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El chavismo no garantiza la paz en Colombia

En algún momento el gobierno de Gustavo Petro tendrá que redefinir su postura frente al gobierno de Nicolás Maduro, que parece usar su alianza con el ELN como una forma de intervenir directamente en la política colombiana

Humberto González Briceño

            Los métodos gansteriles que usa el chavismo en Venezuela para seguir en el poder constituyen un grave problema para sus aliados en la región. Y es que gobiernos como el de Lula en Brasil y Petro en Colombia quisieran seguir usufructuando los beneficios económicos de flotar en la órbita chavista pero sin el costo de ser asociados a un régimen que se roba las elecciones para continuar en el poder.

            No es por pudor político que Lula y Petro se han distanciado públicamente de las ostras del chavismo en Venezuela sino más bien por la presión interna que reciben en sus propios países de sus coaliciones políticas que no aprueban los métodos políticos del chavismo.

            Brasil ha ejercido una posición con más libertad e independencia frente al chavismo porque en realidad no tiene lazos de dependencia con el régimen venezolano y hasta va en camino a consolidar una alianza militar con Guyana que en el futuro cercano podría convertirse en un verdadero dolor de cabeza para el chavismo.

            El caso de Colombia no es igual porque además de los negocios que operan entre ambos gobiernos el régimen chavista es garante en los negocios de paz que el gobierno colombiano lleva adelante con grupos guerrilleros y en especial con el ELN.

            Esta posición es de particular importancia e influencia si se toma en cuenta que el régimen chavista mantiene al mismo tiempo alianzas operativas con grupos como el ELN a quienes trata como aliados para controlar las rutas del narcotráfico en la frontera con Colombia.

            Es esta posición de garante en las negociaciones con el ELN la que el chavismo ha hecho valer frente a Petro a la hora de exigirle moderación en cuanto a su postura frente a las elecciones del pasado 28 de julio de 2024.

            A Gustavo Petro le ha tocado que hacer una serie de maromas políticas para desmarcarse del robo de las elecciones que perpetró el chavismo el 28J, complacer a los Estados Unidos en su postura frente a Venezuela y salvar las negociaciones de paz con el ELN que están en manos del régimen chavista quien a su vez trata a la guerrilla del ELN como aliados militares.

            En las semanas posteriores al 28J cuando Petro y su Canciller exigen al chavismo mostrar las actas de las elecciones desglosadas por mesa el chavismo en la voz de operadores como Diosdado Cabello y Jorge Rodríguez no dudaron en amenazar abiertamente a Colombia con intervenir en su conflicto interno para influenciar la posición de su gobierno.

            Los enfrentamientos entre el ELN y las disidencias de las FARC ocurridos hace unas semanas en la zona del Catatumbo en Colombia no pueden verse como hechos aislados del contexto explicado anteriormente. En las luchas que libran las guerrillas del ELN y las disidencias de las FARC por el control de amplias zonas en la frontera colombo venezolana el régimen chavista no ha dudado en alinearse con el ELN lo cual ha sido decisivo para la derrota de la disidencia de las FARC y su expulsión del área.

            Aunque ambos gobiernos se proclamen de izquierda, en algún momento el gobierno de Gustavo Petro tendrá que redefinir su postura frente al gobierno de Nicolás Maduro que parece usar su alianza con el ELN como una forma de intervenir directamente en la política colombiana e influenciar su posición frente a Venezuela. 

@humbertotweets

EL AUTOR es abogado y analista político, con maestría en Negociación y Conflicto en California State University.

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