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La generación del celular I Letras Al Margen I Gustavo Luis Carrera

La «fonofilia» o dependencia extrema del celular, hace visible su dominio. Nada de extraño tiene ver una reunión donde la mitad de los participantes está hablando por el celular o revisándolo atentamente.

Gustavo Luis Carrera I LETRAS AL MARGEN            

            El tiempo determina cambios profundos en las sucesivas etapas de la civilización. Los historiadores saben esto sobradamente. Inclusive es habitual hablar de generaciones que, una tras otra, ostentan características diferenciadoras. Considerándose que una generación integral puede cubrir un medio siglo. Y las diferencias pueden ser del más diverso origen: científico, artístico, político, filosófico. De hecho, en nuestro tiempo resaltan mucho los rasgos generacionales provenientes de adelantos en el campo de la tecnología. Al fin y al cabo, vivimos en la llamada era tecnológica.

            LA GENERACIÓN DEL CELULAR. Si analizamos objetivamente los cambios, en el terreno concreto de las novedades trascendentes en el terreno de los inventos tecnológicos que se hacen imprescindibles, podemos decir que nosotros, los mayores, pertenecemos a la generación de la televisión y del internet. La televisión se inicia, en trasmisiones regulares, comerciales, entre 1940 y 1951 (cuando surge  el sistema a color); y se concreta en Venezuela en 1952, con la aparición de la Televisora Nacional. De su parte, el internet se hace público en 1968, creándose la primera red en 1983; mientras en nuestro país es comercializado por Cantv en 1995. Es decir que ahora descubrimos que hace unos setenta años hemos estado marcados por la televisión y desde hace más de cincuenta sabemos de la existencia del internet; justamente los símbolos tecnológicos de nuestra generación. Pero, de pronto aparece una gran novedad, sorprendente y  fascinante: el teléfono celular, móvil, transportable, personal, recargable. Es decir: la posibilidad de la comunicación a la mano, todo el tiempo, sin más esfuerzo que alcanzar el equipo, sin conexiones limitantes, ya que es inalámbrico. (Se denomina celular porque funciona uniendo espacios urbanos o células, con un sistema de relevo de antenas). ¿No es evidente el atractivo inigualable de esta opción comunicativa realmente íntima? De donde surge la evidencia de que la actual es la generación del celular.         

            BENEFICIOS Y RIESGOS DEL CELULAR. La tecnología digital hizo posiblela aparición del celular actual (llamado móvil en otras partes), que permite llamadas, mensajes, videojuegos, cámara, acceso a internet, En 1973 la empresa Motorola presentó, en Estados Unidos, el primer teléfono móvil, que pesaba dos kilos. Y en 1983 esta misma compañía hace la oferta comercial de celulares. Y las redes automatizadas surgen desde 1979-1981. En Venezuela comienza la telefonía móvil en 1988; con un formal desarrollo a partir de 1992. La difusión inicial del celular se va a incrementar de manera extraordinaria con el cambio del sistema analógico, con un número limitado de valores, al sistema digital, que ofrece un conjunto ilimitado de posibilidades. Y surge el llamado teléfono «inteligente», con mayor diversidad de aplicaciones y capacidades, un menor tamaño, mayor rapidez menos ruidos molestos y  diversas funciones de computación. Los beneficios son más que evidentes, como hemos señalado. Los riesgos advertidos indican el posible daño a la salud de la radiación electromagnética propia de estos equipos; el problema de la contaminación producida por los celulares desechados («basura electrónica»); la dependencia consumista que proviene de los  constantes cambios innovadores que introducen los fabricantes. Como quiera que sea, se trata, en verdad, de una nueva realidad comunicativa; fundamento de la generación del celular: el símbolo primordial de los nuevos tiempos.     

            EL PODER DE LA COSTUMBRE. Son tantas las funciones  que permite el celular -incluyendo el acceso al correo electrónico y la realización de pagos bancarios- que ya no sólo se considera un instrumento de alta utilidad, sino de absoluta necesidad. Esto significa que más que un objeto utilitario, es un aditamento de la personalidad contemporánea. Se considera que en el mundo hay más celulares que personas. En Venezuela el cálculo se eleva a más de 22 millones de celulares; y si pensamos que un 30% son «segundos» celulares (de personas que tienen más de uno), cabe suponer que más o menos el cincuenta por ciento de la población tiene y utiliza un celular. Esta proliferación se acompaña de una verdadera «fonofilia» o dependencia extrema del celular, que hace visible su dominio. Nada de extraño tiene ver una reunión donde la mitad de los participantes está hablando por el celular o revisándolo atentamente. Y ello ocurre hasta en las fiestas y los encuentros familiares. A veces es difícil sostener una conversación amistosa sin que no sea interrumpida por la intromisión impertinente del celular. Inclusive se habla de que el usuario «dependiente» de su teléfono móvil, cuando no lo tiene, o se ha descargado la batería, sufre de lo que llaman «nomofobia» (de: «no-mobile-phobia), que se manifiesta como ansiedad, e inclusive miedo. ¡Hasta ese extremo puede llegar el poder del hábito!Cualquiera puede pensar que este riesgo se da en todas las aficiones; pero en el caso del celular es más que evidente. Con efectos negativos que parecen contradictorios: lo que se supone que es un elemento vinculante entre las personas, puede convertirse en todo lo contrario: aísla, en vez de unir. (Algo semejante pasó con la televisión: unifica a los televidentes; pero cada uno por separado).  Como quiera que sea, a fin de cuentas, el celular es de una utilidad más que indiscutible. ¡Pero, para los miembros de la generación del celular es totalmente imprescindible! [Vaticinio: Después de la generación del celular, vendrá la generación de la robótica y de la holografía].    

            VÁLVULA:  «La innovaciones tecnológicas ponen un sello en sus usuarios a través de las generaciones. Así como hubo los tributarios de la televisión, que fue la gran novedad de entonces, en la actualidad nada es comparable con la atracción del celular. Es asunto de saber utilizar un elemento insuperable en cuanto a comunicación e información. Y en ello son inigualable los usuarios que pertenecen a la generación del celular».                                                                                                              glcarrerad@gmail.com

EL AUTOR es doctor en Letras y profesor titular jubilado de la Universidad Central de Venezuela, donde fue director y uno de los fundadores del Instituto de Investigaciones Literarias. Fue rector de la Universidad Nacional Abierta y desde 1998 es Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua. Entre sus distinciones como narrador, ensayista y crítico literario se destacan los premios del Concurso Anual de Cuentos de El Nacional (1963, 1968 y 1973); Premio Municipal de Prosa (1971) por La novela del petróleo en Venezuela; Premio Municipal de Narrativa (1978 y 1994) por Viaje inverso y Salomón, respectivamente; y Premio de Ensayo de la XI Bienal Literaria José Antonio Ramos Sucre (1995) por El signo secreto: para una poética de José Antonio Ramos Sucre. Nació en Cumaná, en 1933.