América Latina no es más que lo que los gringos llaman un “side show”; un teatro de operaciones insignificante
Heinz Dieterich
Arcángel San Miguel Maduro
Lo que caracteriza a personajes como Trump y Maduro es que cada acto de ellos es un dramático combate por la humanidad, en el cual cargan la pesada cruz de la salvación histórica. El último episodio de estos arcángeles matadragones lo escribe Maduro. Ha entablado un combate a muerte con el “perro latinoamericano”, el presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski (PPK). ¿Cuál es el sacrilegio del “perro” y “cobarde” (Delcy Rodríguez) Kuczynski, que amerita un escándalo internacional y que sea lanceado públicamente? Una analogía canina en la Universidad de Princeton.
El sacrilegio del Perro
Terminando un encuentro con Donald Trump, Kuczynski caracterizó la geopolítica estadounidense con las siguientes palabras: “Estados Unidos se concentra en áreas que generan problemas, como el Medio Oriente. No invierte mucho tiempo en América Latina, que es como un perro simpático que duerme en la alfombra. No genera ningún problema a nadie” — The United States focusses on areas that cause trouble, the Middle East and so on. It doesn´t spend much time on Latin America, which is like a nice dog sleeping on the carpet there. It is not causing anybody any problems.
¿Miente el Perro?
Todo hombre de Estado o intelectual serio hubiera preguntado si la afirmación de Kuczynski es verdadera o falsa. Y sobre este juicio hubiera planteado una respuesta, como siempre lo hizo Fidel, para educar al pueblo y hacerle partícipe de la verdad. Pero es obvio, que el Gobierno de Maduro y Cabello no es el Gobierno de Fidel y Raúl. Y también es obvio, que Kuczynski tiene la razón. Las áreas problemáticas globales del momento para cualquier política exterior seria, son: Corea del Norte, con un alto peligro de guerra nuclear; el South China Sea, donde Obama y el Pentágono trazaron en 2016 la “línea roja” para la guerra nuclear contra China; la política separatista de Taiwan y el despliegue de misiles (THAAD) de la OTAN en Corea del Sur que acerca una guerra nuclear con Rusia y China; la intervención militar directa de Washington en Siria e Irak, para reducir a Irán y Rusia, intervención que significa una ampliación de la peligrosa agresión anglo-sionista en pos de su dominación de Medio Oriente; el despliegue de armamento pesado y misiles en la frontera de Rusia y la remilitarización de Europa, con fines de desmembramiento de Rusia. Estos progresivos desequilibrios en los patrones de estabilidad regionales del mundo, junto con el cambio climático, el desarrollo capitalista de la Inteligencia Artificial (A.I.) y el totalitarismo de los aparatos de esclavización occidentales (CIA, NSA, MI5), son los cuatro jinetes apocalípticos que amenazan la paz mundial y los intereses de los pueblos. Comparado con estos Leviatanes: ¿puede alguna persona seria negar que la inerte América Latina parece un “perro simpático” dormido en la alfombra?
Los objetivos geoestratégicos de Trump
Pese a que la lucha por el poder entre las tres camarillas más poderosas de la Casa Blanca no está decidida todavía y pese a la basura ideológica y política que emana permanentemente de la boca del Mussolini de la Casa Blanca, los objetivos geoestratégicos de la power elite imperial son claras: avasallar a Rusia, China, Irán y la Unión Europea, al precio que sea, incluso una guerra nuclear. Que América Latina no aparezca en este escenario es lógico, porque ha regresado a su “estado natural” (J. Kirkpatrick) de “patio trasero”, firmemente en manos del monroeismo imperial y cipayo. Después de la efervescencia bolivariana, sin sujetos organizados de cambio, con élites corruptos e ineptos, sin paradigma ni voluntad férrea de evolución autónoma, América Latina no es más que lo que los gringos llaman un “side show”; un teatro de operaciones insignificante. Escogió Kuczynski inclusive una metáfora benigna para la situación que describió, comparado, por ejemplo, con la metáfora de Maggy Thatcher como el “perro faldero” de Reagan: Reagan´s poodle. Si se quisiera integrar a América Latina en el escenario geoestratégico, el único foco conflictivo continental de consideración lo constituía la situación de México. Y para este foco de peligro ya se ha configurado una macrosolución hemisférica con sabor a “jogo bonito”.
La mentirosa socialdemocracia latinoamericana
¿Por qué entonces el show de Maduro y su combo de ridículos con Delcy Rodríguez y sus intelectuales internacionales arrastrados? Porque Kuczynski rompió el tabú de las socialdemocracias estatales criollas —que se llaman “gobiernos de izquierda”— de discutir la realidad de la Patria Grande y de su praxis, con métodos y estándares científico-éticos establecidos y vigentes desde la época moderna. Usan la demagogia de Trump para desviar el debate de los hechos y controlar a la gente con discursos histérico-manipuladores, trivializadores y mentiras. En el caso de Kuczynski, el oficialismo socialdemócrata criollo vio una oportunidad de oro para distraer de la miseria que ha causado en Venezuela mediante un conflicto artificial internacional y “pseudo-revolucionario” político. Sin embargo, no hay que concentrarse demasiado en Maduro. La cara de los militares que tuvieron que escuchar su diatriba tipo Hollywood en el encuentro con los intelectuales internacionales, dice lo que piensan los verdaderos factores de poder de este ridículo Gobierno. No se necesita un “facial expression recognition software” de IBM o de la CIA, para saber, cuál es su veredicto sobre ese bizarro evento y la situación de estabilidad y permanencia del gobierno Maduro.
