El joven vale no por tener pocos años, no por ser veinteañero, sino por estar en el mejor período para aprender, entrenarse y adquirir conocimientos
Luis Fuenmayor Toro
Hemos sido impactados, no por lo que dijo una bella joven candidata del PSUV sobre sembrar una mata de acetaminofén, sino por la extensa discusión que en las redes y la prensa se le prestó a dicha declaración, como si de ella dependiera el futuro del país. Recibí como médico y farmacólogo varias llamadas para que aclarara el asunto, lo cual hice en forma muy breve. El acetaminofén, analgésico y antipirético de uso común, es un derivado de la anilina y producto metabólico de compuestos que ya no se utilizan en terapéutica como la fenacetina y la acetanilida. Es un fármaco de síntesis química, que se utilizó por primera vez hace 122 años, por lo que no es producto de la siembra de ninguna planta.
Por otra parte, la mata de acetaminofén existe y se la conoce como “boldo” en Paraguay y Brasil, donde se utiliza la infusión de sus hojas para dolencias diversas, como ocurre prácticamente con muchas infusiones, que son presentadas como panaceas terapéuticas del conocimiento popular y ancestral, algo que emociona mucho a los llamados “bolivarianos”, quienes aspiran la derrota final del conocimiento científico ante los saberes populares. La planta en cuestión contiene “ascaridol”, sustancia muy tóxica y peligrosa, por lo que no aconsejaría el uso de esta infusión, pues sus supuestos beneficios no son tales y puede generar, si se bebe en grandes cantidades, efectos tóxicos serios.
Pero quiero dedicar mi atención a aspectos más importantes que el escándalo ante la supuesta ignorancia de la joven candidata. Ella da esa opinión como respuesta a la escasez existente, situación que es responsabilidad del Gobierno que ella representará en la Asamblea. Es claro que ha sido entrenada en la defensa de la gestión gubernamental y en la tesis de que el pueblo derrotará la “guerra económica imperial y oligarca”, por lo que ante la escasez de fármaco tan necesario propone la necesidad de su siembra y, para no pensar mal de una persona muy joven, diría que se quiso referir a su producción nacional. Uslar Pietri habló de “sembrar el petróleo” y nadie pensó que se refería a ponerlo en tierra fértil, abonarlo y regarlo para tener una matica de barriles del crudo.
No estoy diciendo que esta joven es una Uslar Pietri actual, ni siquiera que lo será, pues en realidad nunca sabremos si lo hubiera sido de haberse permitido que continuara su educación y formación, en lugar de arrancarla precozmente de su inconclusa etapa ilustrativa, para darle responsabilidades que exceden con mucho su preparación y conocimientos actuales, además de hacerla participar en un ambiente negativo para la conformación de valores éticos y morales, dentro de un partido de vividores y corruptos. Sin estar en capacidad todavía de razonar cuestiones de cierta complejidad, aprenderá y se entrenará en el día a día de trampas, zancadillas, demagogia, clientelismo, engaños, violencia, arbitrariedades y otras tropelías, que lamentablemente es nuestra política.
Y lo anterior nos lleva a lo último que deseaba analizar. Ser joven no es una credencial en sí mismo. Es simplemente una etapa biológica y social de la vida por la cual pasan todos los seres vivos, entre ellos los humanos. El PSUV y el Gobierno consideran que la juventud es una credencial de mérito para ser candidato a la Asamblea Nacional o desempeñar puestos ministeriales. Los jóvenes en general están en una etapa de construcción de su ser social, de su ser biológico, de su personalidad; en un período de instrucción, de aprendizaje de conocimientos científicos, humanísticos y sociales; del inicio del proceso de comprensión de la sociedad, de economía y de la política, nacional e internacional; del estudio histórico de nuestra nación, de Latinoamérica y del mundo. Es un período crítico como experiencia en su vida.
El joven vale no por tener pocos años, no por ser veinteañero, sino por estar en el mejor período para aprender, entrenarse y adquirir conocimientos; por las aptitudes que le permitirán obtener habilidades y destrezas. Evitar su maduración es un crimen contra la persona de que se trate y un fraude a su familia y a la nación venezolana. La juventud como tal puede ser una condición vital para los deportistas, cuya actividad es principalmente muscular y de carácter reflejo; para ser bombero, policía, soldado, por la misma razón, pero no para actividades intelectuales donde el estudio, la formación y la experiencia, que requieren una dedicación de muchos años, son determinantes. Busquen la edad promedio de los miembros del Comité Central del Partido Comunista de China y se darán perfecta cuenta de qué estoy hablando.
Ni la edad, ni el sexo, ni la raza, ni el credo religioso, constituyen en sí mismos virtudes particulares para ser diputado, ministro o para ingresar a la universidad. Es sólo demagogia de la más baja plantearlo de esa manera. La joven Rona del Valle podrá tener muchas potencialidades, pero éstas sólo se desarrollarán con el estudio y la dedicación a las labores propias de quien se está formando. Ella a lo mejor no lo entiende, precisamente por su juventud. Lo lastimoso es el aprovechamiento que hace un gobierno y un partido sin escrúpulos de jóvenes venezolanos en la edad perfecta para seguir estudios de muy alto nivel. Cuando se queman etapas indispensables de formación se obtiene exactamente lo que tenemos: un gobierno fracasado, que desperdició una oportunidad histórica única y que lleva a los venezolanos a un futuro incierto pero sin duda de mayores limitaciones y miserias.
Algunos amigos se molestarán por los conceptos emitidos en este artículo, pero no escribo para los fanáticos ciegos, incapaces de razonar y que responden tratando de aplastar lo que no les gusta, no entienden o no pueden contestar. Escribo para quienes oyen, ven, gustan y sienten; para quienes son capaces de razonar y utilizan sus vísceras abdominales en las funciones que les son propias.