“Cualquier esfuerzo que permita que esta bomba de tiempo no nos estalle en la cara, es un esfuerzo que hay que auspiciar”, dice el presidente de la Comisión de Desarrollo Social de la AN
Gabriela González
Miguel Pizarro es uno de los pocos jóvenes del movimiento estudiantil de 2007 que se ha mantenido en el mundo político desde entonces. Aunque desde bancadas opuestas, compartió con fallecido diputado Robert Serra la responsabilidad de ser uno de los diputados más jóvenes de la Asamblea Nacional en el período legislativo 2010-2015. El 6D fue electo para un segundo período en el parlamento venezolano, esta vez con la misión de presidir la Comisión de Desarrollo Social.
Pese a que se denomina ideológicamente de izquierda es militante de un partido de centro, Primero Justicia. Reconocido por su cercanía, sus tatuajes, piercings y su pasado en la escena punk caraqueña, está seguro de que la oposición, encarnada en la Mesa de la Unidad (MUD), superará “con creces” la meta del 20% de cada estado, a pesar de “lo que dicen los profetas de la aritmética sobre las máquinas”.
A su juicio, la salida de Maduro es solo el comienzo de los grandes cambios en los que hay que trabajar, incluso señala la importancia de mejorar la manera en que se hace política en el país: “El político no puede ser una clase en sí mismo porque termina defendiendo sus intereses de clase”.
“Tenemos meses discutiendo un nuevo sistema económico de cara a un proceso de cambio”
A su juicio, ¿cómo puede hacer la MUD para cuidar no convertirse en lo que critica? Sobre todo, en las críticas desde la dirigencia opositora hacia la disidencia.
Empiezo por lo más reciente, que fue el acto del lunes 26 donde confluyeron todas las formas y tipos de oposición existentes. Desde los más vanguardistas hasta los mas conservadores.
La herramienta más importante es la palabra y la verdad, que nadie la tiene. El liderazgo más legítimo es el que persuade y no el que impone. Ser mayoría nos da tres obligaciones: prohibido ser intolerantes, prohibido ser soberbio y prohibido ser patanes.
¿Cree que esas premisas se están cumpliendo?
Con sus matices, claro. Pero hay una línea clara de que hay que cambiar y cambiar no solo al que esta gobernando sino a cómo entendemos las relaciones de poder y cómo nos relacionamos los políticos con la sociedad.
Creo que con los aciertos y desaciertos y, a pesar de las turbulencias y matices, hay una visión clara de hacia dónde se va. Y tenemos una responsabilidad de entender que, aunque se es mayoría, el mandado no está hecho. Salir de Maduro es solo una parte de lo que hay que hacer. Después, el gran reto es cómo cambiamos nuestra cultura política para evitar que haya otro Maduro en la historia.
Más allá de si esta de acuerdo o no con la postura de Timoteo Zambrano (UNT), ¿cree que fue la mejor manera de manejar la situación?
Creo que en ese caso hubo una decisión correcta de cara a los esfuerzos internacionales que se hacen. Aquí hablo como parte de la Unidad y creo que debe haber coherencia, sobre todo con quienes internacionalmente están presionando para que este proceso de revocatorio llegue a feliz término. La decisión correcta de ampliar el esquema de cómo se manejaba e incluir a todos los secretarios internacionales y que se discuta entre todos era necesario. Tuvo más matices y bemoles por las interpretaciones de lo que se dijo que por lo que efectivamente se dijo. Allí te das cuanta que en la política no es nada más lo que dices sino cómo lo dices y dónde lo dices.
«La política tiene que dejar de ser el oficio de un héroe solitario»
La política tiene que dejar de ser el oficio de un héroe solitario. Tenemos que entender que cuando cada uno habla, lo hace en nombre de una fuerza política y que lo que decimos tiene consecuencias y responsabilidades. Sí, todos tenemos nuestra conciencia, nuestra postura individual, pero también están las limitantes donde todos, disciplinadamente, tenemos que empujar en la misma dirección.
Lo que no es posible hoy es que en medio de esta crisis, nosotros demos discusiones internas que nos pongan en espacios distintos cuando el adversario está en frente.