Batalla de Stalingrado en las calles de Quito
El presidente ecuatoriano Correa usa la misma demagogia de la socialdemocracia estatal criolla, cuando habla de las venideras elecciones del Ecuador. Primero dijo que lo mejor para América Latina sería que ganara Trump las elecciones estadounidenses y ahora lamenta que en Ecuador se libra una batalla tipo Stalingrado, entre la derecha y la izquierda. Es innegable que Correa hizo un buen gobierno socialdemócrata —abstrayendo de su posición misógina-católica— y que es deseable que gane Lenin Moreno las elecciones frente al oligarca Lasso. Es decir, que triunfe el Consenso de Beijing (keynesianismo) sobre el Consenso de Washington. Pero, gane quien gane, la elección no tendrá ninguna repercusión de importancia continental. El poder (la masa) de un pequeño país como Ecuador en el sistema hemisférico es tan reducido que ninguna modificación de su rumbo interno modificará las órbitas de los demás planetas. Aunque la derecha gane las elecciones del 2 de abril, no se generará un cambio cualitativo en la correlación de fuerzas y la evolución de la Patria Grande, en la próxima década. Las órbitas de los países poderosos como Brasil, Argentina, México, están alineados con el sol del sistema hemisférico y la trayectoria de Cuba no depende de lo que suceda en el Ecuador. La evolución de Venezuela, a su vez, ya es determinísticamente previsible.
Semiótica trumpista con objetivo fascista
En su libro “The Art of the Deal” (1987), Trump revela su modelo discursivo de manipulación de las masas. “Aprovecho las fantasías de la gente. La gente quiere creer que hay algo que es lo más grande y lo mejor y lo más espectacular. Yo lo llamo hipérbole con verdad. Es una forma inocente de exageración —y una forma muy efectiva de promoción.” Por la importancia del método manipulador de este peligroso dictador lo reproducimos en inglés: “I play to people´s fantasies. People want to believe that something is the biggest and the greatest and the most spectacular. I call it truthful hyperbole. It´s an innocent form of exaggeration — and a very effective form of promotion”. No tiene nada de inocente ese tipo de manipulación en Trump. Su discurso no es la figura retórica de la auxesis (exageración), sino la mentira sistemática y compulsiva para lograr los tres objetivos de su mentor fascista Steve Bannon: 1.- Seguridad nacional, es decir, complacer los intereses del complejo militar-industrial y del aparato de represión interna. 2.- “Economic nationalism», es decir, extraer de la economía mundial una mayor cuota de plusvalor para EU, sobre las ideas de la autarquía del fascismo de los años treinta. 3.- “Deconstruction of the administrative state,» i.e., la sustitución del Estado liberal por el Estado neofascista.
Semiótica socialdemócrata trumpista
La semiótica manipuladora de Trump es un Newspeak de dominación que de una u otra forma usan todas las clases dominantes para lograr, lo que el amigo Noam Chomsky llama “the manufacture of consent”. Lamentable, grandes sectores de la socialdemocracia criolla disfrazada de izquierda socialista, tanto estatal como académica, actúan de la misma forma. Usan ese sistema para fines hegemónicos y mercantiles, distorsionando la realidad objetiva para los pueblos, e impediendo su autodeterminación y praxis liberadora. Y en casos como el del gobierno venezolano, al igual que el de Trump, ya no se trata de exageraciones o hipérbolas, sino de narrativas con zero contenido de verdad. Es decir, mentiras sistemáticas, como la de la guerra económica del imperialismo.
Trump y el asalto a la razón
El proyecto de Trump es el ataque global a la razón. Es la continuación de ese asalto de los neofascistas-neocons estadounidenses que trataron de programar la conciencia mundial con sus mentiras de la guerra fría, durante setenta años. Trump prolonga y refuerza esa embestida con un discurso complementario que abarca la dimensión del neofascismo interno. Au fond (en el fondo) se trata del ataque al Proyecto de Emancipación de la Humanidad –el Siglo de las Luces– que fue diseñado por la ilustración europea (Kant, Voltaire, Erasmo de Rotterdam et al), y que, junto con algunos aspectos del Nuevo Testamento y el materialismo dialéctico científico, son elementos vitales para la salud mental de la especie. El asalto referido es prolongado y mundial y ha penetrado a la socialdemocracia global como un cáncer, esencialmente porque le conviene. A la socialdemocracia estatal e intelectual criolla –como factores de poder del sistema y asociados menores de las fuerzas dominantes del globo– no les conviene la necesaria cuarentena revolucionaria ante esta patología política endémica, porque perderían los recursos que permiten su reproducción. Simbiosis se llama esto en el reino animal.
Trump, los neocons y la pseudoizquierda
Desde diferentes ángulos, Trump, los neocons, y la “pseudoizquierda” latinoamericana juegan en el mismo equipo. Y, pese a ciertas ventajas tácticas que los socialdemócratas presentan sobre los neoliberales, su papel estructural y objetivo en la evolución del género humano es el de obstaculizar el camino hacia una sociedad postcapitalista y sin clases. Mientras, las masas, sin equipo propio, aplauden desde las gradas a los gladiadores de la historia mundial.