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Golpe al embajador

Fue como un soldado nombrado por un general que terminó siendo removido de su cargo por un teniente coronel


Jesús Silva R.

Un revolucionario sin padrino y sin jalar mecate es seleccionado para cumplir funciones públicas importantes y permanece en el cargo. Muchos dirán que ver algo así en esta época es como la película “el extraño caso de Benjamin Button”.

Pero yo conozco al Button venezolano. “Ese hombre es en sí mismo su propia casa”, así me lo definió un amigo común, respetable caballero libanés que ha prestado valiosa colaboración internacionalista a los dos últimos Presidentes de Venezuela.

Es un afrodescendiente más criollo que la arepa y lleva en la cara el castigo de la vida obrera, es decir, la mueca adolorida de tanto pasar trabajo buscando el socialismo. Aunque su rostro no sea amable y sus modales no sean encantadores, ese camarada es un revolucionario honesto hasta que se pruebe lo contrario.

Ver su foto con Hugo Chávez (antes de ser presidente) y otras gestas me recuerdan que ha pasado toda la vida del lado de la clase trabajadora y no de clases que chupan privilegios del capital o del Estado.

En mis círculos de amistades políticas, individuos con edades para ser mi padre o hasta abuelo (yo tengo 35 años) surgió el comentario envenenado: “Ese negro echón se puso en la buena, lo nombraron embajador. Ahora quién lo aguanta”.

Yo, a diferencia del comentario de la mayoría, no sentí que mi afro camarada fuera beneficiario de ningún regalo o privilegio gubernamental sino que más lo habían metido en tremendo problema.

Mi camarada licenciado era apto para el cargo como buen conocedor del tema internacional y sobre todo asuntos del medio oriente. Sin embargo la ausencia de respaldo político sólido dentro del celoso entorno burocrático era como una cadena de esclavitud europea atada a su pescuezo africano. Igualmente, el hecho de no ser carismático en su trato social parecía atentar contra su posibilidad de “conquistar corazones” y sobrevivir en el nuevo cargo sino más bien podía propiciar que lo derrocaran. Triste pero así funciona la burocracia tradicional que no ha muerto.

A pocas semanas de su designación se produjo el derrocamiento de nuestro soldado. Yo deseaba estar equivocado. Yo no quería que lo tumbaran porque él representaba el símbolo del “chavista outsider” o sea, un chavista sin enchufe que es tomado en cuenta y lo llaman para colaborar.

Pero el burocratismo y otros males del imperecedero Estado burgués volvieron a triunfar. Fue como un soldado nombrado por un general que terminó siendo removido de su cargo por un teniente coronel. En algo estamos de acuerdo el libanés, el ex embajador y este humilde abogado del pueblo, ninguna bofetada burocrática nos apartará de las luchas revolucionarias por el socialismo en Venezuela y más allá. Del chavismo no nos saca nadie.

Nos hirieron a uno de los nuestros pero seguiremos trabajamos desde nuestras trincheras por la victoria socialista en las elecciones parlamentarias de este año. Una vez logrado ese objetivo (o incluso si la derecha gana la Asamblea Nacional) continuaremos planteando rectificaciones revolucionarias y presentando propuestas a favor del socialismo.

Ahora bien, para concluir con este dramático accidente burocrático, dije a mis amigos: Si eso le hicieron a tan humilde revolucionario, no quiero pensar qué acto de degradación (moral, mediática, administrativa o política) cometerían los infiltrados si alguna vez los principales chavistas críticos de Venezuela aceptaran ocupar un cargo.

Quizás por eso vivimos en transición al socialismo y no en el socialismo todavía. Sueño con una revolución sin racismo ni prejuicios, donde la crítica constructiva no produzca castigo y donde la adulancia no reciba tantos premios. Un régimen donde el talento y el mérito sean valorados y no sean vistos como amenazas que pretenden opacar a un liderazgo.

Larga vida a mi exembajador. Tal vez por esto este insignificante chavista de a pie, Jesús Silva, prefiere no ocupar ningún cargo excepto el de militante revolucionario; a veces abogado constitucionalista. Por cierto: “Patriotas cooperantes” me informan que ciertos “camaradas” encargados de canales televisión no quieren verme más en pantalla porque mi constitucionalismo les genera úlcera. “Misterio de la ciencia”.

http://jesusmanuelsilva.blogspot.com