Este día vencerá la prórroga del plazo que tenía la MUD-AN para el Plan A (vía pacífica y electoral)
Jesús Antonio Petit Da Costa
Para tenerlo claro precisemos: 1) El PLAN A para salir de Maduro y de Cuba es el de la MUD-AN (vía pacífica y electoral) el cual debió ejecutarlo usando sus atribuciones constitucionales, pero no lo ha hecho. Habiéndosele vencido el plazo el 03-Noviembre ha solicitado prórroga hasta el 11-Noviembre.
2) Llegado este día y definitivamente fracasare el PLAN A, como cabe esperarlo, procederá entonces ejecutar el PLAN B que, conforme a los antecedentes históricos y las disposiciones constitucionales (Arts. 333 y 350), consiste en echar a Maduro por la fuerza con el pueblo en la calle, al cual se le sumarían los militares demócratas, que seguramente los hay porque siempre los ha habido, en lo que será el contragolpe constitucional que la Constitución ordena dar conforme a dichos artículos.
El PLAN A es una estrategia equivocada, condenada al fracaso, resultante de tres factores negativos: 1) el predominio en la MUD-AN de los infiltrados de la tiranía comunista, servil a Cuba, y de los partidos colaboracionistas; 2) la ignorancia de la historia de Venezuela, presupuesto indispensable para acertar en política nacional como lo sostuvo Betancourt en su momento; y, 3) el desconocimiento de la idiosincrasia del venezolano y de la realidad geopolítica actual.
Lo primero condujo a que la MUD-AN nunca atacó a Cuba, ni creó conciencia de que era el enemigo a vencer en la persona de su títere.
Y que su títere es un tirano y su régimen una tiranía. Así fomentaron la falsa ilusión de que tenemos soberanía y estamos en una democracia y, en consecuencia, la salida es pacífica y electoral, llegándose al extremo de perder todo 2016 con la bobada del revocatorio.
Lo segundo explica que no supieran que en Venezuela no hay antecedente de independencia sin confrontación; por el contrario, para independizarnos de España se tuvo que ir a la guerra.
Y España podía vivir sin Venezuela, pero Cuba no porque la sostenemos nosotros a costa del hambre y muerte por mengua de los venezolanos.
Es que ni siquiera cuando Venezuela era soberana se pudo poner fin a una tiranía por vía pacífica y electoral.
En el siglo XIX fue forzosa la guerra civil y en el XX la rebelión cívico-militar.
No hay antecedentes de salida pacífica y electoral. Y lo tercero explica que no haya centrado el debate en el ataque al comunismo, a pesar de que el referéndum de 2007 confirmó que el venezolano es profundamente anticomunista, con mayor razón cuando somos víctimas del despojo financiero que nos ha hecho la Internacional Comunista de América, llamada Foro de Sao Paulo, cuyo jefe es Fidel Castro, ahora Raúl, que estando en retroceso, por la pérdida de Brasil, Paraguay, Argentina y Perú, no pueden desprenderse pacíficamente de Venezuela porque les urge conservarla como base para la reconquista de América del Sur, uniéndola a Colombia en una Gran-Colombia comunista, sostenida no por el petróleo sino por el narcotráfico (narco-comunismo), para lo cual necesitan que se mantenga aquí el títere que nos pusieron, un colombiano de las FARC, confiando que pronto tendrán a un presidente FARC en Bogotá.
Sería la apoteosis de los Castro, estrategas de la Internacional Narco-Comunista de América, agotada la renta petrolera venezolana.
Así, pues, la fecha de arranque del PLAN B se ha pospuesto para el 11-N cuando vencerá la prórroga para la ejecución del PLAN A.
La misma AN le ha dado los fundamentos constitucionales al PLAN B: 1) El Art. 350 de la Constitución que ordena desconocer al gobierno de Maduro por ser títere de Cuba, lo que significa la negación de la independencia y soberanía, principio fundamental sin el cual no hay República ni Constitución, la que ha devenido en Estatuto Colonial; El Art. 333 por haber roto el orden jurídico establecido en el Estatuto Colonial, en que ha devenido la Constitución, al dar un autogolpe con el concurso del TSJ, CNE y Poder Ciudadano.
Por haber dado la AN los fundamentos constitucionales al PLAN B, cabe esperar que se sume reconociendo que, fracasado el PLAN A, sólo el PLAN B salvará a Venezuela y a los venezolanos de la hecatombe a que conduce la conjunción del colapso económico, la hambruna y la crisis humanitaria.