No existe en este momento un liderazgo político y social, que sea percibido por la sociedad venezolana como una alternativa a los líderes existentes
Luis Fuenmayor Toro
Independientemente de las políticas que lleven adelante el cogollo de la MUD y la macolla del Gobierno, dirigidas en lo fundamental a presentarse como las únicas posibilidades existentes para dirigir el país, existen otros grupos políticos en el espectro venezolano, los cuales son casi totalmente invisibles a los electores del país, quienes sin embargo han llegado a la conclusión que ni el chavecismo gobernante, ni los que se presentan como sus opositores “a muerte”, deben continuar decidiendo el futuro de nuestra nación. Así, a pesar que el 80 por ciento de los venezolanos quieren que Maduro se vaya y que lo haga ya, y esa opción se las ha presentado demagógicamente la MUD, la gente es clara en su repudio al gobierno actual, pero sin alinearse automáticamente con quienes se presentan como la única alternativa.
Todas las encuestas son consistentes en que cerca de la mitad de los venezolanos en edad de votar se autocalifican de no alineados ni con el PSUV-Polo Patriótico ni con la MUD, mientras la otra mitad aparece dividida entre éstos, aunque favoreciendo en la actualidad en unos 10 puntos porcentuales a la Mesa en sus simpatías. Uno de los inconvenientes, para que esa mitad de electores no alineados se pronuncie, es la inexistencia de partidos y movimientos, que estén en capacidad de llegarles con mensajes lo suficientemente claros y precisos, como para cautivarlos. Adicionalmente, no existe en este momento un liderazgo político y social, que sea percibido por la sociedad venezolana como una alternativa a los líderes existentes. Ni se conoce un mensaje alentador ni a quienes lo llevarán a la práctica.
Esta es una gran diferencia con la Venezuela de finales del siglo pasado, donde, además del derrumbe de los partidos políticos y de sus conductores tradicionales, había emergido un nuevo liderazgo con un mensaje distinto a lo hasta ese momento tradicional, así como una promesa de cambio que daba esperanzas a la población de poder salir del fango donde nos encontrábamos. Irene Sáez, la reina de belleza eficiente como alcaldesa en Chacao; Salas Römer, gobernador luego de derrotar y desplazar a Acción Democrática, que era vista como invencible en Carabobo, construyendo su propia fuerza, bolivariana para más señas; y Hugo Chávez Frías, el hombre del “por ahora”, capaz de reclutar la mayor parte del descontento existente entonces con quienes, luego de 40 años de gobiernos, dejaban un país en ruinas.
Fue más eficiente Chávez en el proceso de destrucción republicana que lo que fueron los adecos y copeyanos. Mientras éstos tardaron 40 años en cumplirla y sólo recibieron unos 400 mil millones de dólares, por el incremento de los precios internacionales del petróleo, los “revolucionarios” actuales la hicieron en 17 años luego de recibir 1,3 millones de millones (billones) de dólares, de nuevo por un aumento gigantesco de los precios internacionales del crudo. En ninguno de los dos casos hubo cambios en el modelo económico rentista, ni en el existente capitalismo de Estado, con baja generación de ciencias y tecnología, sin empleo formal calificado, estable y bien remunerado, con índices educativos muy atrasados y venezolanos viviendo en aglomeraciones urbanas que difícilmente puedan llamarse ciudades.
Ante los escenarios dantescos que afloran de las políticas gubernamentales, que nos presenta futuros violentos de enfrentamientos fratricidas o de intervenciones extranjeras, de dónde saldríamos muy disminuidos como república soberana e independiente, se hace necesario conformar una unidad de quienes nos oponemos a ese trágico destino, sin importar ideologizaciones baratas ni diferencias politiqueras, sino teniendo como meta la recuperación de la patria a través del trabajo productivo intenso y creativo, la igualdad política de todos los venezolanos, la elevación drástica del nivel educativo de la población, el cese de la división existente y la administración eficiente y limpia de los recursos del pueblo.
Cualquier salida que se le quiera dar a la crisis actual, pasa por la obtención de una participación de la población muy superior a la habida todos estos años. Para ello hay que enfrentar decididamente los planes gubernamentales y de la MUD, instrumentados por el CNE con un reglamento que impide la existencia de los partidos políticos, al colocar condiciones incumplibles para su legalización o creación, lo que condena al país a sólo tener al PSUV y a la MUD. Pero, para que todos estos partidos puedan participar realmente en los escenarios políticos y gubernamental, se hace necesaria la inclusión de la proporcionalidad electoral en la ley orgánica respectiva (LOPRE), pues de lo contrario continuará la situación actual, donde todo se lo reparten entre el PSUV y la MUD, como lo han visto los venezolanos todos estos años.
Organizaciones como De Frente con Venezuela, Movimiento al Socialismo, Bandera Roja, Vanguardia Popular, OPINA, Partido Laborista, Alternativa Uno, Marea Socialista, Redes, PCV, Partido Socialismo y Libertad, PPT, Voluntad Popular, Alianza Bravo Pueblo, La Causa R, Podemos, Nuvipa y muchos otros, deben estar interesados en lograr su legalización como partidos y poder obtener una representación electoral proporcional a los votos recibidos, lo que les daría independencia en su actuación política, sin tener que rendirle pleitesías a nadie para obtener un diputado o un concejal.
Llamamos a todos los partidos, grupos y movimientos pequeños, a actuar en forma conjunta para que la Asamblea Nacional legisle rápidamente sobre los dos aspectos mencionados. La presión debe hacerse sobre el Ejecutivo también, para que apoye esta iniciativa que trata de eliminar las inconstitucionalidades de las leyes electorales actuales.