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Luis Fuenmayor Toro: El Petro

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Para ser exitoso requiere generar una amplia confianza internacional, lo cual no es fácil, pues el responsable de garantizarlo es el Gobierno


Luis Fuenmayor Toro

Maduro ha dicho que sentó en la mesa de diálogo a los miembros de la oposición, que asisten a las conversaciones en Santo Domingo. Él obligó a sentarse a esos “ridículos” que creyeron poder con él, dice el Presidente. “Allí los tengo, comiendo en mi mano, listos para hacer lo que yo les diga”. Pura echonería barata; la que utiliza para hacer saltar de entusiasmo a una serie de descerebrados, que le aplauden estas estupideces, aunque muchos lo hacen con la esperanza de que algún día los pondrán donde verdaderamente haya. Unos pobres aspirantes a pichones de Ramírez, Del Pino, de Dieguitos, Isea, Andrade, Velásquez Alvaray, Aponte Aponte, Mackled, los narco sobrinos y tantos otros en fuga o presos por la justicia internacional. O a lo mejor son simplemente una pobre gente mantenida en la miseria por el régimen, que hacen lo que sea necesario para no morir de hambre.

Lo cierto es que a Maduro lo sentaron en la mesa de diálogo, al sólo tener la alternativa de conversar y llegar a acuerdos con el sector menos radical de la oposición. Claro, tramposo al fin y politiquero, no puede dejar de presentarse como quien tiene el control, cuando el control está ya fuera del país: en EEUU, la Unión Europea y otros organismos multinacionales y financieros multilaterales. Venezuela ha dejado de ser dueña de su destino. A eso fue conducida por la revolución antiimperialista, bolivariana, zamorana y socialista de los chavecos. Y el Gobierno se sienta porque las sanciones económicas lo tienen contra la pared. Ha tenido dinero de terceros, que han aceptado pagar y no ha podido hacerlo porque no puede explicar el origen de los dólares, lo cual le exige la banca internacional debido a las sanciones impuestas al país.

Ante esta realidad, como una forma de evitar las acciones entorpecedoras de la banca mundial, surge la idea del uso de una criptomoneda o moneda virtual, similar a las que se han venido creando desde 2009, entre las cuales Bitcoin, Ethereum, Ripple, Dash, Monero y varias otras, son las más reconocidas y valoradas hasta ahora. Estas monedas virtuales, en general, no están respaldadas por ninguna riqueza material, sino que son aceptadas como instrumentos de cambio por la confianza que sus usuarios colocan en ellas. Su valor, por tanto, es de carácter especulativo, pero permiten el comercio por fuera del sistema financiero internacional, razón por la cual el Gobierno piensa romper el bloqueo financiero impuesto, por las sanciones de EEUU, la Comunidad Europea y otros países, con una criptomoneda: el Petro.

El Petro sería la criptomoneda de Venezuela, pero respaldada no en la confianza que pueda generar, que no generaría ninguna ni interna ni externa, sino en las fabulosas riquezas existentes en nuestros suelos: petroleras, gasíferas y mineras (oro, diamantes y coltan, entre otros). Sería una moneda bajo control estatal venezolano, similar a las existentes en Japón y Estonia, lo cual es contrario a lo que sucede con el resto de estas monedas, que funcionan independientes de controles estatales en otras nueve naciones: EEUU, Rusia, Islandia, Francia, España, Escocia, Irlanda, Argentina y Perú. Hoy hay un gran entusiasmo con el Petro, como hace poco lo hubo con la cesta de divisas alternas al dólar, de la cual ya nadie habla.

A pesar de su respaldo en riquezas reales, el Petro, para ser exitoso, requiere generar una amplia confianza internacional, lo cual no es fácil, ni siquiera con el respaldo que se le da, pues el responsable de garantizarlo es el Gobierno, que hoy está en la situación de descrédito en que está. El dólar tampoco tiene ningún respaldo, pero la confianza de la gente por ser la moneda de la primera potencia económica e industrial del mundo, lo hace mantenerse, ser apetecible y ser atesorado. Venezuela no es nada parecido, pues se trata de una economía pequeña y en crisis, sin ningún desarrollo industrial; es un simple productor de materia prima. Adicionalmente, el principal amigo comercial y político actual del país, China, tiene prohibido y penaliza el uso de las criptomonedas por sus ciudadanos.

El Gobierno parece poseer unos 61 fideicomisos en el exterior creados con los recursos del FONDEN, entre otros. Nadie habla de ello, no se sabe los nombres de los fideicomitentes, que debería ser uno: el Estado; ni de los fiduciarios (bancos u otras entidades financieras administradoras), ni de los fideicomisarios (beneficiarios del fideicomiso). Utilizar estos recursos, nominados en dólares, se ha vuelto una gran dificultad por las sanciones existentes. El Petro bien podría estar pensado para poder acceder a estas millonarias riquezas. Amanecerá y veremos.