Ojalá que antes de que sea demasiado tarde, Ivana y miles de jóvenes que se comportan como ella puedan liberarse del adoctrinamiento ideológico de odio
Jesús Silva R.
Se hizo famosa en redes sociales una atlética chica “guarimbera” que estando enmascarada, se mostraba en ropa interior mientras desafiaba a efectivos militares. Lo preocupante de la escena aparentemente divertida fue que se trataba de una actuación simbólica que instigaba al odio contra las autoridades y pretendía restar importancia a la violencia de los manifestantes. Subliminalmente parecía decir: la belleza está con la “guarimba” y la fealdad está con el Gobierno.
Lo insólito es que me enteré del caso porque varios de mis alumnos me mandaron el mismo video diciéndome: “profe, se acuerda de Ivana, mire en lo que anda otra vez”.
Hoy por primera vez revelaré esta peculiar historia (reservándome ciertos detalles).
Ivana era considerada la chica más bella del primer semestre, tal vez de toda la facultad. Se destacaba por ser también una inteligente y esmerada alumna. Rubia de ojos claros, deportista fitness e hija de prósperos empresarios portugueses, había crecido con lujos entre Lisboa, Caracas y Miami.
Tenía el perfil perfecto para ser captada por las organizaciones extremistas dentro de las viejas universidades autónomas, cuyo principal objetivo es reclutar estudiantes de raza blanca, “buena presencia” y de alta sociedad que generen admiración o tengan liderazgo entre sus compañeros. Los buscan especialmente en su época de nuevo ingreso académico cuando la inmadurez incrementa el fanatismo ideológico.
Lo cierto es que rápidamente Ivana llegó a ser la consentida del grupo, lo que llaman una “captadora”, se vestía siempre de negro con un águila blanca pintada en su pecho que simbolizaba la supremacía blanca, según ella misma me comentó. De pronto durante sus intervenciones en clase, las palabras “orden y disciplina” se volvieron onmipresentes (quien haya leído sobre Hitler sabe a lo que me refiero).
Además de español, hablaba portugués e inglés fluidamente. En estas últimas dos lenguas, conversaba conmigo fuera del salón cuando quería que nadie más nos entendiera. Con mucha emoción, Ivana me decía que su grupo había logrado la tercera posición en la última elección estudiantil y que era inevitable que en corto plazo tomará el control de la universidad y, en un futuro cercano, también gobernaría Venezuela.
“Profe, únete a nosotros”, me dijo una vez. Le respondí: “No puedo, yo no soy blanco, ni soy de alta sociedad, además soy comunista”. Ella insistió: “Lo sabemos pero podemos hacer la excepción porque necesitamos mentes brillantes como la suya para conquistar el poder”.
Obviamente nunca acepté su propuesta, pero me consta que varios estudiantes varones, e inclusive profesores sin ética, si lo hicieron. Me decían que Ivana era irresistible y que tenían la ilusión de conquistarla. Sin embargo, al igual que una modelo promotora de ventas, Ivana sabía poner barreras en el momento indicado.
Pues llegaron las “guarimbas” o mejor dicho el terrorismo opositor del 2014 y muchos buenos estudiantes derechistas fueron manipulados por profesores fascistas y dirigentes partidistas para sumarse a las acciones violentas. Ivana abandonó su brillante desempeño académico para dedicarse a esas “marchas”.
Sus redes sociales se llenaron de fotos de estos eventos que ella describía como “lucha histórica contra la dictadura” y “juventud heroica marchando por la libertad”.
En resumen, ojalá que antes de que sea demasiado tarde, Ivana y miles de jóvenes que se comportan como ella puedan liberarse del adoctrinamiento ideológico de odio y terrorismo que rodean a las manifestaciones violentas convocadas por la MUD. Sus padres deberían aconsejarlos adecuadamente.
Con certeza nuestros muchachos venezolanos, tanto de derecha como de izquierda, pueden ser más útiles al país transitando la vía democrática, constitucional, pacífica y electoral que el país tanto necesita.