El diálogo fue concebido como una estrategia mediática del régimen para licuar la iniciativa del revocatorio
Humberto González Briceño
I.- TRANSICIÓN. En su condición de presidente nominal de la República de Venezuela, Nicolás Maduro aún tiene poder para tomar ciertas decisiones. Una de ellas es la transición política en su Gobierno, si el pueblo le revoca su mandato. Maduro está haciendo todo lo posible para evitar el revocatorio este año y concentrar todo el poder político y militar para evitar ser desplazado. Pero estos esfuerzos no parecen ser suficientes para detener su destitución este o el próximo año. En este contexto hay que leer la designación del general Vladimir Padrino López como nuevo superministro. De esta manera Maduro se le adelanta a Diosdado Cabello y Tareck El Aissami quienes ya tienen planes para el chavismo después de Maduro. Padrino López no solo estaría a un paso de convertirse en presidente de la República, sino también en el encargado de salvar al régimen con miras al 2018.
II.- FACCIONES. El Presidente ahora tiene que cuidarse más de civiles y militares de su propio Gobierno que comienzan a hacer cálculos sobre la base de su eventual destitución. Todo esto ha paralizado prácticamente al Ejecutivo que ahora se ve en la necesidad de llamar a Padrino López para que ponga disciplina en las propias bandas chavistas que cohabitan en el régimen. La misión de Padrino López, como él mismo lo dijo, será la de poner orden y disciplina en un Gobierno donde cada quien hace lo que le da la gana y muchos roban en nombre de la revolución.
III.- MISIÓN ZAPATERO. Con más cinismo que audacia Rodríguez Zapatero sigue jugando como operador internacional del régimen venezolano. En esta nueva visita a Venezuela, el expresidente español desarrolla una hábil campaña de intriga para tratar de dividir a la oposición y lograr legitimar algún pedazo que se siente a hablar con el Gobierno. Sus declaraciones asegurando que Henry Ramos “es esencial” para el diálogo coinciden con la campaña de Maduro en presentar al Presidente de la AN como “el único vocero válido de la oposición.” También dejó caer Rodríguez Zapatero la perla que su presencia en Venezuela fue por invitación del opositor Timoteo Zambrano. Ambas afirmaciones con el velado propósito de sembrar cizaña en la oposición y tratar de presentar como legítimo un diálogo que no existe.
IV.- DIÁLOGO. La diversidad de intereses hace prácticamente imposible que el diálogo que propone el Gobierno pueda prosperar. La condición fundamental que propone la oposición para el diálogo que es la convocatoria a un referéndum revocatorio este año es negada de plano por el Ejecutivo. A esto se suma la total desconfianza al grupo de mediadores abiertamente parcializados con los intereses del Gobierno. El diálogo fue concebido como una estrategia mediática del régimen para licuar la iniciativa del revocatorio. Nunca hubo interés genuino en conversar para lograr un acuerdo nacional. El diálogo falso tiene sus días contados.
V.- NEGACIÓN. Parte de la estrategia del régimen es negar a todo trance la gravedad de la crisis social y humanitaria que vive Venezuela. El Gobierno asume que aceptar la ayuda humanitaria que se le ha ofrecido sería admitir su derrota. Es cierto. Pero el precio que se ha impuesto el Gobierno para justificar su propia necedad es demasiado alto. Miles de personas están muriendo por falta de medicinas y millones no tienen cómo hacer una comida al día. Todo es el resultado de una política torpe y una conducta mezquina que trata sin éxito de ocultar la realidad. La negación comenzó como una estrategia política, lo grave es que hoy muchos funcionarios y dirigentes oficialistas se crean su propia mentira.