Para el presidente de Idefv cada vez que Venezuela tiene problemas en el orden político, económico y social ocurren depredaciones de su territorio
Andreína García Reina
El general en retiro Oswaldo Sujú Raffo está al frente del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (Idefv) desde el año 2000. Mientras estuvo activo comandó la división de Selva y tuvo bajo su responsabilidad los estados Delta Amacuro, Bolívar y Amazonas, allí conoció de primera mano las pretensiones territoriales de los países vecinos.
A su juicio, si Venezuela estuviera ahora en las mejores condiciones para un arbitraje estaría bien, pero “no lo estamos porque no tenemos una economía sólida, tenemos una crisis económica y social y seguimos (como hace un siglo) sin la unidad nacional necesaria para poder enfrentar el problema”.
“El Esequibo es tuyo, es mío, es de todos y, como la patria, hay que defenderlo”, dice. “El problema con Guyana es un problema de Venezuela, eso nos obliga a verlo como un problema de Venezuela y no de ideología ni de interés políticos o grupales”, destaca Sujú Raffo mientras señala que el caso del Esequibo es “un caso patente de cómo se irrespeta a un Estado, a una nación por el solo hecho de estar desvalido, en comparación con otros países más poderosos”.
¿En 1595 hasta dónde llegaba la Provincia de Guayana?
Llegaba al río Orinoco, río Meta, a las estribaciones de la Cordillera de Los Andes, al río Amazonas y al Océano Atlántico. Eso fue antes de que llegara la avanzada de los portugueses.
¿Puede hablar sobre la Capitanía General de Venezuela de 1777?
Alguien dijo en estos días que Trinidad no era de Venezuela. En 1777 sí era de Venezuela, lo que pasa es que la Gran Bretaña, que era el poder en esa época, nos quitó en 1779 Trinidad y como era una isla con poca población fue quedando en manos de ellos hasta que España en 1803, no tengo la fecha exacta, la pasó a Gran Bretaña, pero eso sí era parte de la Capitanía General de Venezuela. Era una provincia, la llamaban la provincia solitaria. Con el tiempo ese mapa sufrió porque se aprovecharon muchas circunstancias. Hasta el día de hoy se ha perdido más de la quinta parte del territorio.
El Esequibo inglés no es la Guayana Esequiba
Sobre el territorio Esequibo, Sujú Raffo hace una importante salvedad. “En 1814 Inglaterra le compra a Holanda sus tres establecimientos. Mucha gente se confunde y dice que Inglaterra compró el Esequibo en esa fecha. Eso es mentira. Al oeste del río Esequibo es la Guayana Esequiba, en aquella época era España. Ahora es Venezuela. De ese río hacia el este, estaban los establecimientos de Holanda. El establecimiento que los ingleses compraron que se llama Esequibo estaba entre el río Esequibo y el río Demerara, del río Demerara al río Berbice, quedaba el establecimiento Demerara y de ese río al Corenrtín quedaba el Berbice”.
Luego cuenta que en 1803 Inglaterra, que ya era potencia, invadió esos territorios y algunos habitantes cruzaron el río Esequibo hacia el oeste y ocuparon 4000 kilómetros. “En plena Guerra Civil nuestra y en plena Guerra de Independencia, cuando Boves estaba acabando con la República, es cuando Inglaterra le compra a Holanda sus establecimientos. Lo ingleses querían expandirse y pagaron 3 millones de libras esterlinas”, puntualiza. “Hay incluso un documento de 1839 hecho en Londres, que habla de las colonias británicas en esa época y las enumera: Demerara, Esequibo, Berbice, Honduras y las Islas Malvinas. No tenían más nada”, sostiene.
Inglaterra era la primera potencia del mundo, “tenía la flota militar más poderosa del mundo, la flota comercial más poderosa”. En esa flota comercial, dice, “sacaban entre 50% y 60% de los productos latinoamericanos. En la quinta parte de la tierra civilizada estaba la bandera de Gran Bretaña y los bancos de la Gran Bretaña financiaban el 70% de la Revolución Industrial”.
Es en ese contexto que Sujú Raffo ubica históricamente la aparición del primer mapa de Shomburgk, un geógrafo prusiano que fue contratado por la corona británica. “Ese primer mapa, que solo tenía 4000 kilómetros más allá del río que les vendieron los holandeses, lo esconden”. Más adelante el general retirado cuenta que Shomburgk convence a los ingleses de las riquezas de esa tierra, les habla del Orinoco como la llave de América del Sur, el Danubio de América, y es ascendido a Lord y enviado nuevamente a hacer otro mapa, “que esta vez tiene 141.000 kilómetros. A Shomburgk se le va la mano y pone postes cerca de Punta de Barima con insignias de la reina”.
