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Cuestionamiento social: derecho inalienable I Opinión I Gustavo Luis Carrera

Cuestionar, poner en entredicho, lo oficialmente establecido, es un derecho inherente de toda persona integrada en una sociedad.

Gustavo Luis Carrera  I  LETRAS AL MARGEN

             Es tan evidente que en todo sistema político exista una oposición, que esto parece indiscutible. Pero, los gobiernos tienden a desconocer esta realidad incontrovertible y buscan artificios para declarar subversiva toda posición opositora que se manifieste públicamente. ¿Es que resulta tan difícil entender lo obvio? ¿Acaso es rebuscado pensar distinto del dictamen oficial? No. Pero, los mandatarios parecen ignorar lo ostensible. Veamos. 

        LA IRREVERENCIA. El grupo social, la colectividad tiene, por naturaleza, espíritu crítico y rebelde. Crítico ante lo improcedente o lo manifiestamente erróneo, rebelde ante las imposiciones y los desmanes restrictivos de derechos y libertades. Es la impertinencia social. Igualmente lo que denominan la resiliencia, es decir la capacidad de resistencia ante una situación determinada. Es un atributo de la democracia respetar la irreverencia y la censura propias de una oposición. Inclusive la crítica puede ser sardónica, sin llegar a denuestos y palabras de baja ralea. Allí se demuestra la índole de un gobierno: el totalitario impone un solo partido y no acepta críticas; el democrático establece la libertad de opinión y está dispuesto a dialogar. Hay una anécdota muy aleccionadora del Presidente Carlos Soublette: pasaba por la Plaza Bolívar, con su Secretario, cuando oyeron que un individuo se burlaba del gobierno y de la figura del Presidente.; a lo que el Secretario preguntó: «Presidente, ¿y no va a hacer nada?»; y éste respondió: «Lo grave no es que el pueblo se burle del Presidente, lo grave es que el Presidente se burle del pueblo». ¡Cuántos Presidentes actuales no deberían asimilar la lección de hidalguía política de este héroe de nuestra Independencia!

Siempre ha habido, hay y habrá una oposición. Gobierno que no entienda y acepte esto, o es una dictadura o es reflejo de una ignorancia supina”

        EL CUESTIONAMIENTO. La crítica conduce al rechazo. Siempre ha habido, hay y habrá una oposición. Gobierno que no entienda y acepte esto, o es una dictadura o es reflejo de una ignorancia supina. La oposición suele compactarse en partidos, siendo la existencia de estas asociaciones civiles un índice del nivel de democracia alcanzado en un país. Por eso causa una risa amarga oír que regímenes que imponen  la existencia de un solo partido, el del gobierno, se autoproclamen repúblicas, cuando son despóticas autocracias, equiparables con el personalismo monárquico. Es un asunto de definiciones: la convivencia social, el avenimiento colectivo, se funda en la aceptación de la divergencia ideológica. Sin esta opción a la multiplicidad de opiniones y sin la aceptación de las libertades esenciales de asociación (partidos) y de opinión (en los medios y en la calle), simple y llanamente no hay democracia. ¿Es el cuestionamiento de lo establecido y oficializado un derecho esencial, no una concesión graciosa de un régimen? Sin la menor duda. Es una condición ineluctable de la existencia de un estado democrático.        

        DUDA PERMANENTE. Los gobiernos tienden a un simplismo elemental: hacer creer que todo lo que hacen -o dicen hacer- es lo acertado, lo necesario. Y menosprecian el tesoro inigualable que reposa en las mentes: la duda. Todo ser humano tiene la opción de someter a su criterio lo que percibe, lo que escucha, lo que ve, en suma: lo que vive. Y allí actúa poderosamente el arte glorioso de la duda: ¿será cierto?, ¿no hay otras opciones?, ¿qué pasa con lo nombrado?, ¿no es posible actuar con más acierto y justicia?; en fin, un caudal de preguntas internas que todos nos hacemos cada día, ante hechos y sucesos, vistos u oídos. Y esa es la clave de la superación mental; someter todo al rasero cuestionador de la duda. Siempre habrá la posibilidad de un perfeccionamiento, inclusive para las más acertadas decisiones. Y el ejercicio de la duda es la mejor demostración de inteligente defensa ante los embates de la trampa política y de la demagogia, y es, por igual,  el mejor antídoto contra el fanatismo. 

        VÁLVULA: «Cuestionar, poner en entredicho, lo oficialmente establecido, es un derecho inherente de toda persona integrada en una sociedad. Esto se traduce en la conformación de una oposición, que critica y rebate lo declarado por el sistema de gobierno. ¿Es tan difícil entender esta esencia democrática? Sí, cuando se pierde el rumbo del respeto a los derechos ciudadanos esenciales».                                                                                                                                                                                                                                                                                       glcarrerad@gmail.com

EL AUTOR es doctor en Letras y profesor titular jubilado de la Universidad Central de Venezuela, donde fue director y uno de los fundadores del Instituto de Investigaciones Literarias. Fue rector de la Universidad Nacional Abierta y desde 1998 es Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua. Entre sus distinciones como narrador, ensayista y crítico literario se destacan los premios del Concurso Anual de Cuentos de El Nacional (1963, 1968 y 1973); Premio Municipal de Prosa (1971) por La novela del petróleo en Venezuela; Premio Municipal de Narrativa (1978 y 1994) por Viaje inverso y Salomón, respectivamente; y Premio de Ensayo de la XI Bienal Literaria José Antonio Ramos Sucre (1995) por El signo secreto: para una poética de José Antonio Ramos Sucre. Nació en Cumaná, en 1933.

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