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El bachaqueo es una amenaza para la economía

El país pierde con el contrabando de extracción. El bachaqueo del lado colombiano es agresivo. Va asociado a movimientos migratorios


Julián Rivas

Por estos días vemos que el país ha comprendido lo que significa bachaqueo y la amenaza que representa para la economía venezolana. Es un mecanismo desleal para sustraer riqueza. No es reclamo patrimonialista. Pero sin duda ese bachaqueo pretende dislocar la economía nacional. Es un asunto que implica ondas de mayor dimensión y de peligroso impacto geopolítico y monetario.

Hace buen rato que advertimos que el país pierde con el contrabando de extracción. El bachaqueo del lado colombiano es agresivo. Va asociado a movimientos migratorios.

Pero qué curioso. Esta semana el primer ministro británico, el señor Cameron, anunció que su gobierno impulsa una nueva iniciativa destinada a controlar la inmigración ilegal, que incluirá la confiscación de los sueldos de los indocumentados y la inspección de cuentas bancarias de personas sospechosas de estar en situación irregular en el Reino Unido.

Si desde Venezuela se pretende poner orden en la frontera, en San Antonio del Táchira y Ureña, por ejemplo, veremos a políticos supuestamente tachirenses reclamando libertad de circulación, derechos humanos, qué se yo. Y mire lo peligroso de esa pretensión del régimen bogotano de aludir “intervenciones humanitarias” para supuestamente “defender derechos” de colombianos en Venezuela.

Es curioso por lo demás, ver cómo se despliegan unas informaciones provenientes de Colombia y otras se soslayan. La ley del embudo, que obedece al criterio imperial.

Ideal petrolero Caprilista tiene pulmonía

La empresa petrolera Pacific Rubiales, protegida por el uribismo, con participación accionaria de los meritocráticos de PDVSA, se ha venido a pique. Está en apuros por causa de la caída de los precios, por culpa del fracking también. Los ricos también lloran. Los neoliberales también fracasan.

“Pacific Rubiales anunció que ha celebrado un acuerdo con el grupo mexicano Alfa y Harbour Energy, según el cual estas dos compañías adquirirán todas las acciones ordinarias emitidas y en circulación”, anunció “El Tiempo”.

El asunto no es tan ajeno a Venezuela. “Cuando en el 2003 el barril de crudo se cotizó en 30 dólares, José Francisco Arata, hoy presidente de Pacific, y otros exfuncionarios de PDVSA comenzaron a estudiar la geología colombiana y a adquirir los primeros campos, a través de Pacific Stratus, siendo el bloque La Creciente, una de las primeras zonas.

Luego, con un barril más caro que hacía viable aprovechar el conocimiento que tenían en crudos pesados, la jugada maestra fue la compra, en julio del 2007, al empresario Germán Efromovich, de la empresa Rubiales Holdings Limited, dueña de Meta Petroleum, que tenía un contrato de asociación con Ecopetrol en el campo Rubiales (Meta)”, agrega “El Tiempo”.

El señor Efromovich es miembro de la directiva. Esta gente como que compra con real y medio. El caso es que este Efromovich representa los intereses comerciales y militares de Israel en América Latina. El señor, dueño de Avianca también, y en general de un Holding llamado Sinergy Group, es promotor de Henrique Capriles Radonski.

No olvidemos nunca que en Colombia se montó una estructura económica aceitadita, para instalarla en Venezuela en caso de cuajar un gobierno de ultraderecha-paraco uribista con ribetes oligárquicos.

Sigamos con “El Tiempo”. “Pacific Rubiales vio en la bonanza de precios una oportunidad de comprar empresas… También comenzó a diversificarse geográficamente, en Guatemala, Brasil, Perú y Papúa Nueva Guinea”.

Los neoliberales lo que quieren es meter la mano en un gran saco petrolero. Sueñan con la Faja del Orinoco y adornan la píldora con el discursito de las aperturas petroleras “exitosas en otros lares”, que el Estado no puede tener todo el negocio de hidrocarburos. De eso siempre habla en lengua gaga José Guerra o el señor José Ignacio Moreno León, quien elogió la reforma petrolera mexicana, una privatización a troche y moche para el gusto de los neoliberales.

Sigamos con “El Tiempo”: “De forma paralela, desde junio del año pasado, el grupo mexicano Alfa comenzó a invertir en la compañía, alcanzando una participación del 18,95 por ciento, pensando en aprovechar la experiencia de Pacific en crudos pesados para apostarle a las oportunidades que da la reforma energética de su país. Sin embargo, luego de este crecimiento tan rápido, que se apalancó con un importante nivel de financiación (según Credicorp Capital bordea los 5.300 millones de dólares), y anunciar el año pasado con Ecopetrol que apagarían el proyecto piloto de recuperación secundaria Star en el campo Quifa, a la compañía la cogió la caída del petróleo sobreexpuesta en términos de deuda y en términos de una cantidad de proyectos que no están maduros y que tienen compromisos de inversión importantes”.

Como vemos, el empeño de Estados Unidos por golpear las exportaciones de Venezuela, Rusia e Irán, también pone a correr a unos servidores imperiales. Es el caso de la celebrada petrolera privada de Colombia. ¡Qué pena, tan del Country que son ellos!

Pero qué curioso. Al leer los comentarios del texto impreso sobre Pacific Rubiales, vemos que un lector señala: “Eso es negocio redondo. La mitad de los 150.000 barriles diarios que entran de contrabando diariamente los exporta como sacado de sus pozos. Eso lo saben hasta los niños en la frontera señores de ‘El Tiempo’. Rubiales saca la gasolina robada como suya”.

No tendría nada de raro, Colombia es un hinterland con una oligarquía sin escrúpulos. No tienen recursos para las pretensiones económicas que abrigan. Sobre todo en la gente de petróleo que no pudo acceder a su gran sueño, entrar en los campos petroleros de Venezuela, con golpe o con el proyecto electoral del señor Capriles.

Del otro lado están las bases militares gringas. También los carmonistas y contrabandistas bachaqueros. Debemos reforzar el sitio de cruce del Meta con el Orinoco. En el lado apureño, importante reforzar la zona sur del río Juriepe. Hay gente que vive en eso, trasegando como los bachacos.

El asunto del bachaqueo es muy serio. Hay bachacos enanos, grandes, culones, que pican. De todo. Areperos y gasolineros. Esa actividad ilegal conformó con el tiempo un circuito económico con bancos, casas de cambio y amparo político.

Pregunten por los políticos derechistas del Táchira. Parecen cucuteños.