Lanzó su provocador eslogan de “llegar hasta el final”, en otras palabras que ella a diferencia de sus colegas de la falsa oposición si va a ganar y a cobrar.
Humberto González Briceño
El prestigio, la popularidad y el reconocimiento que hoy disfruta María Corina Machado tienen una trayectoria. Tienen sus orígenes y desarrollo en sus posiciones firmes contra el régimen chavista y su falsa oposición. Su posición política sintetizada en la consigna “En Tiranía No Se Vota” la desmarcaba del elenco de la falsa oposición electorera y la convirtieron en un referente para el país que la distinguía como parte de una oposición radical. Radical porque denunciaba las eternas negociaciones de la falsa oposición con el chavismo y su recurrente vía electoral como salida a la crisis venezolana.
En su momento María Corina apoyó, como la mayoría de los venezolanos, la intervención militar internacional en Venezuela y la aplicación de sanciones contra el régimen chavista. Ambas opciones se desinflaron por estrictas razones de la geopolítica norteamericana, pero eso es otra discusión. También apoyó con ilusión, como muchos, la aventura del Interinato de Juan Guaidó con su promesa de establecer un gobierno fuera de Venezuela con apoyo internacional para derrocar al régimen chavista. Este intento también fracasó porque el gobierno interino degeneró en hamponato y desvió totalmente su eje.
La bancarrota moral y política del Interinato ha debido llevar a la prístina y beligerante María Corina a un deslinde frontal con ese antro de corrupción. Pero no fue así. Por razones que no están claras y menos aún se entienden ella prefirió refugiarse en declaraciones genéricas y ambiguas sin diferenciarse con nitidez de esa orgia de corrupción donde ni siquiera hay indicios que su grupo político haya recibido algún beneficio. La que sí fue clara y sin lugar a dudas fue la postura de su partido Vente Venezuela y la Fracción 16 de Julio en la Asamblea Nacional que en lugar de votar en contra de la memoria y cuenta de Juan Guaidó en su gestión del 2020 optaron en forma tímida por “salvar su voto”.
Para algunos que en algún momento estuvimos cerca de su empeño político comenzaba a percibirse un audaz intento de cruzar el pantano sin mancharse o el arte de convivir con lo más granado de la falsa oposición sin rasguñar su impecable imagen de coraje y radicalidad. Por ejemplo, la postura de María Corina Machado frente al hamponato interino de Juan Guaidó y sus escándalos de corrupción no ha sido suficientemente escrutada, porque de serlo habría que concluir que por razones estrictamente pragmáticas ella y su grupo prefirieron pasar por debajo de la mesa sin llamar la atención y sin romper con el símbolo de la degradación política en la falsa oposición.
Pero sin duda la acrobacia más audaz sería el doble salto mortal de aspirar a convertirse en candidata de la falsa oposición en su elección Primaria, sin que por ello se le asocie a la MUD, y al mismo tiempo pretender participar dentro de la legalidad chavista, pero a medias. Todo en un solo y ágil acto de prestidigitación. Por supuesto, para completar el acto María Corina tendría que hábilmente pivotar sobre sus propias posturas anteriores para lograr el giro sin que se vea el cambio. Una apuesta demasiado ambiciosa como para pasar desapercibida ante los ojos de millones.
En toda la trayectoria hay una ruptura y es el cambio de la postura “En Tiranía No Se Vota” a “Está Bien Votar En Tiranía” porque es un voto en resistencia. Entre una y otra postura no hubo transición sino un cambio abrupto que vendría a completar su empeño en convertirse en la candidata de la falsa oposición y de la MUD. Porque después de todo no se puede desconocer que quien gane esa Primaria, si efectivamente se lleva a cabo, será el candidato de la falsa oposición esto es de Acción Democrática, Voluntad Popular, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, Allup, Rosales, Borges, Capriles, etc. ¿Es a esto a lo que nos convoca María Corina cuando nos invita a votar en la Primaria? ¿Necesitaba realmente el reconocimiento de los capos de la falsa oposición para validar un liderazgo que ella construyó precisamente luchando contra ellos? La mayoría de quienes la han entrevistado últimamente son sus amigos o genuinamente les duele como una promesa se diluye ante sus propios ojos y prefieren no hacerle estas preguntas existenciales. Además porque es muy probable que ella tampoco tenga una respuesta.
Las únicas que están entusiasmadas con la Primaria y la candidatura de María Corina Machado son las clientelas de los partidos de la MUD que ya se cambiaron de franela La mayoría de los venezolanos ven con escepticismo e indiferencia toda esta farsa electoral. En un intento por persuadir a los venezolanos que hay que votar María Corina lanzó su provocador eslogan de “llegar hasta el final”, en otras palabras que ella a diferencia de sus colegas de la falsa oposición si va a ganar y a cobrar.
Pero luego de 23 años no hay nada más desacreditado que la tesis de la vía electoral, ni aunque sea la propia María Corina quien la ofrezca. Por intuición o experiencia los venezolanos perciben que el final del que habla María Corina tiene los límites que impone la realidad. Ella en ningún caso podrá ir más rápido ni llegar más lejos de lo que le permita la pseudo legalidad del régimen chavista en la cual ella voluntariamente se mueve. Sugerir lo contrario es una fantasía, intentarlo un suicidio. El único final que se puede anticipar es el de las ilusiones electorales y la manía de buscar a un líder mesiánico que ofrece milagrosamente resolver los problemas.
Quizás aún hay algo de razón en la formulación teórica de llegar hasta el final como una forma de encaminarse y emprender, sin dilaciones y con serenidad, lo que sigue después.