En nuestro país ha sido valorado el mestizaje a través del estudio de la presencia de elementos caracterizados en la sangre de sus pobladores, concretamente del factor Diego.
Gustavo Luis Carrera
Probablemente mestizos son todos los habitantes del mundo, porque no hay «razas puras». Pero, ya se ha hecho usual hablar de los mestizos americanos, a partir del hecho histórico (relativamente reciente, comparado con la historia antigua de Asia, África y Europa) de la llegada del «blanco» europeo, y luego del «negro» africano, a un territorio donde había habitantes originarios de una etnia desconocida. Y fue muy fácil percibir que esa mezcla produciría un nuevo tipo humano: el mestizo. Entonces, todos nosotros somos mestizos. Pero, ¿cómo se integra nuestro mestizaje?
¿QUÉ ES, REALMENTE, EL MESTIZAJE? El diccionario se queda en lo elemental básico al tratar de definir el mestizaje, y lo caracteriza como el resultado de la unión de hombres y mujeres de grupos humanos que presentan cierto grado de diferenciación genética. Y al mestizo lo particulariza como: persona de padre y madre de razas diferentes. En primer lugar, lo de diferenciación genética es demasiado vago. Y lo de razas es un concepto ya superado científicamente. La verdad, en la práctica, es que los mestizos existimos. Y durante la Colonia en América, los «blancos» españoles establecieron hasta catorce tipos de mestizos, según los porcentajes que tuvieran de español, de indígena y de negro. El único que no necesitaba definición era el «blanco», que por antonomasia representaba al europeo. Así, para decirlo en lenguaje directo, el mestizo es el mezclado, el híbrido; pero, ya decíamos al comienzo que no hay pureza de sangre en ninguna parte. Aunque no debe olvidarse que el mestizaje no es sólo un hecho genético, sino igualmente cultural (sensibilidad, costumbres, patrones de pensamiento). Sin embargo, aceptamos, sin miramientos, que somos mestizos; y casi diríamos: ¡y a mucha honra! Pero, lo más importante es ir a la base del proceso integrador, y explorar cómo somos mestizos.
LA POBLACIÓN INDÍGENA VENEZOLANA. Al hablar de la venezolanidad se suele decir que en ella participa un porcentaje indígena; pero, es de interés concretar esta presencia, acercándose a lo que muestran los hechos históricos y lo que afirman los investigadores especialistas. En general, muchos nacionales desconocen la magnitud y la significación -histórica y actual- de nuestra población de origen autóctono. En Venezuela, de acuerdo a lo señalado por los especialistas en la materia, hay, por lo menos, presencia de 34 lenguas indígenas activas (14 del grupo Caribe, 9 del Arawak, 2 del Chibcha y 9 no clasificadas o aisladas). Del mismo modo, oficialmente se calcula que, en la actualidad, el 2,8% de la población nacional es indígena, es decir: alrededor de un millón de habitantes, repartida en más de 51 pueblos diferentes. La población indígena venezolana se encuentra, principalmente, en el extremo occidental (Zulia), en el Sur (Amazonas, Bolívar, Apure), y en Oriente (Delta Amacuro, Sucre, Anzoátegui, Monagas). Algunos pueblos se comparten con Colombia, Brasil y Guyana. La Amazonía venezolana, o la Orinoquia, es el área de proyección directa de los pueblos indígenas, y significa más o menos el 50% del territorio nacional. Hay que pensar en el influjo del sustrato indígena en la Venezuela del siglo XIX, cuando la población total era de 2 millones de habitantes; inclusive a comienzos de la década de los 40 en el siglo XX, cuando apenas se pasaba de los 4 millones. Todo esto, sabiendo, con toda razón, que los pueblos indígenas actúan como guardianes de la naturaleza. Y se considera que sus usos y costumbres han llevado a la conservación de alrededor de las tres cuartas partes de la biodiversidad en todo el mundo.
EL FACTOR DIEGO Y NUESTRO MESTIZAJE. En nuestro país ha sido valorado el mestizaje a través del estudio de la presencia de elementos caracterizados en la sangre de sus pobladores, concretamente del factor Diego, descubierto por el médico hematólogo norteamericano, Philip Levine, en 1953, en unas muestras de sangre que le envió, desde Venezuela, el médico pediatra Miguel Raga Mendoza. Luego se comprobó su presencia en la generalidad de las poblaciones indígenas de Suramérica. En 1976 fue creada, en Caracas, Fundacredesa, fundación dedicada al estudio de las características del crecimiento y el desarrollo de niños y adultos, bajo la dirección del médico pediatra Hernán Méndez Castellano. Sus investigaciones demostraron que el factor Diego estaba presente en la generalidad de la población venezolana, inclusive en quienes parecen «europeos» o «negros». En 2004, Sergio Arias, investigador del Laboratorio de Genética Humana del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), en entrevista de la periodista María A. Berroterán (El Nacional), ofreció resultados de indagaciones precisas: «Todos los venezolanos somos mayoritariamente indígenas, a pesar de que la apariencia no lo evidencie. Somos 50% amerindios, 40% europeos y 10% negroides». Enfatiza que aunque la población indígena actual es una minoría, sus genes se han mantenido en forma hereditaria en el conjunto de la población, por las condiciones demográficas del país hasta la segunda mitad del siglo XX: por más de 25 generaciones (alrededor de 4 siglos) las poblaciones permanecieron básicamente en los mismos lugares. Es decir que aparte de las tradiciones, ya criollizadas, los venezolanos llevamos los genes indígenas en la sangre, y como advierte el investigador, también la tendencia a ciertas enfermedades. Al respecto, indica: «Estas enfermedades genéticas son muy raras, porque son recesivas, es decir, que ambos padres deben ser portadores, para que puedan manifestarse». La conclusión viene a ser muy precisa: el mestizaje es nuestra característica, y en ello participa de manera fundamental el factor indígena.
VÁLVULA: «El descubrimiento del factor Diego como característico de los genes indígenas, propició que investigaciones consecuentes demostrasen su presencia en la generalidad de los venezolanos. Así se evidencia que nuestro mestizaje, con todo lo que esto tiene de genético y de cultural -reflejado en sensibilidad, usos, costumbres y patrones de pensamiento-, se funda en el factor indígena. De tal manera que la venezolanidad, integrando elementos «europeos» y «negroides», es creativa heredera de un fundamento esencial indígena». glcarrerad@gmail.com