¿Cuál es su lectura sobre lo dicho por el gobernador Francisco Ameliach de que participar en el 20% era votar por Diosdado Cabello como presidente?
No sé si es una forma pública de aceptar que Diosdado es quien tiene los peores números en el oficialismo. Tiene varias lecturas terribles. Mas allá de eso, el mensaje de ellos en los últimos días tiene tres cosas claras. Uno, todos saben quién es el menos popular de ellos y por eso lo usan como el coco para intentar desmovilizar y asustar. Dos, todos parten del principio de que el revocatorio es una pelea absolutamente perdida por lo que deben evitarlo; y tercero, nadie habla en favor de Maduro. Ninguno usa el discurso en defensa de él, sino lo utilizan para la descalificación del otro y eso habla mucho.
¿Cómo explicarle a sus seguidores que ustedes van al proceso del 20%, pero que no avalan inconstitucionalidades como recogerlo por estados? Además, ¿por qué no hacen mención de las máquinas y centros que también están normados y que no se respeto dicha norma?
Mas allá de avalar o no, tiene que ver en qué escenario tú peleas. Yo soy de la generación de 2007 que aprendió que todas las peleas eran peleando y que lo espacios no se abandonaban. Para la Reforma [constitucional] no nos enfocamos en atacarla sino en que la gente la leyera y nuestro eslogan era “leer para luchar” y fue la primera derrota de Chávez.
Lo que quiero decir es que la pelea la tenemos que dar en el ring. Ahora, ¿qué significa que nosotros no avalemos las condiciones, pero vayamos a pelear? Que nosotros los vamos a derrotar en la práctica, en el ejercicio ciudadano de movilizarnos millones de venezolanos y hacer valer nuestra voluntad.
Para nosotros el 20% es nacional y sabemos que vamos a superar con creces la meta en cada estado, incluso a pesar de lo que dicen los profetas de la aritmética sobre las máquinas.
«Para nosotros el 20% es nacional y sabemos que vamos a superar con creces la meta en cada estado»
Pero hay un hecho real y es que técnicamente la cantidad de máquinas permite un número especifico. Se vio en el 1%
Pero en el 1% demostramos que más allá del tecnicismo, aquí hay un movimiento social y el gran reto de la dirigencia política es entender que nosotros no tenemos el monopolio de la conducción de ese movimiento. Nuestro rol es encausarlo, encaminarlo e interpretarlo. El 20% estoy convencido de que se va a lograr. No hay obstáculos que detengan las decisiones de la sociedad. Aquí no hay chance de echarse para atrás. Aquí no hay una confrontación política, aquí hay un drama humanitario. El revocatorio no es solo para salir de Maduro, el revocatorio significa cerrar el ciclo de un montón de cosas.
¿No es una oferta engañosa por parte de la MUD decirle a las personas que el revocatorio acabará con el hambre, la inseguridad, las colas?
No. Aquí no hay manera de que algo cambie mientras ellos [gobierno] estén. Su salida no implica que todo cambie al día siguiente. Aquí vamos para un proceso de decisiones complicadas en lo económico, social, administrativo. Tenemos que reformar nuestra visión de cómo atendemos a los más vulnerables, cómo saneamos las finanzas públicas.
Pero eso es un discurso distinto a decir que hay que revocar porque con eso se acaba todo…
Yo no creo que esté alejado decir que revoquemos el hambre, la crisis y la escasez porque todas son inherentes a la presencia de ellos en el poder.
Insisto, eso es el discurso político válido para motivar a las personas, pero ¿se ha hecho la tarea de explicarle a las personas que los cambios son un proceso paulatino, que el revocatorio es el fin de un ciclo, pero que el inicio del próximo será complicado?
Aquí hay algo muy importante en lo que se está de acuerdo, y que a lo mejor no se dice con mucha frecuencia. Tenemos meses discutiendo cómo es el esquema y la visión de un nuevo sistema económico de cara a un proceso de cambio en el país, cómo hacer una reingeniería para proteger al que lo necesita.
“Tenemos meses discutiendo un nuevo sistema económico de cara a un proceso de cambio”
¿Qué hay que explicar? Que ninguna decisión que se tome va a hacer que estemos peor de lo que estamos ahora. Y que las decisiones que se tomen tienen que estar orientadas para estabilizar este barco.
