La deseada independencia debió haberse consumado sin necesidad de desgarrar a la patria sin la discordia y el odio
Julián Rivas
La embestida imperial de Estados Unidos en América Latina es al mismo estilo político y diplomático que en el Medio Oriente. Quizás solo le falta de manera patente, la escalada a sangre y fuego. Pero el objetivo es el mismo, el petróleo.
En apenas un mes de gestión ya se ha visto el mensaje racista de Trump. Su adhesión al proyecto anglosionista que marcha desde mediados del siglo XVII con la pretensión de acabar con la América Hispana. José de Vasconcelos debe estar retorciéndose en la tumba al ver cómo los gobernantes de México soportan tanta humillación.
Bueno, quienes creían que Donald Trump iba a ralentizar el proyecto imperialista, ya están viendo que este sujeto se concentra en Estados Unidos y al mismo tiempo reelabora la cartilla imperial anglosionista.
El nombramiento de Rex Tillerson como secretario de Estado de la potencia gringa, permite recordar a Rómulo Betancourt, quién en sus tiempos de joven aludió el giro ensimismado de la política petrolera de Rockefeller, desde el control del mercado interno a la expansión global. Tomaría la línea de la angloholandesa Royal Dutch, conocida como política de línea recta, que favorece a los monopolios.
Es que estos políticos latinoamericanos no se han dado cuenta que Ford, Coca Cola, ExxonMobil, son de nuevo punta de lanza imperial. Coca Cola, involucrada en el paramilitarismo colombiano, en Venezuela tiene una agresiva política de aumento de precios de sus bebidas. Hay que aplicar sanciones y correctivos contra esta empresa imperialista. Esta empresa suma de alquimia, brujería y mercadotecnia, más publicidad y manipulación, es marcadamente gringa y responde a los intereses geopolíticos de Estados Unidos en Venezuela
Claridad la hemos visto en Evo Morales, quien expulsó a la Coca Cola de Bolivia por razones de salud y cultura. Mientras, en Venezuela esa marca hace fiesta. No hay correspondencia entre el costo de sus productos y los salarios reales. Vende a tasa de cambio ilegal y así algunos no lo quieran ver, es un marcador de precios, con alta incidencia en la escalada inflacionaria, especulativa y desestabilizadora que se vive en Venezuela. Precios gringos y salarios por el suelo.
Este es otro ángulo del asunto. En Venezuela existe un torcido “benchmarking”, anglicismo que hace referencia a las técnicas o herramientas que supuestamente buscan generar espacios competitivos de bienes y servicios. Y aquí la Coca Cola demuestra que es espada del imperialismo. Si usted no está de acuerdo conmigo, deme sus argumentos.
El asunto de por sí es curioso, pero es serio porque tiene incidencias económicas, culturales e ideológicas. ¿Por qué está bebida más propia de la brujería que de Dios se convirtió en una succionadora de billetes? Pele los ojos, abra el raciocinio. Quizás sea parte de las razones de la extraña cruzada de los gringos por la coca. Desde Bolivia algo de esto le han advertido a los gringos anglosionistas. Métale coco al asunto. Veo algo en internet y lo sumo a este texto, qué curioso, pero a fin de cuentas importante porque estamos en capitalismo, donde los gringos son campeones, asunto de sacarle los reales a la gente como sea. Por lo demás, tienen a Trump como presidente. Un capitoste del capitalismo. Leamos:
Hoy en día se siguen utilizando el sobrante o “hojas de-cocainizadas”, que son, en esencia, un producto de desecho de los laboratorios de coca controlada y regulada en los EEUU, gracias a la tecnología moderna se las arreglan para exprimir lo suficiente de las hojas para crear un extracto que Coca-Cola utiliza hoy como saborizante y una parte de su supuesta fórmula secreta.
En efecto, la tarea inglesa, anglosionista, anglogringa, sigue su curso de siglos. Nos imponen mercados y van por más. Ya nos impusieron la esclavitud, el saqueo de pueblos a través de la piratería, el robo de territorios, el dólar como moneda fiduciaria y a la vez especulativa. Pero vienen por más. Trump dice: “Voy a hacer un muro en la frontera con México y México lo va a pagar”. Pocos levantan la voz. “Esto es una guerra”, grita el cuellirojo con pelo amarillo. ¿Estamos fregados? No. Hay que tomar conciencia.
Todavía a estas alturas Estados Unidos se presenta como el preboste del mundo. Y en América Latina lo celebran los derechistas. Siempre presentan al político de moda, estilo Leopoldo López. Y lo hacen víctima, lo aliñan con valores democráticos, respetuoso defensor de los poderes de Montesquieu. Ese político se quemará con el tiempo, cuando los intereses de clase sean ostensibles. Demuestra que es una pieza de la burguesía. Y sin embargo, no somos capaces de extraer lecciones.
Doy un ejemplo. El detestable y criminal gobierno de Alberto Fujimori fue apoyado por los gringos. Incluso, el gobernador de Sucre, Ramón Martínez, lo condecoró en Cumaná. Cuando el dúo Fujimori-Montesinos comenzó a caer, los gringos le crearon una figura nueva. La alternativa anglosionista, incluso con mujer anglosionista. Antropóloga, para más señas. Los peruanos, entre la tradición y la modernidad, picaron el anzuelo. Presidente Alejandro Toledo.
Los anglosionistas, que están detrás del complot contra Venezuela, se aprovechan de los errores del mando del proceso bolivariano. Pero el objetivo imperial es fascistoide. No lo dude.
Necesitamos un mando político a la altura de la necesidad histórica de América Latina. Vasconcelos señala que Bolívar tuvo dos momentos: uno cuando creyó que Inglaterra iba a ser el faro de la libertad. Otro cuando, derrotado, al final de sus días, vio la amenaza contra los pueblos nacidos de la América Hispana. Estados Unidos e Inglaterra le presentaron sus reales fauces.
Así las cosas, la deseada independencia debió haberse consumado sin necesidad de desgarrar a la patria sin la discordia y el odio, nos advierte el mexicano Vasconcelos. “Pero eso no era lo que querían los ingleses. Lo que ellos buscaban era echar fuera a los españoles de sus dominios de América, a efecto de dominar en seguida a los nativos como se dominan rebaños sin pastor”.
Trump sabe de antropología. Siglo y medio ha pasado desde que el malvado gringo amputó tierra mexicana. La mayoría de la gente que pisa esos territorios robados lo sabe. Por eso el gringo del norte pretende reforzar el muro. El mismo gringo mira al sur, a la costa del Caribe y le apetece el petróleo. Estimula los problemas, sugiere aumentar el precio de la Coca Cola. El precio del Ford se hará inaccesible para el trabajador. La agencia de propaganda CNN reclamará democracia. La mujer de Leopoldo López dirá otra cosa absurda. El anglosionista Capriles pedirá apoyo internacional. Agentes de inteligencia occidental, es decir de Washington, refuerzan la propaganda. Moisés Naim hará una telenovela con Hugo Chávez. Todavía no aprendemos. Esto es fascismo en gestación. Con Trump el fascismo se hizo cotidiano. ¿Quieren más?
Post Data: Ah, hoy Alejandro Toledo está escondido, huyendo de las leyes de Montesquieu, señalado de corrupción.