Un reciente episodio fue el teatro del portuguesito de la ONU, Antonio Guterres, para hacer de Guyana miembro no permanente del Consejo de Seguridad.
Julián Rivas I OPINIÓN
Somos la nación del Caribe. Si hay algo Caribe, esa es Venezuela. Pero los imperialismos, Estados Unidos, Reino Unido, Países Bajos y Francia, pretenden apoderarse hasta de la idea del Caribe. En cinco siglos los imperios europeos, incluyendo Estados Unidos, nos han pretendido expulsar del Caribe. Así tenemos una provincia, irredenta, Trinidad, y pendiente de recuperación la región del Esequibo. Jackson nos arrebató la Florida en nombre de España. Se quedó con el trofeo. Y sigue la puja.
Un reciente episodio, esta semana, fue el teatro del portuguesito de la ONU, Guterres, para hacer de Guyana miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por los próximos dos años.
Este es un caso insólito. Y lamentablemente pasa desapercibido. Cómo ya es tradición el Consejo de Seguridad cambia cada año a cinco miembros no permanentes. Los que fueron electos en esta oportunidad cumplirán presencia en el Consejo de Seguridad dos años, 2024 y 2025.
Así como el secretario general de la ONU parece salido del saco del sombrero de un mago, en similares características Guyana es miembro electo al Consejo de Seguridad. Supuestamente obtuvo 191 votos en un organismo que cuenta con 193 países con derecho a voto.
Esto huele a quemado. Porque prácticamente Venezuela, y quizás Rusia serían los que votaron en contra. ¿Y los demás que están lejos del bloque anglosajón? Guyana no tuvo adversarios. Otro asunto extraño. ¿Recuerdan que Venezuela aspiró para 2006 un puesto al Consejo de Seguridad y los gringos inventaron la candidatura de Guatemala? Unas cuentas raras. Ahora, no lo dude, Reino Unido, Estados Unidos y Canadá fraguaron este puesto para Guyana. .
¿Que la elección nos sorprendió? Bueno, entonces habrá que revisar a nuestra nómina en el exterior. Quien esté en representación en el exterior debe tener los ojos pelados.
Tenemos una provincia, irredenta, Trinidad, y pendiente de recuperación la región del Esequibo»
En todo caso, es evidente que Guyana no tiene fuerza diplomática para alzarse con una responsabilidad global vía votación en la ONU. Esos puntos se obtienen en las capitales de los miembros de la ONU y Guyana apenas tiene una quincena de embajadas. La tarea de recoger votos es de Londres, principalmente
Queda el jueguito y la tentación de dar ayuditas a Guyana. ¿En qué momento llega? Justamente cuando el caso del Esequibo se ventila en la Corte Internacional de Justicia, por interés de Guyana, pero que ineluctablemente debe llegar al Consejo de Seguridad de la ONU. En los papeles, se espera que en abril de 2024, a solicitud de Guyana y del secretario general de la ONU, haya un pronunciamiento sobre el laudo arbitral de París de 1899 por parte del tribunal de La Haya. Pero la lucha es más compleja. Guyana no tiene papeles que justifiquen control del Esequibo. Que casualidad.
La maniobra es de Reino Unido y las corporaciones globales, como Exxon Mobil.
Guyana sustituirá a Brasil. Imagine, un país de menos de un millón de habitantes, colonial y todavía dependiente de Reino Unido, y metido en una controversia territorial con Venezuela. ¿Puede este país disfraz representar a América Latina? ¿Habrán visto esto los países de la región que votaron por Guyana?
Hay cosas que llevan a pensar que hay un complot contra Venezuela en el Esequibo. Pero los títulos de Venezuela son incontestables.
Sería interesante saber qué países votaron por Guyana. ¿Que importancia tiene Guyana? Ninguna. Pero la Exxon la apoya
Los votos de Guyana, 191. Casi un chiste. ¿Tongo en la ONU?.Bueno, en todas partes se cuecen habas. En la ONU, a Calderadas. Quijotesco el asunto. Tomen nota para que vean quien mueve el muñeco
¿Que podemos sospechar? ¿Una maniobra contra Rusia? Justamente, Occidente hizo lo imposible para que Bielorrusia no entrara al Consejo de Seguridad. ¿Maniobras contra Venezuela? Obvio. Vea que la votación fue secreta. Está ONU parece la casa de Acción Democrática en sus mejores tiempos. Pero una cosa piensa el burro y otra quien lo arrea. Inglaterra, Reino Unido, se ha tomado esto por cuenta propia y en medio de su puja universal contra Rusia, el Esequibo es como su comodín.
¡No se equivoque Reino Unido y tampoco el portuguesito! Venezuela tiene cartas por jugar.
Claro que existe competencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para el arreglo pacífico de controversias.
