Todo se les ha convertido en un calvario. Cruzar el Darién es peor que la aventura del descubrimiento y conquista de América.
Jesús Antonio Petit Da Costa
1.- El asesinato de los migrantes venezolanos ocurrido en Texas, USA, es por ahora la mayor demostración de que la salida de la terrible situación que vivimos en Venezuela no es emigrar o huir al extranjero, porque está probado que ya no nos quieren por estar saturado el mundo, y sobre todo los países americanos, con casi 8 millones de venezolanos, en su mayoría trabajadores no calificados, además con hijos pequeños. Cuando los migrantes venezolanos eran pocos y muy calificados se les acogió y se les dio trabajo. Ahora son muchos e incomodan a los dueños de la casa, que son los nacionales del país adonde llegan.
2.- Como a los primeros les fue bien, ahora todos quieren irse. Pero ya no es lo mismo. Ahora les va mal, comenzando por el viaje de ida. Todo se le has convertido en un calvario. Cruzar el Darién es peor que la aventura del descubrimiento y conquista de América. Si logran cruzarlo, nadie quiere recibirlos más allá en el camino. Son indeseables. Nadie quiere que se queden en su tierra. Se los ayuda en algunos casos pero con la intención de que se vayan rápido.
3.- La emigración en masa se debe a que los venezolanos han perdido la esperanza. 23 años de tiranía acabó con ella. No esperan nada de la vida aquí. Y al mismo tiempo han perdido la fe en los que fungen de oposición cuando en verdad son colaboracionistas, pagados por Maduro para servirle de comparsa político-electoral. No ven salida para su tragedia personal, porque tanto Maduro como los colaboracionistas le han matado la esperanza de un cambio y la fe en un líder que lo personifique.
Tuvieron esperanza con Guaidó. Pero la perdieron cuando él se entregó a los colaboracionistas, cuyo interés estuvo siempre en el reparto de los reales y negocios»
Primero se fue la clase media. Ahora se van los pobres en masa. Sin fe y sin esperanza.
4.- La fe se la mataron los colaboracionistas. Se la mataron llamándolos a votar por ellos para presidente, gobernadores y alcaldes con la promesa de que todo cambiará con ellos en el poder. Y al día siguiente se entregaron sin luchar y los electos se abrazan con Maduro reconociendo que son lo mismo, sólo con un sombrero distinto. Y así todo sigue igual de malo. Y hasta peor. Sólo ellos, los colaboracionistas, mejoran de situación. Maduro les paga por su traición a los electores.
5.- Tuvieron esperanza con Guaidó. Pero la perdieron cuando él se entregó a los colaboracionistas, cuyo interés estuvo siempre en el reparto de los reales y negocios. Lo dijeron muy claro: todo se divide en cuatro partes iguales porque somos cuatro partidos. Y mientras tanto, simulaban con diálogos interminables, el último de los cuales concluyó acordando repartirse 3.500 millones de dólares que tienen retenidos los gringos.
Guaidó cayó por ingenuo o por pendejo entregándose a los colaboracionistas. Y como tal lo trataron apartándolo cuando les estorbaba para cumplir con la condición que les puso Maduro a los colaboracionistas para el reparto de los 3.500 millones de dólares.
Esto ha sido mortal para la fe y la esperanza. La migración se han convertido en hemorragia incontenible desde que el pueblo perdió la fe en Guaidó y toda esperanza en un cambio próximo.
6.- Hay que parar la hemorragia del país que representa la pérdida de millones de venezolanos que emigran.
¿Cómo? Haciéndoles ver que emigrar es huir y que huir tiene mayor riesgo que luchar y pelear. Cruzar el Darién y luego un peligro tras otro para terminar en un país donde no te quieren, te discriminan y hasta te asesinan, es mil veces peor que luchar y pelear para dar el contragolpe constitucional contra Maduro. Y convencerlos aprovechando la campaña electoral para un movimiento de masas con este fin.
En la tarea de convencerlos de no huir sino luchar y pelear tendrían un rol transcendental los maestros y profesores, que son los líderes naturales de los pobres en ciudades y pueblos.
Por su parte, los líderes de la resistencia, que son los no colaboracionistas, deben rescatar la fe en su liderazgo para que renazca con ellos la esperanza en un futuro luminoso que yo llamo la República del Bienestar.
petitdacosta@gmail.com