La incomprensión de la realidad entre algunos burócratas lamentablemente se pega. Aquí se confunde liberalismo con obligación revolucionaria
Julián Rivas
Estas navidades han llegado en el marco de la guerra económica. Eso ha recrudecido. Pero por estos días muchos se siguen preguntando por qué se perdieron las elecciones del 6D. No comprenden el lado político de la guerra económica, los efectos colaterales del malestar que genera la escasez y el acaparamiento. Sí, existe desconocimiento de la realidad entre muchos de la élite que se considera legataria del proceso bolivariano.
La incomprensión de la realidad entre algunos burócratas lamentablemente se pega. Aquí se confunde liberalismo con obligación revolucionaria. Por estos días vimos en televisión a una señora integrante del Parlamento Comunal, y afirmó que entre los principales objetivos de ese proscenio deliberante está el matrimonio de igualdad de género. Caramba, no atina esa señora. Uno, que respeta cualquier postura en la vida, se disculpa ante esta señora que no entiende que este país va al caos si no hay democracia real, democracia directa, revolucionaria, con fundamento económico, y soberanía política, independencia nacional.
Venezuela es el pueblo mayoritario, las grandes mayorías populares. El sello de independencia que nos dieron los libertadores hace dos siglos sigue vigente. Venezuela no es para el grupo Polar ni el sionismo israelí, ni los gringos, ni la oligarquía colombiana, como pretenden los derechistas que creen haber triunfado el 6D.
Por supuesto que también hay que desechar a los falsos rojos, esos pequeño-burgueses, los derrotados históricos que se resisten a dar paso a una democracia revolucionaria.
Ya hemos dicho que el neocolonialismo de Capriles es ostensible. Quiere desarmar a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Miente para cumplir la tarea otanista. Esa es la amenaza anglosionista. Capriles y la MUD cumplen instrucciones de sus amos del Norte. No podrán. Hay que derrotarlos. La independencia es vital hoy.
Hay una relación entre plutocracia y guerra. El imperialismo trabaja todos los días. El control militar de los estados emergentes, o al menos neutralizarlos, frenarlos, es objetivo de las burguesías anglosionistas agrupadas en el ejercito más agresivo, la Otan. Eso está a la orden del día.
La Venezuela Bolivariana es país realmente independiente y debe dotarse de lo más avanzado de la técnica militar para construir una nación de poder popular que sea refractaria a las amenazas externas. La defensa es un derecho nuestro, como país soberano, de extraordinaria ubicación geopolítica, y con inconmensurables riquezas energéticas pretendidas desde el Norte. Ese es reto nacional para el siglo XXI.
La respuesta, ante la austeridad, es que ahora produzcamos más equipo militar en Venezuela. Hay que formar muchachos para ese salto científico tecnológico. Tenemos metales y otros componentes necesarios. Y la vieja tecnología soviética es buena, superior a la anglosionista. La guerra en Siria ha puesto en evidencia que hasta el viejo tanque ZSU 23-4 Shilka, barato, muy barato, es una maravilla. Todavía lo producen en Bielorrusia. Nosotros podemos empezar por ahí para tener un tanque para tierra y objetivos antiaéreos.
Desarrollemos esa industria militar. Olviden a Capriles. Ese Capriles es como los patos carreteros. No tiene carne y es de mal sabor. Agente extranjero, otanista, lo mismito que la MUD. Que sigan así los opositores, manifestando sus intenciones. Carlos Croes, dale más prensa. Mire, a sujetos como Capriles no se le ve buen futuro en la patria de Bolívar.
Pero hay un dicho popular: “El perro late distinto cuando está acompañado que cuando está solo”. Capriles se siente apoyado por sus amos en Washington, Londres, Berlín, Madrid y Tel Aviv. El 30 de octubre declaró a la prensa, “El Universal”: “Lo que hoy gastan en Sukhoi (los aviones rusos) la nueva Asamblea Nacional lo invertirá en obras”. Antes, el 17 de septiembre, dijo desde una escuela con el nombre de Mandela en Valles del Tuy: ¿Qué es mas importante: construir escuelas o comprar armamento? También por esos días, desde la escuela Reverón de Petare, Capriles sostuvo que “el gobierno prefiere comprar aviones (Sukhoi) que alimentos”.
Esto es serio. Capriles es anglosionista, neocalvinista y fondomonetarista.
Notas rameras
Obvio que Venezuela necesita educar al pueblo. Pero para la emancipación. Hay que superar la fase de instrucción, debemos cultivar al pueblo para la emancipación. Para que no vengan tunantes como Capriles, demagogos como Henry Ramos. Este de muchacho era un pijo adeco que andaba en la Universidad de Carabobo en un Mercedes Benz empotrado con los libros de Domingo Alberto Rangel. Llegó a viejo con lecturas izquierdistas para las alfombras y propuestas fascistas para las masas.
¿Qué hacer? Primero que todo, desplazar a los falsos rojos. Los que aprendieron rapidito cómo se hace la acumulación originaria. Son los discípulos del viejo Miquilena. Un amigo revolucionario coincide en que esas elecciones del 6D no debieron realizarse en el marco de la guerra económica, pero los mercenarios electorales querían cosechar una plata en las elecciones.
Hay que avanzar, impulsando la lucha revolucionaria. Todo en pro del pueblo es válido. Revolución sin cortapisas. Revolución ante lo complejo y lo sencillo. Si sembrar cereales es caro y lento, que ante la emergencia se siembren millones de palos de yuca, leguminosas, multiplicar las batatas, la acuicultura. Que se cumplan nuevas metas de producción de acero y aluminio. Con vigilancia revolucionaria. Y que siga el Sukhoi, y los S-300.
¿Vamos a seguir perdiendo el tiempo con Herman Escarrá? Además, ese sujeto no es de gratis, no tiene nada revolucionario. Sus ideas son liberales, fúnebres pero perfumadas. Hay que romper con eso y hacer la revolución socio-económica.
Raro todo esto. Un sujeto zuliano, opositor pro colombiano, ¿para político?, emite un rabioso regionalismo, contrabando de federalismo, pero sale diputado por Caracas. Extraño fenómeno: Los particularismos de género, étnicos o de religión, tan difundidos en el país son del capitalismo post industrial, aquí lo venden como ideas revolucionarias. Eso es confuso, es liberalismo desgastado. Igual la vieja idea del partido de elites aristocratizante. Por eso AD quiere salir de la tumba. Levanta ese muerto, Henry Ramos. Despégalo y entiérralo por segunda vez. Prepara el exorcismo. ¡AD es chicharra que se disecó en palo seco!