Guyana y sus padrinos lo saben. Son muchos los escenarios que pueden perfilarse, favorables a Venezuela. Por ejemplo, ante la intervención de las transnacionales en el Esequibo, Venezuela puede demandar a Guyana e Inglaterra por violación del Acuerdo de Ginebra. Así el caso debe ser conocido por el Consejo de Seguridad de la ONU. Pero que curioso, sorpresa, Guyana será miembro no permanente del Consejo de Seguridad. Falta el cuento del Gallo Pelón.
También se puede pedir medidas cautelares, demandar medidas cautelares ante las acciones de Guyana de exploración, saqueo y explotación del Esequibo en combinación con empresas transnacionales y grandes corporaciones. Se ponen en aprietos a las corporaciones y al gobierno neocolonial guayanés.
Como vemos, hay que apretar las tuercas y agarrar a Guyana por la camisa.
Ah, pero aquí es donde hay que cerrar el capítulo de la ambivalencia y las vacilaciones. ¿Que ingleses y holandeses quieren petróleo y gas venezolano? Hay que pintarle una paloma. ¿Que Trinidad quiere gas de Paria? No señor. Esta es la misma gente que hace cinco años jugaba a la quiebra de Venezuela. Más allá, ¿que en Curazao quieren nuestro asfalto? ¿Bueno, bonito y barato? Pínteles otra paloma. Lo barato se acabó. Está gente antillana dice que es parte de otra civilización. Lo reitera el Chivo Preñao de Ralph Gonsalves. Votan por Guyana, se pronuncia Caricom a favor de Guyana y son hijos de Inglaterra. Y piden. ¿Qué más? En la tradición de investigación de la época agropecuaria venezolana se afirma que para precisar las cifras de exportación de Venezuela, o al menos tener una aproximación en los datos, era más confiable ir a los libros de los puertos de Europa que a los recaudos y datos internos. Dominaba el contrabando. Así nos han robado, se antojan de lo bueno, bonito y barato. O se lo llevan gratis. Ya está bueno. Se cansa uno.
El síndrome de Andresote: ¿Qué hacer?
Andresote era un contrabandista y agente holandés y para nuestra vergüenza nacional le pusieron su nombre a la autopista del Yaracuy.
Al comenzar el año llamé a mi amigo Clemente Cesar en Achaguas. Me respondió el hijo. Debo decirle que mi papá murió. Me entristeció esa noticia. Las malas comunicaciones me llevaron a enterarme muy tarde. Clemente fue uno de los mejores amigos que tenía en Apure. Él era oriental de conducta y vida. Clemente fue un reconocido dirigente estudiantil universitario. Esa experiencia también le sirvió para el resto de su vida. En San Fernando o en Achaguas hablábamos de todo. Sí, era buena persona, conversador, dialogaba. Analista político, de esos que ven el lado económico social, la planificación, las limitaciones, y no se quedan en las consignas. Muy joven salió de Caicara del Orinoco para estudiar agronomía en Maracay y se casó con una apureña. Terminó en Achaguas. Era ganadero y lo combinaba con fabricación de pozos, entre otras actividades, y le gustaba sembrar árboles, una de mis pasiones. A los amigos les regalo libros y a Clemente muchos, incluso dos de Jared Diamont: «Armas, gérmenes y acero» y «Colapso, por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen». Cuando Clemente se echaba palos, whisky, o estaba en un café de San Fernando o en el negocio de Patarata, el productor del famoso pan de Achaguas, y le tocaba criticar a los alcaldes y otros funcionarios apureños, decía que yo le regalé un libro, Colapso, que había que poner como condición en el Consejo Nacional Electoral para ser candidato a cualquier cargo de representación o gestión pública. Quien no lo haya leído, que carajo va a gobernar bien, argumentaba. Y en efecto, la política de alianzas es como las parejas. Son decisiones. Si escoges mal, te jodes toda la vida.
En efecto, con Clemente recorrí y supe más de los campos de Achaguas. El Yagual, Los Araguatos, Guachara y otros lugares. Entre El Yagual y Los Araguatos, a pocos kilómetros de distancia, estuvo la gloria y la tragedia de Páez. José Cornelio Muñoz lo revolcó y lo convirtió en el Rey de los Araguatos. Páez huyó por orillas del Arauca, en El Viento, actual Elorza, buscó la Nueva Granada, y tras recorrer muchos pueblos salió al Caribe. Buscó financiamiento anglo-gringo-holandés y al año invadió por Coro y terminó derrotado, preso. Se rindió en una piedra blanca en el río de Macapo.
Es curioso, los derrotados dejan armas, espadas y muchas monedas tiradas que con los años se convierten en patrimonio de los nativos. Los españoles cuando huyeron de los Castillos de Guayana dejaron muchas armas y monedas. La gente de Los Castillos escarba la tierra, las orillas del río Orinoco, y aunque sea monedas consiguen. Las venden en San Félix. Y todavía en Macapo abren huecos en el río buscando armas y morocotas de las que trajo Páez luego que los imperialistas de Estados Unidos, Holanda e Inglaterra le financiaron la invasión para tumbar el gobierno de los Monagas. Esto parece una constante en la vida de nuestro país, porque no nos hacemos respetar como nación realmente independiente.
