La cultura de paz, de acuerdo con las Naciones Unidas, supone ante todo un esfuerzo generalizado para modificar mentalidades y actitudes
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«Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz». Preámbulo de la Constitución de la Unesco
Cada 21 de septiembre se celebra anualmente en todo el mundo el Día Internacional de la Paz. La Asamblea General declaró esa fecha para consagrar el fortalecimiento de los ideales de paz, tanto entre todas las naciones y todos los pueblos como entre los miembros de cada uno de ellos.
El propósito fundamental es impedir la formación de una cultura de violencia. La meta, en efecto, es esencialmente opuesta, es promover la construcción de una cultura de paz.
¿Y qué significa una cultura de paz? ¿Cómo se convierte ese concepto en una realidad? ¿Cómo pueden contribuir los ciudadanos al logro de esa meta? En otras palabras, ¿cómo se transforman las ideas en políticas públicas y actos individuales que modifiquen la vida en todas sus facetas?
La cultura de paz, de acuerdo con las Naciones Unidas, supone ante todo un esfuerzo generalizado para modificar mentalidades y actitudes. Significa prevenir los conflictos que puedan engendrar violencia y restaurar la paz y la confianza en poblaciones que han vivido en guerra o muy cerca de ella.
En realidad, la cultura de paz trasciende los límites de los conflictos armados para hacerse extensiva en todos los espacios posibles: las escuelas y los lugares de trabajo del mundo entero, los parlamentos y las salas de prensa, las familias y los lugares de recreación.
La idea es penetrar en cada uno de esos escenarios con el propósito de promover valores, actitudes, comportamientos y estilos de vida.
De esa manera se rechaza la violencia y se evitan los conflictos porque se establece el diálogo y la negociación entre los individuos, los grupos y los estados como la única forma de relación entre los seres humanos.
La paz también persigue eliminar todas las manifestaciones de racismo, xenofobia, marginación, discriminación e intolerancia.
Fortalecer la educación para la democracia, la responsabilidad cívica, el pensamiento crítico, la tolerancia y la solución no violenta de los conflictos
Sensibilizar acerca de los derechos humanos en la teoría y la práctica, concienciar a los alumnos sobre sus propios derechos y responsabilidades, comprendidos los de los demás, son pasos esenciales en la construcción de esa paz anhelada.
Ban Ki Moon, secretario general de las Naciones Unidas, recordó recientemente que una verdadera cultura de paz refleja el respeto a la vida, al ser humano y a su dignidad, y pone en primer plano los derechos humanos y la adhesión a los principios de libertad, justicia, solidaridad y tolerancia, así como la comprensión entre los pueblos, los colectivos y las personas.
El movimiento por la cultura de paz se consagró en la Declaración y Plan de Acción para una Cultura de Paz, aprobado unánimemente por la Asamblea General de Naciones Unidas el 13 de septiembre de 1999.
También quedó establecido en el Decenio Internacional para una Cultura de Paz que se extendió desde el año 2001 hasta el 2010, período durante el cual se instó a individuos, grupos, asociaciones, comunidades educativas, empresas e instituciones, a llevar a su actividad cotidiana el compromiso de: respetar todas las vidas, rechazar la violencia, liberar la generosidad, escuchar para comprenderse, preservar el planeta y reinventar la solidaridad.
El compromiso hoy en día es mantener acciones, a todos los niveles, desde la familia hasta la sociedad civil, que permitan: la educación para la paz, los derechos humanos y la democracia, la tolerancia y la comprensión mutua nacional e internacional. La lucha contra toda forma de discriminación.
La promoción de los principios y las prácticas democráticas en todos los ámbitos de la sociedad.
La erradicación de la pobreza y la búsqueda de un desarrollo sostenible que beneficie a todos y que proporcione a cada persona un marco de vida digno, promoviendo la justa distribución de la riqueza, el libre flujo informativo y los conocimientos compartidos.
La movilización de la sociedad civil con el fin de forjar en los jóvenes el deseo ferviente de buscar nuevas formas de convivencia basadas en la conciliación, la generosidad y la tolerancia.
Actualmente, diferentes líderes de la sociedad civil en el mundo, como lo es el profesor Carlos Villán Duran, trabajan en el desarrollo de la Paz desde la óptica jurídica y reconocen la paz como un Derecho Humano.
Para este año, adicionalmente, el tema elegido para el Día Internacional de la Paz es: “Los Objetivos de Desarrollo Sostenible: elementos constitutivos de la paz”.
Los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas aprobaron por unanimidad los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible en una cumbre histórica de líderes mundiales celebrada en Nueva York en septiembre de 2015.
La nueva y ambiciosa Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible pide a todos los países que empiecen a trabajar para lograr esos objetivos en los próximos 15 años. Su finalidad es eliminar la pobreza, proteger el planeta y garantizar la prosperidad para todas las personas.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible son para lograr la paz en nuestros tiempos, puesto que el desarrollo y la paz son elementos interdependientes que se refuerzan mutuamente.
«Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible son nuestra visión compartida de la humanidad y un contrato social entre los líderes del mundo y las personas”, declaró el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon. “Constituyen una lista de acciones en favor de las personas y el planeta y un proyecto para alcanzar el éxito.»
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