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Manuel Malaver: El chavismo militar embiste contra Maduro

El régimen se desmorona y tiene que depender de fuerzas irregulares como las Milicias, la “Guardia del Pueblo”, la PNB y los Colectivos para sobrevivir


Manuel Malaver

No es nuevo que el chavismo militar apunte sus cañones contra Maduro, ni tampoco que uno de sus más prominentes estrategas sea el Mayor General, Miguel Rodríguez Torres.

Lo que sí es una verdadera novedad es que, por primera vez en la historia de la revolución que Maduro heredó del “Presidente Eterno”, aparecen los temibles Comandantes de batallones, los Mayores, Capitanes y Teniente-coroneles que, en el caso de toda rebelión militar, son las piezas clave para que la tropa se dirija a tomar o defender posiciones.

Sin ir muy lejos, son los Comacates con los que empezó la conspiración chavista a mediados de los 80 y que, después serían fundamentales para que el 4 de febrero y el 27 de noviembre del 92, se diera inicio al desmoronamiento de las Fuerzas Armadas Nacionales democráticas que, con tanto empeño y devoción, forjó Rómulo Betancourt en los albores de los 60.

De ahí que, en cualquier reunión de políticos opositores que en los últimos 18 años se adentrara en el tema de los militares y las conspiraciones contra el régimen, era usual la advertencia: “Olvídenlo: los Generales, Coroneles, Almirantes y Vicealmirantes pueden decir y hacer lo que quieran, pero mientras los Mayores, Capitanes y Tenientes-coroneles, los Comandantes de batallones, no se muevan, aquí no habrá otro golpe, ni otra conspiración militar”.

Pero el 10 de marzo pasado se rompió el mito, se produjo el milagro y fue cuando los abogados Lila Camejo, de la ONG “Justicia Venezolana”,  y  Alfredo Romero, del “Foro Penal”, anunciaron al país que 9 oficiales del Ejército, (6 Tenientes-coroneles, un Primer Teniente y 2 Sargentos), el   Tribunal Tercero Militar les había dictado “Privativa de Libertad” por los “delitos” de “traición a la patria, instigación a la rebelión y contra el decoro militar”.

Mientras los Mayores, Capitanes y Tenientes-coroneles, los Comandantes de batallones, no se muevan, aquí no habrá otro golpe

En otras palabras que, una rebelión militar cuya importancia se agiganta cuando entre los detenidos aparecen los Tenientes-coroneles, Iber Marín Chaparro, Comandante del Batallón Ayala (el blindado con la máxima responsabilidad en la defensa de Caracas y toma de Miraflores), Deivis Motta Marrero, Comandante del Batallón Pedro León Torres, de Valencia, Carabobo y Henry Medina, Comandante del Batallón Logístico de San Cristóbal, había tomado cuerpo y quizá estuvo a punto de estallar.

Pero, lo que es más importante, que si anotamos que al tercer batallón en importancia del país, el blindado José Francisco Bermúdez de Maracaibo, le cambiaron el Comandante en tres ocasiones el año pasado, y que entre los detenidos y privados de libertad por el Tribunal Tercero Militar, también aparecen el Teniente-coronel, Victoriano Soto Méndez, y un Teniente-coronel que realizaba el curso de Estado Mayor, caemos en cuenta de la magnitud del pronunciamiento a que se enfrentó Maduro y lo cerca que estuvo de que, la mediana y baja oficialidad hiciera con él lo que hicieron con Pérez Jiménez en el 58 y estuvieron a punto de hacer con otro Pérez, Carlos Andrés, el 4 de febrero y el 27 de noviembre del 92.

Pero hasta aquí la información que conocemos sobre la rebelión que ya algunos medios y redes sociales llaman “La Rebelión de los Comandantes”, que viene toda del gobierno y que, aparte de agregar que las detenciones se había realizado el 2 de marzo, no aclara nada sobre la magnitud del movimiento, sus orígenes y los posibles jefes o autores intelectuales tras bastidores.

De todas maneras, las preguntas saltan por si solas: ¿Qué fue de la eficacia de la inteligencia del G-2 cubano, y de los sabuesos de la DGCIM, y de la Inteligencia del Ejército, y del SEBÍN? ¿Acaso en franco deterioro, sin mística ni recursos para atender las urgencias de un régimen que, se desmorona y tiene que depender de fuerzas irregulares como la Guardia del Pueblo, la PNB y los Colectivos para sobrevivir?