La historiografía oficial es corta, mocha, hasta mentirosa y cobarde. Guarda silencio. Es un escaparate. José Antonio Páez, como terrateniente, fue uno de los que generó ese vicio de talar bosques, meter candela y hacer sabanas para criar ganado para vender barato a los anglo holandeses. Clemente me dio muchas pistas del llano. Datos que sumados permiten recomponer nuestra historia. Y mucha historia ha ocurrido en las «bandas» del Apure, norte y sur del río. Un mediodía, comiendo en el asadero de Pica, del lado norte del río Apure, me dijo: por aquí comienza Cople. ¡Carajo! El reverso de Santa Inés. En esas sabanas del Guárico, entre Guayabal y el río Apure hay una laguna llamada Cople, y en sus alrededores, después de la muerte de Zamora, hubo una lamentable derrota de la Federación y la rebelión se convirtió en guerrillas hasta que Páez pidió a su ayudante militar y secretario político, un cumanés, educado en Estados Unidos, Pedro José Rojas que negociara la paz con Falcón y Guzmán Blanco, el Convenio de Coche que puso fin a la guerra federal.
En su periplo neogranadino-caribeño, Páez aterrizó en Curazao. Tengamos esto siempre en cuenta. Allí se exilió y buscó plata entre banqueros y promotores del contrabando para invadir Venezuela en 1849, por la Vela de Coro. Mire, el día que se analice la historia republicana (cosa difícil porque habría que jubilar a la mayoría de los historiadores) se extraerán muchas verdades. Una, Páez fue un enfermo del poder y la plata y derramó sangre venezolana hasta niveles intolerables. Otra, que con Páez se abre toda negación al federalismo. Y curiosamente, a las élites regionales eso no les importa. Se cuadran con el caraqueñismo, con los que mandan en Caracas. Porque así como los gringos buscan entenderse con quién contesta el teléfono en las casas de gobierno, las élites locales pelan los dientes y dicen «dame mi parte”. El pueblo que siga jodido.
La verdad histórica. Esas élites son negadoras de los equilibrios del desarrollo regional. No solo porque no exigen a Caracas el auténtico equilibrio de poderes, que no son los de Montesquieu, sino el ejercicio de la autoridad y los derechos económicos que le toca a cada región como parte integrante de la República. Lo real del federalismo.
Lo más preocupante. Estas elites regionales, económico-políticas, todas, triste pero es así, medran en la economía sumergida. Y por eso Venezuela no levanta sus cuentas nacionales, por causa de un fenómeno nefasto, que es como una llaga eterna en Venezuela, el contrabando. Que tragedia es la extracción de recursos y los venezolanos debemos denunciar situaciones que son como el Sida, cuando llega el momento en que se puede vivir muchos años con la enfermedad por dentro. Un ejemplo: En Falcón ven como normal el contrabando. Una tradición. Y eso se convierte como un entendimiento tácito entre los pícaros nativos y los colonialistas holandeses. Herrera Luque en su libro sobre Piar lo escribe: ¿Cómo has adquirido toda esta riqueza? La respuesta de la esposa holandesa de Piar: como hacen todos los holandeses, con contrabando.
Que curioso. Leo lo que generalmente hace la gente: el nuevo referencial: Wikipedia. «Andrés López del Rosario o Juan Andrés López del Rosario, más conocido con el apodo de Andresote, fue un zambo cimarrón del siglo XVIII. Dirigió entre 1730 y 1732 una rebelión contra el monopolio que tenía la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas en la Provincia de Venezuela». Anjá, que bien. Pero métase más adentro y verá lo repudiable que es este Andresote, que para nuestra vergüenza nacional le pusieron su nombre a la autopista del Yaracuy. Era un contrabandista y agente holandés. Así como Europa armó a los terroristas en Siria, los holandeses armaron a Andresote. Pobres negros e izquierdistas que sacaron este nombre de los infiernos y se lo pusieron a la autopista del Yaracuy.
Un esbirro del gomecismo, el general Vincencio Pérez Soto, gobernó varios estados en Venezuela. Era una combinación de jefe militar, policía y promotor de la cultura de entonces. En Apure, dónde también gobernó, todavía resalta: le dio cierto decoro a los campos históricos de las batallas apureñas, en tiempo centenario de las luchas de independencia. Y en un momento, cosa interesante e inédita, prohibió la venta de tierras a los ingleses que andaban como locos comprando tierras y otros más locos queriendo vender para vivir como ricos en Caracas. Todavía hoy este Pérez Soto es ejemplo. Podemos reconocerlo, como hace un narrador de carreras de caballos: a este, a este, no se lo gana nadie!. Una pena.