Probablemente, antes de que lleguemos al 20% haya una presentación de Primero Justicia y la Unidad de propuestas muy concretas de qué es lo que hay que hacer.
¿Un plan de gobierno?
Yo lo llamaría una visión programática de lo que se debe hacer. Cómo, desde la visión del Estado, haces las cosas mas elementales y sencillas para que esto empiece a funcionar. Fortalecer la producción nacional, confianza a inversores, garantizar seguridad social, poder adquisitivo.
Son muchos frentes abiertos, ¿tienen piso de gobernabilidad para todo eso?
El piso de gobernabilidad te lo da la honestidad y la verdad. Creo que no hay forma, al cierre de este ciclo político, de vender humo ni soluciones mágicas. La verdad es el ejercicio más insurreccional que se puede hacer para conseguir gobernabilidad y paz política.
Las decepciones son proporcionales a las expectativas que se construyen y si construyes falsas expectativas, lo único que vas a generar es una profunda decepción en un país que no aguanta más decepciones. El país no está para el ensayo y error.
Creo que como sociedad hemos entendido que no basta con que suene bonito sino que sea aplicable.
¿Considera que la Asamblea ha descuidado su labor parlamentaria por la actividad partidista de cara al revocatorio?
Creo que la actividad parlamentaria es una actividad eminentemente política y creo que el rol parlamentario no es solo parlamentar los martes y jueves en el hemiciclo, sino hacer política. Porque somos políticos y el rol más importante es propiciar que este país cambie. El diputado, el político, tiene que ser un articulador del descontento y construir los cauces para que haya cambio
La MUD ya formalizó su solicitud para que el Vaticano actúe como mediador en un posible diálogo. ¿Se replantea la oposición la posibilidad de continuar los acercamientos con el Gobierno pese a los resultados vistos hasta ahora?
Yo creo que nuestro país requiere que haya cauces para que se exprese y cualquier esfuerzo que permita eso no hay que desecharlo ni meterlo en el freezer por razones de opinión pública o de cómo te van a ver.
Así como te dije antes que la estabilidad política está ligada a la verdad y honestidad, la estabilidad y la credibilidad de procesos como éstos está ligada a la transparencia de cómo se lleve. Mientras más claras estén las condiciones y digas cómo son las cosas, más acompañamiento hay en este tipo de esfuerzos.
A diferencia de 2014 que tuvo un costo político mayor, creo que esta vez no fue satanizado el esfuerzo sino la forma. Creo que la queja nunca fue que se hablara, la queja fue que se hablara y no me dijeras.
Pero insisto, cualquier esfuerzo que permita que como sociedad nos expresemos y que esta bomba de tiempo no nos estalle en la cara, son esfuerzos que hay que auspiciar. El esfuerzo del Vaticano fue una propuesta hecha por la Unidad, porque necesitamos un intermediario de buena fe que pueda dar garantías. El éxito de esa política depende de dos cosas: de la capacidad que tengamos como sociedad de presionar para que esos esfuerzos sean para conseguir condiciones y transiciones para el cambio político y de la necesidad imperativa de que el diálogo más importante que este país necesita se llama referendo revocatorio.
«necesitamos un intermediario de buena fe que pueda dar garantías»
En aras de esa transparencia que menciona, ¿cree que se manejaron correctamente los encuentros que mantuvieron con el Gobierno?
Creo que todo primer encuentro requiere de una etapa de discreción. El acercamiento entre adversarios al nivel al que hemos llegado requiere, primero, de un espacio de construcción de confianza, en qué términos se habla y cómo se habla.
La agenda de la Unidad con respecto al diálogo ha sido pública desde el día uno. Las condiciones son las mismas: referendo revocatorio, libertad de los presos políticos, respeto institucional a la Asamblea.
Pero la oposición ha cedido. Hay un cambio de discurso en cuanto a la fecha del revocatorio, por la fecha del 20%
Yo difiero. Creo que esta es una pelea por objetivos. Es un proceso de acumulación de fuerzas. No creo que haya habido un cambio en el discurso, porque se mantiene la misma matriz: referendo revocatorio. La política del todo o nada simplifica un proceso que no es simple.
