La MUD y su mayoría en la Asamblea Nacional sienten que tienen la fuerza para sacar a Maduro. Pero la realidad política indica otra cosa
Humberto González Briceño
I. Dispersión. Hay división en la MUD. Diferentes factores políticos y liderazgos tienen maneras distintas de abordar la salida de Maduro. Las diferencias están determinadas no solo por aspectos jurídicos y políticos sino también de oportunidad. La aplicación de uno u otro método crearía un cuadro político con ventajas y desventajas para quienes intentan llenar el vacío después de Maduro. La llamada “hoja de ruta” enumera los mecanismos que la MUD intentará activar para impulsar un cambio de gobierno inmediato: Referéndum Revocatorio, Enmienda, y Renuncia. Esta hoja de ruta es débil y confusa. Dispersará las energías de la oposición en el peor momento.
II. Alianzas. La MUD y su mayoría en la Asamblea Nacional sienten que tienen la fuerza para sacar a Maduro. Pero la realidad política indica otra cosa. Es una ligereza grave subestimar el poder institucional y la fuerza electoral que aun conserva el chavismo oficialista. Frente a este la oposición debería plantearse una política de alianzas con sectores chavistas disidentes que también proponen el cambio político. La MUD debe articular una gran frente nacional que vaya más allá de los partidos opositores e involucre a otras fuerzas sociales y políticas en la lucha para acelerar un cambio de gobierno. La MUD por sí sola tiene menos posibilidades de derrotar al gobierno que si fuese parte de un gran movimiento nacional.
III. ¿Colombiano? En política a veces vale más la claridad que la cantidad. La MUD luce confusa en su estrategia para sacar a Maduro y en su empeño lanzo 3-4 opciones apuntando en varias direcciones. En medio de los ruidos un venezolano tuvo la claridad de proponerle a la MUD otra opción para salir de Maduro. Más aguda, contundente y expedita. Enrique Aristeguieta Gramcko, quien fuese miembro de la Junta Patriótica de 1957, le propuso a la MUD que la Asamblea Nacional determine la nacionalidad del Presidente de la República Nicolás Maduro. Si se determina, como todo parece indicarlo, que Maduro es colombiano, procedería su inhabilitación como Presidente de la Republica y la activación inmediata de los mecanismos constitucionales para su sustitución. Esta opción, a diferencia de las planteadas por la MUD, podría lograr importantes realineamientos de miembros del TSJ, Alto Mando Militar e incluso del alto gobierno.
IV. #Tumeremo. De no ser por el empeño de los medios de comunicación independientes y las redes sociales la masacre de Tumeremo habría quedado enterrada. Al igual que han quedado enterradas muchas otras masacres que vienen ocurriendo en la zona en los últimos años. La zona minera de Guayana está controlada por las FFAA. Su responsabilidad en esta y otras masacres está determinada por la omisión en el cumplimento de su deber y por el involucramiento de logias militares aliadas con las mafias del oro. La figura de la “minería artesanal” le ha permitido a estas mafias de civiles y militares crear un poderoso imperio capaz de cometer la peor de las masacres y esconderse en la impunidad.
V. Demora. Maximilian Arveláez es uno de esos funcionarios venezolanos que ha vivido muy poco en Venezuela. Se dice que es un operador eficiente y capaz. Arveláez es quien ha manejado las relaciones Venezuela-EEUU en esta etapa de aguda confrontación. La lealtad de Arveláez hacia Maduro y la “Revolución” es impecable. Pero Arveláez no quiere regresar a Venezuela. La renovación de las sanciones de EEUU a los altos funcionarios venezolanos llevó al gobierno a anunciar el retiro de su encargado de negocios. Se nos ha dicho que esto ha sido un duro golpe para Arveláez quien pacientemente esperaba su confirmación como embajador ante los EEUU. Arveláez está tratando de convencer a Maduro que su presencia en los EEUU es necesaria para proteger los intereses de Venezuela. Aunque sus órdenes son de regresar Arveláez estaría dispuesto a quedarse en USA como asesor venezolano sin inmunidad diplomática.