La fiebre del oro no tiene límites
Los ingleses desde hacía mucho tiempo habían reconocido el territorio de la Capitanía General de Venezuela, asegura el presidente del Idefv. “En 1779 el Generalísimo Francisco de Miranda, imprimió y publicó en Londres el mapa Cruz de Cano y Olmedilla, el mejor cartógrafo español del momento, con patrocinio del gobierno británico, donde el río Esequibo era nuestro límite al este”.
Sigue su relato histórico con otro hito importante. “En una oportunidad el Barón Humboldt se dio cuenta de que arriba de los Montes Urales habían muchos yacimientos de oro y dedujo que esos montes tendrían la misma formación geológica del macizo de aquí del Brasil, el Mato Grosso, y que por circunstancias análogas, el Mato Grosso tendría las mismas características morfológicas de la Guayana nuestra. Esa fue una de las primeras cosas que fueron tomando en cuenta. Los ingleses en esa época no daban puntada sin dedal. Sabían todo lo que estaban haciendo”, dice.
“A partir del primer mapa de Shomburgk todo lo que sale de esos 4000 kilómetros son invasiones”, sopesa Sujú Raffo y asegura que la posterior explotación de oro del Yuruari despertó muchas ambiciones. “Se combina entonces la riqueza del Yuruari con la situación política de Venezuela. Hay que decir que aquí se aprovechó la situación política de Venezuela para hacer depredaciones territoriales sustentadas por títulos jurídicos desde 1595”, denuncia.
“Desgraciadamente cada vez que Venezuela tiene problemas en el orden político, económico, en el orden social pasan depredaciones del territorio”, reflexiona, tras contar que para 1850 Venezuela firma con Inglaterra un acuerdo de status quo, en el que se acuerda que los ingleses no avanzarían más. “Inglaterra desconoce la firma, y en 1895 ya estaban llegando a Upata, hasta que el general Domingo Sifontes tomó presos a los ocupantes de la estación de policía que instalaron al sur del Cuyuní”.
Sujú Raffo continúa la historia con la actuación de Joaquín Crespo. “El presidente los libera y le quita el cargo a Sifontes. Para ese momento, ya Inglaterra había roto relaciones con Venezuela y amenaza con la fuerza militar y es en ese momento que Venezuela solicita a Washington su intervención”.
“El presidente estadounidense Cleveland intercede porque decide aplicar la doctrina Monroe, porque ninguna potencia ocupará los territorios de América”, cuenta.
¿Por las pretensiones imperialistas de Estados Unidos?
No, no creo que haya sido ese el espíritu de la doctrina. Eso es lo que han dicho algunos. El espíritu es que América debía haber salido del coloniaje. Las cosas a veces las tergiversan. Entonces EEUU decide ayudar a Venezuela, pero hablamos de una época en la que los imperios comienzan a abrirse. Hubo un acuerdo con el secretario de Estado Richard Onley para hablar del arbitraje que iba a resolver el problema. La base del acuerdo para el tratado de Washington de 1897 es muy sencilla: demostrar quién tiene los documentos jurídicos, históricos y legales de su territorio. Los que tenía Venezuela y los que tenía Holanda en el momento en el que le vende los tres asentamientos a Inglaterra. Lógicamente Inglaterra no aceptó. No tenía cómo demostrarlo. Nosotros tenemos 304 años para demostrar que el Esequibo lo heredamos de España. Inglaterra, que era potencia, pone las condiciones. Venezuela no tenía opción porque estaba amenazada por la fuerza. El tratado de Washington por el solo hecho de ser presionado por Inglaterra para que no estuviera un juez venezolano, ya eso lo hace írrito a la luz del derecho internacional. Nombran las comisiones, nombran dos jueces por Inglaterra, dos por EEUU y uno ruso que había sido criado en Inglaterra y estaba a favor de ellos. Allí surge toda una serie de componendas.
¿Qué tipo de componendas?
El premier inglés le dice a Cleveland, que ya estaba dejando la presidencia: “la sangre que nos une a nosotros es más espesa que el agua que nos separa”. Llega el nuevo presidente y se apega a esa premisa porque ya estaba entre las ambiciones de EEUU su expansión imperial. Ahí se habló del apoyo inglés para el Canal de Panamá, donde EEUU tenía un gran interés. También se habló sobre el apoyo inglés en Samoa, donde EEUU también se quería meter y el caso de Canadá. Eso privó para que se hiciera un robo descarado del territorio venezolano. De Washington fueron a París, y ya tenían lo que iban a hacer. Venezuela desde ese mismo momento no aceptó el Laudo y en 1903 puso su queja en La Haya. Después se atravesaron la I y la II Guerra Mundial y se hizo cuesta arriba mantener un pleito internacional en esas circunstancias.
