La lucidez del poeta se da en la circunstancia de que lo simbólico y lo real, en mutuo diálogo, se buscan desesperadamente
Gustavo Luis Carrera
Desde los tiempos más remotos la poesía, por su valor nemotécnico, sirvió de medio difusor de ideas y de aforismos. En el teatro clásico fue el instrumento identificador de un valor literario. En los refranes y dichos populares el verso, o al menos la rima, es forma dominante por las mismas razones anteriores: es grata al oído y ayuda a la memoria. Otra cosa es la poesía filosófica. Sobre todo la que aúna el pensamiento a la vividura.
ARMANDO ROJAS GUARDIA. Hijo de Pablo Rojas Guardia, destacado poeta, de notable calidad, de la generación del 28 y del grupo de la revista Viernes. ¿Hasta dónde actúa en Armando Rojas Guardia esta nutritio genética? El hecho cierto es que ha desarrollado una extensa obra poética, densa y depurada, que sobresale por una esencia filosófica, inusual en los últimos tiempos. En efecto, si fuera necesario caracterizar su corpus poético, no podría omitirse lo que la personaliza: una bien tramada arquitectura significante. Con respecto a su obra poética, ampliamente conocida en los medios literarios, la aparición de “Los tejidos de Armando Rojas Guardia” (Caracas, 2015) viene a diversificar intensamente sus vías de aproximación valorativa. Obra de los compiladores Jonatan Alzuru Aponte, Álvaro Márquez Fernández y Pausides Reyes, recoge una amplia diversidad de ensayos y apuntes analíticos de estudiosos y críticos; así como un conmovedor y emblemático texto del propio poeta. La publicación es otro pulcro envío de bid & co. editor, que es un punto de referencia editorial entre intelectuales y escritores.
POESÍA GNÓMICA. La poesía gnómica originalmente se ajustó más a un conjunto de máximas, hiladas en verso. Posteriormente, por extensión, se denominó como tal la poesía de trasunto reflexivo y filosófico. ¿Es poesía gnómica la de Armando Rojas Guardia? En el libro que nos ocupa, Adalber Salas Hernández señala que la lucidez del poeta se da en la circunstancia de que lo simbólico y lo real, en mutuo diálogo, se buscan desesperadamente; y ello en la claridad de que «no puede haber poética sin ética, y por ende sin política». Mientras Luisa Helena Calcaño se refiere a «la producción lírica y reflexiva de Rojas Guardia imantada por cuatro polos de interés: la búsqueda y aspiración a la relación con lo Superior, los conflictos de la psique y de la psicoterapia, el amor homosexual y la encarnación, podría llamarse heroica, de la coherencia ética como ciudadano y como intelectual». Señalamientos que encuentran puerta de entrada en la presentación que hacen los compiladores. En tanto Fernando Rodríguez devela, con original acierto, una de las vías para acceder a la poesía de nuestro autor: en el ámbito de la filosofía, Rojas Guardia realiza la transgresión de establecer su camino en la reflexión filosófica; con lo cual se abre, no ya al postmodernismo, sino a la reivindicación del ser ecléctico y dialógico. Ecléctico, porque no se adscribe a una corriente determinada, sino a la conjunción critica de la diversidad. Dialógico, porque está en ejercicio permanente del debate del curso de las ideas.
VÁLVULA: “La poesía gnómica, así como la poesía sapiencial, son rótulos que pueden arropar la poesía de reflexión y de indagación sobre sí mismo y la inserción entre los otros. ¿No está el cuestionamiento de esa soledad íngrima o compartida en la esencia poética de Armando Rojas Guardia?”.