Un diálogo para sentarse con un Gobierno que la Unidad acusa de ejercer la persecución política…
El ejercicio que tenemos que hacer es entender que somos mayoría y la mayoría no debe tener prurito en marcar la agenda política. Aunque el Gobierno muestre que tiene cero disposición a un dialogo, más allá de una foto, tenemos dos cosas que cuidar: la mayoría y marcar agenda, que implica que lo que pedimos en público hay que poderlo decir en privado, en la calle, en cualquier escenario. Lo segundo tiene que ver con la comunidad internacional y donde la nueva mayoría no puede comportarse como el muchacho malcriado. Y pasa por entender que tenemos que explicar lo que estamos viviendo, pero también dar gestos de madurez aunque el adversario no los dé.
Insiste en que la oposición es mayoría. ¿La MUD se lo cree, y se comporta y asume como tal?
No tiene que ver con un tema de que te lo creas o no. Creo que está internalizado y lo que creo es que hay un gran reto en ver cómo se expresa esa nueva mayoría.
Usted es uno de los líderes mas jóvenes en la política actual, ¿cree que se ha “refrescado” la forma de hacer política o que la “vieja escuela” sigue atrincherada?
«El político no puede ser una clase en sí mismo porque termina defendiendo sus intereses de clase»
Soy un joven atípico que no cree en ese “relevo generacional” del que muchos creen, a ultranza, se debe salir. Creo que todo eso tiene muchos matices. Que hay una cosa importante de la juventud dentro de la política y es que ya no somos una promesa, ni futuro. Esta representación se convirtió en un ejercicio presente. Hay diques y formas que se han roto, porque hemos logrado desde la juventud hacer ciertas cosas y eso ha ayudado a que se barajee el clima político. Los jóvenes no somos la panacea porque somos jóvenes y los viejos no son el lumpen y la destrucción porque son viejos. Hay que buscar lo mejor de todos los mundos para poder construir lo que viene.
Ni la vieja política va a dejar de existir ni la nueva va a terminar de nacer mientras no entendamos que el éxito de la política es que la vieja y la nueva puedan coexistir y desarrollarse y entenderse en un esquema en donde no sea el político el que decide que es lo correcto y lo incorrecto sino la sociedad, como resultado de la política, que decida que es lo que mas le gusta.
Tenemos que convertir en algo natural que el político sea auditable. El político no puede ser una clase en sí mismo porque termina defendiendo sus intereses de clase.
Transparencia y espectro ideológico
¿Estaría a favor de que la declaración de bienes de los diputados sea pública?
Claro. No solamente que sea pública, hay países que tienen unos niveles de transparencia tan envidiables en los que hasta las agendas de los funcionarios son auditables, con quién se reunió, en dónde, porque eso también demuestra quién es el político.
En la práctica, yo entrego todo a Transparencia Venezuela. El político es un servidor y nuestro oficio es el oficio de lo público.
Me llama la atención que usted se define como una persona que tiene una “historia ortodoxamente de izquierda”. ¿Cómo o qué le llevó a militar en un partido considerado como de centro-derecha?
Creo que Primero Justicia (PJ) es una visión de centro-centro. Hay visiones liberales como la mía hasta conservadoras. Yo tengo una visón abierta de muchas cosas. Hay cosas que defiendo sin ningún prurito. Creo en la presencia del Estado en la economía, las industrias básicas deben estar en manos del Estado, creo en empoderar al que menos tiene, en el matrimonio igualitario y estar allí me permite compartir con otros puntos de vista. PJ es lo más cercano al país en cuanto a puntos de vista, hay discusión y debate que nos permiten lograr puntos comunes y empujar en una misma dirección.
Yo creo que el político tiene que aprender a se útil y en PJ hay una forma útil de hacer política. Se entiende que el debate es la única forma de persuadir para que todos hagamos lo que tenemos que hacer. Por eso, defiendo mi militancia allí. No me arrepiento ni un ápice. Se me permite decir cuando no estoy de acuerdo, decir mi postura.