Omar Estacio
El Grupo de Lima, GL, tiene previsto reconstituirse o repotenciarse,
con la incorporación de Cuba como, uno más, de sus honorables
integrantes. Quiere decir, que el desgobierno de Raúl Castro y Díaz-Canel,
su pelele, actuarían cual Viagra o agua de babandí, para insuflarle fuerza y
armonía selvática a la disfunción eréctil del languidecido miembro
multilateral, ad-hoc, latinoamericano.
¡Bravo por el GL! Nadie en su sano juicio, ante el dilema hamletiano
de la paz o la guerra, se decanta por esta última. Los generales más
ansiosos de entrar en combate, son los que jamás han combatido. Arthur
Wellesley o Duque de Wellington, que sí sabía “cómo se bate el cobre”
sentenciaba que, “Junto a una batalla perdida, no hay nada tan triste,
como una batalla que se ha ganado”. Muertos y mutilados en ambos lados.
Por lo mismo, ahora, que el GL persigue incorporar a sus
negociaciones a un player, es decir a quien tiene velas en el entierro de la
decencia en nuestra amada Venezuela, también este cronista quiere
brindar su aporte. Si de players se trata, incorporemos, con voz y voto, a
los Cárteles de Cali y Medellín. O al Hezbolah. O al ELN, importado en
vientre a Barinas, Apure, al estado Amazonas por Nicolás Maduro. O
pidámosle al State Departament, le consiga al “Tuerto” Andrade, permiso
especial, ida y vuelta, desde la cárcel donde está recluido por ladrón,
Miami-Lima-Miami, para que tenga voz y voto en el citado conciliábulo.
En el mismo chárter podría venirse en aventón el “Chapo” Guzmán, con
holgado derecho a consejero del GL. Los verdaderos protagonistas de
estos nefandos 20 años robolucionarios, han sido, son serán -a menos
que los echemos a patadas- en riguroso, desorden analfabético, la
corrupción con furor de Mesalina y el narcoterrorismo. Nadie mejor para
combatir el crimen que aquél con agallas para cometerlo. Esa es la
premisa de la cual ha partido la convocatoria cursada a la tiranía de La
Habana. Agarremos, entonces, el toro por los cachos. Sin medias tintas.
Sin grima. Sin que nos tiemble el pulso.
Nada de pañuelos en sus narices, honorables cancilleres del GL. Y
siempre a sus órdenes.
@omarestacio