Más adelante uno de los abogados, Mallet Prevost, que representó a Venezuela hizo un memorándum póstumo de todo lo que había ocurrido. Después de que los archivos de Londres se abrieron en la década de 1950 y que Venezuela encontrara todos los documentos que probaban lo que ocurrió en 1897, se pudo armar un argumento contra Gran Bretaña. Lo que muchos no saben es que Venezuela realmente comienza su reclamación del Esequibo en 1841, cuando unos venezolanos, que hacían un recorrido en un vapor, vieron una bandera británica en unos postes que habían puesto los ingleses tras el segundo mapa de Shomburgk.
¿Cómo Venezuela permite que otro país le represente en una disputa arbitral?
Venezuela era un país sin recursos, pequeño, inmerso entre guerras intestinas. ¿Sabe qué ocurría mientras se firmaba el Laudo de París? Andrade le estaba corriendo a Cipriano Castro. Veníamos del trauma de 1891, del tratado de Madrid. Las circunstancias siempre se repiten y eso es lo que a mí me preocupa. Tenemos un problema económico, uno social, uno político y las ambiciones de los que nos rodean. Los venezolanos hemos sido muy generosos y tenemos que entender algún día que no existe la amistad entre dos estados, sino juegos de intereses.
¿Cómo se gesta el Acuerdo de Ginebra?
Pérez Jiménez fue el primero que se movió. En una conferencia interamericana que hubo en Caracas reclamó que Venezuela había sido víctima de una depredación territorial y que el territorio debía ser resarcido. En la información que se extrajo de Londres estaban los documentos oficiales y los documentos personales. Entre ellos los de Onley. Allí se conoció que Onley coaccionó a Venezuela para que aceptara el Tratado de Washington. Hay también una carta personal en la que uno de los jueces asegura que era una farsa y que le quitaron a Venezuela un territorio enorme.
Hay que darle a Betancourt la visión de que con lo que tenía en sus manos podía existir la posibilidad de recuperar el territorio Esequibo. Hay que reconocer también el trabajo del canciller Marcos Falcón Briceño, que tuvo una excelente actuación. Fue tanto lo que llevó a Inglaterra que los ingleses le dieron la razón y accedieron a revisar la documentación, pero al año siguiente se negaron. El gobierno de Betancourt y el de Leoni siguieron el mismo afán, pero entre 1961 y el 1970, la subversión comunista en Venezuela perturbó el trabajo que se estaba haciendo con respecto al Esequibo.
¿Por qué lo perturbó? ¿Por la guerrilla?
La intención de abocarse Venezuela al Esequibo fue distraída por el problema que teníamos en casa. Cómo será que a Cuba la sacaron de la OEA por lo que hizo aquí. Sin embargo, Leoni enfrentó la situación y una de las cosas que hizo fue el decreto 1152, que cerraba la boca del Delta del Orinoco, con una línea de la boca del río Esequibo hasta Punta Araguapiche.
¿Y el consulado de Morajuana que abrió Pérez Jiménez?
El que dijo eso tiene que entender muy bien lo que es un consulado y lo que es una embajada. Un consulado es la representación del Ministerio de Relaciones Exteriores de un país en otro país para resolver los problemas de los conciudadanos, no tienen ningún tipo de autoridad sobre el territorio. Es una oficina de auxilio de un país en otro país. No tiene las connotaciones de una embajada. Si fuera una embajada yo diría que sí fue una torta. Lo que pasa es que hay cosas que hay que saber interpretar. Eso tiene una connotación geopolítica. Cuando firmamos el Acuerdo de Ginebra se firmó para evitar una confrontación que se veía venir y más con el problema interno que teníamos. En 1964 Leoni reclama a Inglaterra que estaban dando concesiones en el territorio Esequibo.
¿Cuál cree que sea la vía para recuperar el territorio?
Hay gente que piensa que es una lástima que en esa época no se pidió la nulidad del tratado de Washington. Yo pienso que eso hay que hacerlo, pero no ahorita. Más adelante cuando estén las condiciones dadas, en otras circunstancias políticas, con un equipo de primer orden. Si nosotros demostramos que el tratado de Washington es nulo, írrito, el Laudo de París es nulo y su demarcación también. Pero eso más adelante, si fracasa lo que se está haciendo ahora. Si eso fracasa, Venezuela tiene que prepararse para la impugnación del tratado de Washington de 1897.
¿Cuál fue el error del Acuerdo de Ginebra?
