudas que no hay nada as antichavista que el propio gobierno de Nicolás Maduro y su macolla.
Los esfuerzos de Ramírez no se detienen en capitalizar el gran descontento de estas clientelas chavistas golpeadas por la crisis social y económica que afecta a todos los venezolanos. Rafael Ramírez estaría reclutando operadores dentro de las instituciones y órganos del régimen chavista para darle forma final a un intento serio de sacar a Nicolás Maduro del poder. Ramírez no solo tiene las conexiones con militares, jueces y altos operadores del chavismo…además tiene grandes cantidades de dólares para financiar una operación de este calibre.
El solo anuncio de la candidatura presidencial de Rafael Ramírez incendió las alarmas de Miraflores en modo de pánico. Lo cual resulta curioso si se considera que Ramírez tendría que ir físicamente a Venezuela para formalizar su postulación y campaña donde el régimen le esperaría con decisiones judiciales para llevarlo a la cárcel. Entonces no es factible que Rafael Ramírez se acerque a la boca del lobo. Lo que sí es probable es que estemos frente a movimientos más profundos dentro del régimen chavista donde figuras militares y civiles de jerarquía podrían realinearse en torno a Rafael Ramírez y su discurso de salvar el legado de Chávez.
Con recursos y conexiones para organizar algo más que una candidatura presidencial simbólica Rafael Ramírez se ha convertido en la peor pesadilla de Nicolás Maduro cuyo gobierno sucumbe ante la paranoia donde todos son sospechosos de conspirar. Todos menos Maduro, los hermanos Rodríguez y Padrino López. Los fundados temores de Maduro lo obligan a proponer un adelanto de elecciones para aprovechar las ventajas que le otorga la actual coyuntura internacional. A esto habría que agregar que más allá de la retórica los canales para las negociaciones entre los Estados Unidos y al chavismo siguen abiertos. Por esos mismos canales el régimen de Maduro podría intentar negociar el canje de Alex Saab por Rafael Ramírez quien también tiene procesos judiciales abiertos en los EEUU por corrupción.
Los movimientos de Rafael Ramírez dentro del chavismo han hecho más mella en el régimen de Nicolás Maduro que los tres años de negociaciones con la falsa opción y las sanciones blandengues de los Estados Unidos. Razones de peso debe tener Nicolás Maduro para tratar de adelantar las elecciones, no asistir a los desfiles militares y desvelarse en las noches.