Si realmente se dan las negociaciones entre el Gobierno y la oposición, que sean transparentes
EDE
No hay necesidad de un show mediático, ni de perder tiempo, porque la gente lo está pasando mal. Mientras en la calle las colas para conseguir alimentos son enormes y los lamentos de los enfermos son sonoros y dolorosos, en la mesa de diálogo entre el Gobierno y la oposición, que se puede instalar en los próximos días, tienen que abordarse estos y otros temas vitales sin espacios para cinismos, ni para espectáculos de tercera. El diálogo debe ser transparente y no debe convertirse en un pacto entre cúpulas; ya en el pasado experiencias similares han dejado resultados poco favorables para el grueso de la sociedad. No puede haber borrón y cuenta nueva, pero tampoco persecución. Es momento de que la alta política entre en escena. La importancia del diálogo está en que es un mecanismo para resolver diferencias, para tender puentes, pero que con imposiciones y con agendas ocultas pierde toda sus virtudes. Si finalmente se realizan las conversaciones entre las dos partes en disputa, debe ser entendiendo que el país entero pasa por un momento difícil; no se puede dejar de un lado a la gente y medidas inmediatas deben surgir de las negociaciones. El intento anterior, que tuvo a República Dominicana como escenario, deja una lección clara: ningún acercamiento que se haga de espaldas a los venezolanos podrá tener éxito. Una vez aprendida la lección, que las reglas sean claras y las soluciones favorables para la mayoría, que es la que padece la peor crisis de la historia.