Existen posibilidades de que, si se logra crear un lubricante a partir de esta sustancia, quienes tengan el virus puedan sostener relaciones sexuales sin preservativo y sin correr el riesgo de infectar a alguien
Génesis Betancourt.- El miércoles 30 de abril del año en curso, Barry O’Keefe y otros científicos del Instituto Nacional del Cáncer, dieron a conocer las proteínas cnidarinas y sus propiedades como posibles opciones para detener el avance del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y, por tanto del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).
Presentaron el hallazgo ante 14.000 científicos asistentes a la reunión anual de Biología Experimental, en San Diego (california).
Los expertos, tras el descubrimiento de las mencionadas proteínas, las purificaron y las pusieron en actividad contra cepas de VIH producidas en el laboratorio. El resultado fue que la proteína, en palabras de O’Keefe, es «asombrosamente potente» para evitar que ocurra la primera fase de transmisión del virus, que es la penetración del virus en la célula T, perteneciente al sistema inmunológico.
Además, las cnidarinas se enlazan con el virus e impiden que se fusione con la membrana de la célula T. Esto no había ocurrido con otras proteínas, por lo que los científicos asumen que las cnidarinas actúan de una manera única y diferente. Incluso existe una posibilidad de que no varíe el efecto de la proteína aunque se utilicen medicamentos para atacar el VIH.
El planteamiento de los científicos es que el próximo paso es generar más proteínas cnidarinas para probar los posibles efectos secundarios y la actitud de la sustancia frente a otros virus o síndromes.