La reorientación de una política económica debe conjugar metas productivas con defensa de las mayorías
Julián Rivas
Venezuela requiere ajustar su plan de vuelo. Hemos advertido sobre situaciones en las que se deben tomar decisiones favorables a las mayorías y teniendo en cuenta el interés nacional. Como es el caso del llamado dólar Cúcuta, entre otros. Se requieren decisiones firmes.
Pero hay mucho vaivén. Doy un ejemplo, oigo que en Cúcuta hay arrime de billetes venezolanos como si se siguiera una técnica del juego de bolas criollas. Otra vez Cúcuta, lo que deja en evidencia que los diálogos con Colombia han servido de poco.
Hace poco se dijo que la oligarquía colombiana iba a derogar todas las disposiciones que favorecían los artilugios monetarios y el bachaqueo. Al mismo tiempo las mafias fronterizas presionaron políticamente (no me pregunte con quiénes) y en los medios para que Venezuela abriera la frontera. Algo se hizo, se medio abrió el boquete y se aceleró la ofensiva contra la moneda y los productos venezolanos.
De antemano pido disculpas por la imagen que voy a presentar, pero les digo, el asunto Cúcuta cansa ya. Esto es más que una sangría, es como una blenorragia mal curada. Se actúa en la frontera en los mismos términos que el sujeto que cree que la blenorragia ya ha sido curada, va y se toma unos tragos, hace fiesta y celebra, y en menos de tres días se da cuenta del terrible error. El mal ya regresado.
Eso de importar desde países vecinos para vender a precio de bachaquero, no ha traído beneficios a las mayoría. Hay que estimular nuestra producción y a la vez frenar su extracción. Incluso hay que producir haciendo valer criterios de protección y estímulo en algunos rubros, como algodón y otros textiles. Por supuesto que las mafias fronterizas se opondrán, pero importa el interés nacional.
La reorientación de una política económica debe conjugar metas productivas con defensa de las mayorías y favorecimiento del interés nacional, venezolano. Las mafias de la frontera, que influyen incluso sobre actores políticos, deben desecharse.
Sobra repetir que en Colombia, la oligarquía que es dueña de ese país, una vez más se ha burlado de sus vecinos. Son dos siglos de mamadera de gallos y todavía no hemos aprendido.
Por lo demás, repito, debemos estudiar el caso Zimbabue, país africano que sufrió una terrible ofensiva contra su moneda, el dólar zimbabuense, tras la seguía del ahorro nacional, fuga de divisas. El aparato productivo fue mermado y surgió la hiperinflación. Se tuvo que adoptar monedas extranjeras.
Por la alta concentración de recursos podemos decir que Venezuela no es Zimbabue, pero la fórmula desestabilizadora es de uso global. Y las mafias fronterizas son como chinches que en la oscuridad succionan parte de esos recursos.
Parece que no se ha tenido claridad del alcance y las pretensiones de la conjura contra nuestra moneda. Hay problemas de orden estructural y otros que han sido estimulados para que se agraven esos los viejos problemas.
La baja de los precios petroleros afectó la inversión, y mermaron los recursos financieros disponibles para una clase media que es la única del mundo que emigra, mejor dicho, gusta vivir en Norteamérica y Europa, y no genera remesas hacia el país de origen, que para el caso es Venezuela.
En fin, la transferencia de dinero, más la tradicional demanda de divisas para fin de año, se han sumado para alegría de las mafias fronterizas y factores externos con incidencia en el sistema financiero. La flexibilidad de las normas de vigilancia y control de la banca, la cartelización de los precios en los servicios de aerolíneas, hoteles, delicateses importadas, pinos del norte, espaguetis y cocidos importados, todo junto, crearon el coctel explosivo.
Son muchos los factores. Pero calma, debemos superar las camas, que las hay. Y por supuesto, debemos derrotar la conjura que ahora se reviste de elementos económicos, pero cuyo fin último es político.
Los historiadores de la economía advierten que para las crisis del capitalismo en período de entre guerras, como la alemana de los años 20 del siglo pasado, se apostó a la confianza en que esos países tenían la capacidad y los recursos para recuperarse. Como si se tratara de un asunto religioso, quienes manejaron la banca capitalista global actuaron con benevolencia, magnanimidad, con esos países en aprietos.
Entonces se habló de lo fiduciario. Muchas economías y sus respectivas monedas fueron recuperadas sobre la base de la confianza, mediante testamento fiduciario.
A Venezuela se le pretende arrodillar. Es una campaña. La oposición guarda silencio. No hemos visto a un economista de la MUD admitir que la banca extranjera, particularmente el Citibank, ha actuado de mala fe contra Pdvsa para afectar la credibilidad en nuestra industria petrolera y la confianza en Venezuela. Increíble.
Con la reservas petroleras que tiene Venezuela solamente hay que trabajar. Nuestro país no va a quebrar. Se siembra caos, desesperanza, con finés inconfesables. Ah, pero incitan a nuestros jóvenes a emigrar, incluso a países con economías que no llegan a una décima parte del potencial que tiene Venezuela.
Requerimos liderazgo y manos a la obra, muy lejos del modo adeco o anglosionista. Las maniobras contra la moneda venezolana son criminales y como tales deben ser castigadas. Caiga quien caiga, y en serio, sin vacilaciones pequeño burguesas.
El tecnocratismo en las finanzas oculta datos, inventa secretos, para hacer inaccesible y ajena a las mayorías el control de las finanzas. Hay pueblos de Venezuela en los que agencias de banco llevan días sin billetes. Y al parecer el billete se fue para Cúcuta, Barranquilla y Cartagena. Parece una canción tropical, algo de Pastor López, Bollos. Increíble. Es absurdo, inverosímil, que con una página web se pretenda controlar la economía de un país. Eso no puede permitirse.
Viva el pueblo.