ASD convoca a la protesta frente a la usurpación y la derogación de la Constitución. Califican de ilegítimo al régimen de Nicolás Maduro: “Es una dictadura que usurpa las funciones del Estado venezolano”
La Alianza por la Soberanía y la Democracia (ASD) ha hecho público su total y absoluto rechazo a la inconstitucional e ilegítima toma de posesión presidencial del dictador Nicolás Maduro, en abierto desconocimiento al mandato de la soberanía popular expresado en los comicios presidenciales del pasado 28 de julio, en los que resultó electo Presidente Edmundo González Urrutia, motivo por el cual llaman a todos los ciudadanos a ejercer la protesta cívica y pacífica.
La Alianza por la Soberanía y la Democracia calificó de ilegítimo al régimen de Nicolás Maduro: “Es una dictadura que usurpa las funciones del Estado venezolano. Además, exhortó a los ciudadanos a ejercer el derecho a la protesta cívica y pacífica.
A partir del 10 de enero de 2025, los poderes impuestos han cesado la República. La Constitución ha sido derogada en la práctica, en sus preceptos más esenciales, y se ha consolidado, de facto, una dictadura que usurpa todas las funciones del Estado. Esto marca el inicio de una nueva fase de la situación política que no deja lugar a dudas: luchar por la restitución de la Constitución, conquistar la democracia y reconstruir la República son la tríada para cualquier estrategia democrática, para cualquier venezolano, donde se encuentre, porque es un mandato ético y moral y un compromiso histórico y necesario con la patria.
A continuación, publicamos el comunicado de ASD a la comunidad nacional e internacional:
“La toma de posesión de un candidato que perdió la elección presidencial, no solo desconoce el artículo 5° de la Constitución, sino que, además, viola el artículo 228, que establece que “se proclamará electo o electa al candidato o candidata que hubiere obtenido la mayoría de votos válidos”. No hay prueba alguna de que quien fue proclamado conquistó la victoria. Por el contrario, las actas recabadas, los votos y el pueblo, en su conciencia más plena, sabe lo que todo el mundo sabe: Edmundo González Urrutia arrasó en todos los rincones de Venezuela y, de acuerdo con el artículo 231 de la Constitución, es quien debe tomar posesión del cargo.
Ante las graves e intolerables circunstancias, el Preámbulo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela es muy claro al señalar que ésta se decreta por el pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la protección de Dios, el ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar y el heroísmo y sacrificio de nuestros antepasados aborígenes y de los precursores y forjadores de una patria libre y soberana. Por ello, invocamos:
• El mandato incuestionable de su artículo 5°, en el que se declara que la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente conforme a la Constitución y la ley e indirectamente mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Y que los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos.
• El mandato plasmado en el artículo 7° de la Constitución que declara que es la norma suprema y el fundamento del ordenamiento jurídico, ordenando que todas las personas y los órganos que ejercen el Poder Público están sujetos a esta Constitución.
• El mandato obligante del artículo 333, que establece que la Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella. En tal eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia.
Rechazamos la pretendida e inconstitucional toma de posesión efectuada el 10 de enero de 2025 y nos declaramos en lucha permanente, cívica y pacífica, tal como lo establece la Constitución, pero firme y decidida, hasta que se restituya el orden constitucional, la constatación independiente de las pruebas electorales que demuestran la victoria de Edmundo González Urrutia y su incorporación inmediata al ejercicio del cargo de Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, porque fue elegido por una indiscutible mayoría de más de 7,4 millones de venezolanos que representan más de 67 % de los votos. Son pasos imprescindibles para el restablecimiento del Estado social, de derecho y de justicia, en el país.
La naturaleza de quienes a partir del 10-E han usurpado las funciones del Estado y han decretado de facto la derogatoria constitucional –un grupo delincuencial que busca mantenerse indefinidamente en el poder por la fuerza de las balas y la muerte– obliga a labrar una amplia e indestructible unidad popular, social y política, que fragüe sin descanso la organización más amplia, variada y participativa posible, en función de rescatar la República. Es un deber de las FANB defender la Constitución ante cualquier vulneración interna o externa de la República y su territorio, así como defender a sus ciudadanos. Y es un deber ciudadano formar parte de la defensa de la nación y el restablecimiento del orden constitucional, con base en la defensa intransigente de la soberanía social y territorial. Ese deber obliga a todos los nacidos en esta tierra y a quienes la hicieron su patria, a defenderla de cualquier pretensión externa o interna que persiga o propenda a su disgregación, tal como sucede actualmente.
Ha llegado el momento en que cada ciudadano tiene que ejercer con firmeza su derecho a la protesta frente a la usurpación y la derogación de la Constitución. Debemos hacer lo que sea necesario para restituirla a partir de la defensa de sus propios preceptos republicanos. Solo una fuerte y sólida organización popular, sustentada en una acerada fuerza orgánica, diversificada, flexible, unitaria y responsable, que luche tenazmente por salvar la República, podrá restablecer la República como nación libre.
El pueblo ha dado suficientes e incuestionables muestras de valor. Incluso por encima de su propia dirección política. Por ello, convocamos a la dirigencia política, a los hombres y mujeres líderes de esta tierra, a posponer toda tarea particular, todo interés mezquino y toda pretensión individual, y abocarse a la más amplia unidad con todos los compatriotas fieles que luchan por la salvación de la República. En cada rincón del país y el mundo debemos constituir núcleos de resistencia y de defensa de la Constitución, la República, la soberanía y la democracia, y respaldar con firmeza una nueva y amplia dirección política, que tiene el reto de conducir hacia la victoria la batalla por nuestra libertad. ¡Salvemos la República, defendamos la Constitución y la soberanía!