De los países de América Latina, los únicos que todavía se mantienen incondicionalmente al lado del régimen chavista son los integrantes del Alba
Oscar Battaglini
Son diversas las características que hasta ahora ha asumido la política exterior del chávezmadurismo. En primer lugar, la de haberse convertido en un apéndice de la política exterior cubana. Así fue bajo el mandato de Chávez y así lo es bajo el madurismo. Lo cual ha determinado que la política exterior de nuestro país haya sido utilizada por la burocracia gerontocrática que gobierna en la isla caribeña como una fuerza de choque frente a la política imperial norteamericana. Este rasgo de la diplomacia venezolana se ha cumplido invariablemente en los últimos 18 años, todo ello a nombre de un supuesto anti-imperialismo que no le ha impedido a la camarilla antipopular que gobierna en Venezuela en contra de sus mayorías, procurarse —cosa que también hace la burocracia cubana— un pacto de avenimiento con el poder imperial de los Estados Unidos. Esto explica las constantes visitas realizadas por Shanon —alto representante de ese país para los asuntos de América Latina— a nuestro país con aquel propósito. Esto, igualmente explica las carantoñas que Maduro siempre le ha hecho a los funcionarios del Estado norteamericano con los que se ha encontrado en algunos eventos internacionales.
En segundo lugar, los procedimientos necesarios de que se ha valido la diplomacia chávezmadurista para granjearse apoyos internacionales (léase petrochequera). De esto pueden dar cuenta la constitución de la Celac y Unasur, pero sobretodo la creación del Alba y Petrocaribe, instancias en las que ha privado siempre un interés crematístico y mercenario. El caso más emblemático a este respecto es el de Cuba, país que mediante los vínculos que logró establecer con Chávez y Maduro, ha ejecutado —para su beneficio— un verdadero saqueo del nuestro; porque, lo que la burocracia cubana le ha depredado a Venezuela con la complicidad de Chávez y Maduro, es incalculable: en barriles de petróleo durante años, en recursos financieros, en bienes alimenticios importados con su intermediación, en préstamos blandos, etcétera. Todo ello practicado a la par de una injerencia escandalosa en nuestros asuntos político-administrativos.
En tercer lugar, la tendencia a considerar cualquier opinión que se exprese en el exterior en relación a la situación venezolana como una injerencia —con la evidente excepción de la cubana— en los asuntos internos del país. Eso es lo que ha venido ocurriendo con los gobiernos actuales de España, Brasil, Argentina y Colombia, entre otros.
En cuarto lugar, igualmente la tendencia a aislarse, a quedarse solo internacionalmente, como consecuencia de la crisis general por la que atraviesa la sociedad venezolana y la opinión que sobre esa situación se tiene en el exterior. Eso es lo que le ocurre al gobierno chavista en relación a la OEA, a la ONU, la Unión Europea y últimamente, en relación a Mercosur e incluso con respecto a muchos de los países miembros de la Celac y Unasur, que ven con marcada preocupación lo que está ocurriendo en Venezuela. De los países de América Latina, los únicos que todavía se mantienen incondicionalmente al lado del régimen chavista son los integrantes del Alba, los cuales viven procesos políticos muy semejantes en muchos aspectos a la situación venezolana.
En particular, consideramos que debe superarse: 1.- La crisis socioeconómica generada por el Gobierno, la cual nos ha colocado en medio de una crisis humanitaria que ha hecho aparecer y ha masificado el fenómeno del hambre en el seno de la sociedad venezolana, hecho este al que habría que añadir las muertes que a diario se producen debido a la escasez de medicamentos específicos o la carencia de tratamientos para enfermedades crónicas e insumos médicos en general, lo que confirma la especie de que algunas pesadillas pueden hacerse realidad. 2.- La crisis institucional generada por el control autocrático que el Poder Ejecutivo ejerce sobre los demás poderes públicos. 3.- La persecución desatada en contra del sector privado (acoso, expropiaciones, amenazas, ausencia de garantías jurídicas para la inversión privada, escamoteo de las divisas necesarias para la importación de insumos, etcétera). 4.- La existencia de presos políticos, la mayoría de los cuales son presos de conciencia cuya situación funciona como paradigma del escarmiento que les espera a los opositores que osen enfrentar el régimen de opresión instaurado en nuestro país, etcétera.
EL SHOW DE MERCOSUR
Capítulo aparte ocupa la escandalosa actuación de Venezuela en el Mercosur, organización mercantil de la cual acabamos de ser suspendidos por incumplir las condiciones requeridas para ser miembro pleno de la misma, entre ellas, las de carácter político y en lo relativo al manejo de los derechos humanos. Se trata de condiciones con respecto a las cuales el régimen madurista está en mora con esa organización, y lo estará porque le resulta muy difícil cumplirlas si antes no se modifica radicalmente la situación política y en general, impuesta a la nación venezolana por el chávezmadurismo, cosa que por lo demás, no está en sus planes.
Al parecer, de su larga pasantía por la cancillería fue muy poco lo que Maduro pudo asimilar en esa materia. Esto es perfectamente deducible por la conducta exhibida ante la medida de suspensión de la que Venezuela fue objeto por parte del Mercosur. Éste no sólo respondió de manera grosera e insultante, al mejor estilo de su mentor, sino que en un genuino arrebato de soberbia revolucionaria, optó por autoproclamarse presidente pro tempore de Mercosur sin el consentimiento de los países miembros de la organización.
Pero muy a pesar de los desplantes, el pataleo verbal y las amenazas no muy diplomáticas que digamos, muy a pesar incluso del tono desafiante utilizado por la cancillería, que en todas sus alocuciones reiteraba que Venezuela, contra viento y marea, seguiría ejerciendo la presidencia pro tempore de la organización comercial, nuestras autoridades debieron tragarse sus palabras y resignar la cerviz, al ser suspendido nuestro país como miembro pleno del bloque regional por incumplir con la normativa que rige esa organización, toda vez que no aprobó las 112 resoluciones y los casi 300 parámetros requeridos para integrarla como miembro pleno.
Esta medida de suspensión ha implicado además que los países miembros de dicha organización, se hayan estado reuniendo sin que la representación de Venezuela haya sido invitada, tal y como acaba de ocurrir en Buenos Aires, el pasado 14 de diciembre, cuando Argentina asumió formalmente la presidencia pro tempore de Mercosur y donde nuestra canciller fue a hacer la gran pataleta internacional a nombre de Nicolás Maduro.
Finalmente, el organismo en cuestión determinó que “el plazo de concesión a Venezuela para que ajuste sus leyes a la normativa del Mercosur se agotó”, lo que en buen castellano significa que nuestro país no tendrá voz ni voto dentro el bloque regional. El último acto de este vergonzoso sainete, y un poco para salvaguardar la honra, lo constituyó la entrega simbólica vía Twitter de la presidencia usurpada por parte de nuestra cancillería. Es decir la “entrega” de algo que nunca se tuvo.
En la práctica, esto quiere decir que la representación madurista ha sido excluida de dicho organismo comercial; porque no es a Venezuela a quien no quieren dentro de esa organización, la medida es contra el Gobierno de Maduro y su nomenklatura, sin embargo los venezolanos debemos arrostrar esta vergüenza; lo que por demás nos da una idea muy clara de lo aislado que está nuestro país en el contexto de sus relaciones internacionales.