Por primera vez en la historia de la revolución aparecen los temibles Comandantes de batallones, los Mayores, Capitanes y Teniente-coroneles que, en el caso de toda rebelión militar, son las piezas clave

Es lo más seguro y nada mejor para demostrarlo que la detención y enjuiciamiento del Mayor General, Miguel Rodríguez Torres, acusado  de conspirar para dividir  desestabilizar a la FAN, por lo que se le dictará privativa de libertad y se le condenará al martirio que también sufren los generales Vivas y Baduel.

Pero sin que se pueda probar que tuviera algo que ver con la “Rebelión de los Comandantes”, pues, por regla general, estos encuentran sus jefes entre los Alféreces Mayores de las promociones que les precedieron que son, quienes, desde la Academia, mantienen con ellos una relación de superioridad inmediata.

No quiere decir que, no reconozcan a los Generales, Coroneles, Almirantes y Vicealmirantes cuyas ideas comparten, pero sin que sea posible traducirlo en una colaboración política activa que, es lo que es,  un golpe de estado.

Por tanto, la política de estos “Comacates”, o “Comandantes” viene de abajo, de la calle, de los barrios o urbanizaciones de clase media o baja, lugares donde viven sus padres,  suegros, hermanos, primos o amigos de la primeria y/o el bachillerato con los que siguen manteniendo vínculos.

Y lo que llega a los cuarteles desde hace tiempo de la calle, el barrio y la urbanización son los noticias del hambre, de los muertos por la falta de medicinas o de los que abandonan a Venezuela, el país de todos, de civiles y militares, porque un gobierno atroz,  por servir a una ideología fracasada, el socialismo, les ha reducido sus vidas a  ruinas, a escombros.

“Pero es que, periodista”, me cuenta un oficial con el cual comparto con alguna frecuencia informaciones sobre lo que sucede en la sociedad civil y en la sociedad militar, en la calle y en los cuarteles, “el hambre ha llegado a los cuarteles, el rancho es cada vez más escaso, sin las proteínas requeridas para la actividad militar, y los soldados pueden irse a sus casas porque no tienen como curarse una gripe o una infección, pero para encontrarse que su familia, sus padres y hermanos o el barrio completo,  padecen del mismo mal.

Pero lo mismo puede decirse de la dotación para los entrenamientos o las operaciones que no pueden faltar en ninguna instalación militar, digamos, repuestos para las armas, equipos o vehículos, gasolina, aceite,  municiones, papel de ningún tipo, computadores, teléfonos, y se lo cuento aunque no me lo crea, el agua que a veces tarda días en llegar y los apagones que pueden extenderse por casi todo un día.

Una rebelión militar cuya importancia se agiganta cuando entre los detenidos aparecen los Tenientes-coroneles, Iber Marín Chaparro, Comandante del Batallón Ayala (el blindado con la máxima responsabilidad en la defensa de Caracas y toma de Miraflores), Deivis Motta Marrero, Comandante del Batallón Pedro León Torres, de Valencia, Carabobo y Henry Medina, Comandante del Batallón Logístico de San Cristóbal

Pero lo peor es el hambre, amigo periodista, lo peor es el hambre. Creo que fue Napoleón quien dijo que los Ejércitos caminaban sobre sus estómagos y nosotros, los oficiales del Ejército venezolano, lo estamos comprobando”.

En otras palabras que, no habrá reconciliación, tranquilidad y conformismo entre el madurismo y la mediana y baja oficialidad del Ejército si no cesa la crisis, se pone fin al modelo socialista, se extermina la corrupción y el narcotráfico y Venezuela recupera la prosperidad que, criminalmente, está matando a su gente y obligándola a abandonarla.

Y como sabemos que nos enfrentamos a un gobierno de fanáticos que, por defecto, son consumados terroristas y narcotraficantes, pues no nos queda sino esperar el choque final que no puede esperar hasta más allá de mayo.

Lo están oteando los partidos democráticos que se niegan a participar en unas elecciones fraudulentas con las que Maduro busca desesperadamente llegar, por lo menos, hasta finales de año, la comunidad internacional cada día más inclinada a tomar medidas concretas contra el dictador, y los países de la región, decididos a apurar las acciones para que Maduro entienda que sus posibilidades de sobrevivir en un continente donde las dictaduras son anacronismos intragables,  son realmente nulas.

Aunque ello no quiere decir que, no opte por alguna forma de resistencia que, sería la que le proporcionarían los colectivos de Valentín Santana y los grupos de choque y los cuerpos especiales de Padrino López y Reverol, pero solo para escapar como los macheteros del general Noriega, en cuanto sientan que se anotaron en el bando equivocado que, además de adiposo, corrupto y narcotraficante, es cobarde.