Si alguien hubiera dicho que si no se llega a un acuerdo, ninguna de las dos partes podrá hacer exploraciones o explotaciones en este territorio, nada de esto hubiera pasado. Cuatro años duraron las comisiones mixtas y no llevaron a ninguna parte. El mayor error que se ha cometido en los últimos años es poner la integración latinoamericana y regional por encima de defensa territorial. Eso no puede ser. En Europa están integrados pero respetan sus límites territoriales. Aquí se ha malinterpretado eso con darle todo a nuestros vecinos. ¿Cuánto no ha dado Venezuela a Guyana? Incluso desde antes del Acuerdo de Ginebra. Siempre mantuvimos ese criterio de integración regional y Venezuela le dio de todo a Guyana. Primero apoyamos su independencia, luego su ingreso a la OEA, pese a sus problemas limítrofes, además se les dio apoyo para el desarrollo de infraestructura sanitaria, carreteras y posteriormente PetroCaribe le da petróleo al 1% de interés a 20 años y le compramos el arroz que siembran en nuestro territorio a precios superiores al mercado internacional.
¿Qué opina de la posición de Guyana y las declaraciones del presidente David Granger?
Ellos creen que nosotros somos pendejos y están en la posición recalcitrante en la que están. ¿Cómo el presidente Granger va a decir esas cosas? ¿Cómo va a decir eso si se les ha permitido que usufructúen un territorio que no es suyo sino nuestro? ¿Cuántas personas saben que pescadores nuestros han sido asesinados en altamar cerca de las islas de Guyana? Que sus barcos los han dejado presos, que les han quitado sus pescas. ¿Sabe el presidente Granger cómo se llegó al acuerdo de Ginebra? ¿Cómo usted presidente Granger va a decir que están en derecho cuando sabe muy bien que el tratado de Washington fue nulo e írrito porque viola todas las normas del derecho internacional? Hay testigos y documentos. ¿Cómo va a decir eso si nosotros le hemos dado la mano? Hasta le pusimos una línea aérea. Los hemos ayudado, los hemos respaldado ¿No será al revés? Que ellos son una carga para nosotros. ¿Ustedes han visto algún comunicado de los países vecinos y hermanos de Venezuela a favor de nosotros en la disputa con Guyana? Yo no lo he visto.
¿Qué opina de la posición de Maduro y el decreto que derogó?
Yo veo el decreto 1787 como la continuación del decreto 1152 de 1968, del presidente Leoni, lo que pasa es que se hizo muy tarde. Debió hacerse cuando la Conferencia del Mar habla del mar territorial, de la zona contigua y de la zona económica exclusiva. No sé quién puso las coordenadas T, U, V vigentes hasta el 8 de junio, no las entiendo porque no están sobre las líneas anteriormente trazadas.
¿Qué implicaciones tiene que hayan derogado ese decreto a solo un mes?
En términos militares, orden y contra orden es desorden. Da a entender que fue improvisado.
¿Qué opina sobre el decreto 1859?
Veo un retroceso, un recule. No hay más nada. El decreto 1787 tenía una guías para definir las Zonas Marítimas de Defensa Integral, el de ahora creo que no. Eso es como decir “tanto nadar para morir en la orilla”. ¿Crees que un presidente pueda decir públicamente que firmó un decreto sin consultar al TSJ? La Habilitante es para los asuntos internos, no para que se metan en otras partes. El asunto de presionar para que la ONU intervenga nos sacaría del ámbito bilateral y podríamos tener que pasar por un arbitraje. Se podría aplicar el artículo 33 de la carta de la ONU para impulsar el arbitraje.
La revuelta del Rupununi
En 1969 ocurrió la revuelta del Rupununi. Un grupo de granjeros amerindios que se sentían sometidos y excluidos por el gobierno de Guyana, que siempre fue inamistoso y cruel con sus etnias, se alzaron, relata Sujú Raffo. “Allí hay problemas étnicos muy severos. Cómo será que esa gente quería ser venezolana porque no aguantaban la presión de ellos. Allá los dominantes son los hindúes y negroides”, añade.
Odeen Ishmael, ex embajador de Guyana en Venezuela, dice que Venezuela financió esa revuelta
Eso es falso. A esos amerindios se les prestó auxilio y se les llevó a Ciudad Bolívar. Allí muchos de ellos se quedaron viviendo, pero quedaron con el sabor amargo de que Venezuela no los apoyó.
“Están en peligro nuestras etnias”
“Guyana apenas tiene 40.000 kilómetros cuadrados y están explotando en espacios que no les corresponden, que reclaman Venezuela y Surinam, además de forma desastrosa. Una empresa brasileña, con la anuencia de Guyana, quiere hacer una represa para construir una hidroeléctrica inundando 3.000 kilómetros cuadrados donde están nuestras etnias indígenas. Han construido carreteras, quieren hacer un puerto de aguas profundas. A los chinos les dieron 960.000 hectáreas de bosques vírgenes para explotar una madera de excelente calidad, pero para eso necesitan anegar ese espacio y destruir el hábitat de nuestros indígenas. Hay un grupo de 17.000 indígenas que viven allí y si les cortas los bosques y les inundas su ambiente los dejas sin nada. Además está la explotación ilegal de oro con cianuro y mercurio. No hay nadie que les meta la mano a los indígenas”.