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¿Elecciones, golpe o implosión? I Opinión I Humberto González Briceño

El desgaste institucional del régimen chavista es inevitable y conducirá irreversiblemente a su implosión definitiva.

Humberto González Briceño

Es una paradoja que en el momento de mayor debilidad del régimen chavista no se vislumbren vías claras para salir de él.  La economía está destrozada. Toda la infraestructura médico asistencial está destruida. Muchos servicios públicos han prácticamente desaparecido. La inmensa mayoría de los venezolanos que responsabiliza al régimen de este desastre y se define como antichavista concentra sus esfuerzos en las tareas de supervivencia diaria.

¿Cómo se puede explicar que en medio de la peor crisis política, económica e institucional que amenaza con desaparecer a la República y ante el rechazo de la mayoría de los venezolanos el régimen chavista siga en el poder?

Sin duda, buena parte de la explicación parte del reconocimiento de que Venezuela no tiene una Fuerza Armada Nacional. En su lugar lo que existe es una Fuerza Armada al servicio del Estado chavista y de la camarilla gobernante. Esta Fuerza Armada que podría reaccionar para preservar la integridad de la República sólo actúa para someter por la violencia a la población civil.

Igualmente el aparato institucional no es uno que responde a la nación venezolana. Lo que existe realmente es una oligarquía de civiles y militares que impone su voluntad en forma de ley sobre el resto de los venezolanos.

Con una Fuerza Armada y un Estado al servicio de los intereses del chavismo es imposible e improbable encontrar vías institucionales para el cambio político, por ejemplo por la vía de unas elecciones. Cualquier intento de cambio o reforma dentro de los límites de la Constitución chavista siempre se estrellarán contra el tinglado judicial, policial y militar que disfraza el abuso y el delito como actos de Estado y de gobierno.

El control total de las Fuerzas Armadas, como pilar único que sostiene al régimen, permite las purgas periódicas y recurrentes para limpiar al órgano de posibles miembros que potencialmente podrían rebelarse. Aunque nunca se puede descartar un reacomodo interno dentro de la fuerza militar que cambie la correlación de fuerzas esto luce improbable al día de hoy por el espionaje y la corrupción como factores para desalentar cualquier intento de sublevación.

Pero quizás lo que resume el fracaso para encontrar vías que nos permitan salir del régimen chavista es la ausencia de una dirección política de la oposición con un programa de lucha. Hay partidos que quieren entenderse con el régimen. Hay candidatos presidenciales que quieren seguir viviendo del negocio de reciclar promesas y fantasías electorales. Lo que no tenemos es una vanguardia que defina un camino y articule fuerzas para el cambio político.

La ausencia de esa dirección política de la verdadera oposición venezolana no significa que tenemos que ceder ante el falso dilema de participar en el fraude electoral o no hacer nada.

Hay muchas cosas que los venezolanos podemos hacer para enfrentar al régimen en la calle sin embarcarnos en luchas letales y estériles como lo han demostrado cientos de miles en los últimos meses.

El desgaste institucional del régimen chavista es inevitable y conducirá irreversiblemente a su implosión definitiva. Pero eso es algo que no sabemos cuándo ni cómo ocurrirá. Mientras tanto hay que seguir en la calle, protestando y exigiendo salarios dignos, a pesar de las manías colaboracionistas y electoreras de la falsa oposición.

 @humbertotweets 

EL AUTOR es abogado y analista político, con especialización en Negociación y Conflicto en California State University.

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