Los milicanos ni reciben entrenamiento militar ni tienen una dotación de armas como sí ocurre con los colectivos chavistas.
Humberto González Briceño
Es del mayor interés para los venezolanos hacerle un seguimiento permanente a lo que acontece dentro de las Fuerzas Armadas chavistas porque es precisamente gracias a este pilar que el régimen aún se mantiene en pie. Se podría pensar que siendo éste un Estado que le debe su subsistencia a la organización militar ésta y sus miembros deberían tener una situación privilegiada.
En realidad la institución militar como tal ha sido desprofesionalizada y sometida al control del régimen cubano. Algunos de sus miembros, según su posición en la pirámide militar, tendrán más o menos oportunidades de “emprendimientos” que es la nueva forma para denominar el cobro de comisiones y saqueos desde cargos públicos.
¿Cómo se podría explicar el estado miserable en que se encuentran los soldados y el deterioro material de las Fuerzas Armadas a pesar del millonario presupuesto que el régimen les asigna? Esto se puede constatar por la limitada capacidad de fuego de las FANB frente a grupos guerrilleros, paramilitares y megabandas.
Uno de los factores que parece estar afectando la operatividad de la Fuerza Armada chavista es que a la institución armada se le ha cargado el peso muerto de pagar los costos de las llamadas milicias bolivarianas. Este pseudo componente militar fue creado por Hugo Chávez para supuestamente defender la revolución bolivariana. La idea habría sido copiar el modelo de las milicias cubanas.
Sin embargo, estos milicianos ni reciben entrenamiento militar ni tienen una dotación de armas como sí ocurre con los colectivos chavistas. Por redes sociales se pueden ver videos que presentan a estos grupos en forma caótica y desorganizada desfilando con fusiles de madera quedando para un lastimoso hazmerreír.
Pero lo que se estaría enmascarando con estas milicias bolivarianas es una operación más burda coordinada por el Ministro de la Defensa Vladimir Padrino López para meter en las nóminas de su ministerio a estos supuestos milicianos que en realidad vendrían a ser los activistas pagados con que cuenta el PSUV para sus actividades.
Para justificar esta estafa ante los ojos de la oficialidad se han designado a 27 generales para que coordinen en cada una de las Zonas de Defensa Integral a estos contingentes. Es muy poca la actividad miliciana que los oficiales pueden reportar porque esa tropa está dedicada a funciones partidistas, aunque los recursos para pagarlos salgan del propio Ministerio de la Defensa.
Por muy leales que hayan sido con el régimen chavista los oficiales activos de las FANB saben que una vez pasados a retiro lo que les espera es una vida plagada de miserias, si intentan vivir exclusivamente de su pensión.
En buena medida lo que explica el abandono actual de las FANB y su incapacidad de brindar seguridad social a sus efectivos es que grandes cantidades de recursos están siendo usados para financiar activistas del PSUV en lo que significa un dramático desangre para la institución. Este es un precio demasiado alto para seguir vociferando que esta Fuerza Armada es marxista, socialista y fundamentalmente chavista.