La decadencia se ha entronizado, la Venezuela de inmigrantes de otros tiempos se ha convertido en la actual empobrecida y minusválida
Gustavo Luis Carrera
Emigrar es una acción referida a una incógnita: ¿adónde? y ¿por qué? La sola idea de alejarse del lar nativo por tiempo indeterminado implica una aventura en tierra extraña. Y nada puede evitar el temor consecuencial: no hay seguridad a la vista, todo es incierto. Persiste la sensación de inestabilidad. Pero, se impone la necesidad. Y se emigra.
LA MIGRACIÓN. Los desplazamientos poblacionales han existido desde los tiempos más remotos.Inclusive tienen un prestigio bíblico: Éxodo se denomina el Segundo Libro de la Biblia. Es la circunstancia que obliga a grupos humanos a trasladarse de un territorio a otro, por razones de fuerza mayor: guerra, cataclismo, amenaza de dominio o de muerte, pobreza, desastre económico. Así, migrar es desplazarse de la tierra original y, en el otro extremo, ingresar a una distinta de la propia.
VENEZUELA INMIGRANTE. La tradición nacional había sido la de ser un país abierto a la inmigración. Y esta apertura coincidía con un requisito sine qua non, la de ofrecer una evidente ventaja social y económica. En efecto, Venezuela se caracterizaba por su esencia liberal y su considerable nivel de vida, razones suficientes para ser un polo de atracción migratoria. Es obvio, y salta a la vista, que nos referimos a un país que ha acogido a grandes grupos de inmigrantes europeos, asiáticos y americanos; todos llegados con el propósito de aventurarse en la búsqueda de mejores condiciones de vida, tanto en lo económico como en lo social y lo político.
VENEZUELA EMIGRANTE. La nueva realidad nacional ha conducido a torcer la imagen del país, haciéndolo pasar de un territorio de inmigrantes a uno de emigrantes. Enorme y fatal sorpresa que ha hecho de Venezuela un ejemplo, que ya circula en impresos y entre cronistas, de insólita compactación de emigrantes en un breve lapso. Es un fenómeno alarmante, que se evidencia al reconocerse la cifra de cuatro millones de desplazados, lo que equivale a un 12% de la población. Ante tal cúmulo de emigrados resalta el por qué, la motivación. Las condiciones depauperadas de vida, la falta de oportunidades de trabajo, la escasez de alimentos y de medicinas, la hiperinflación que ha convertido el salario en una real miseria, la inseguridad pública, ¿no son suficientes causas para un éxodo como el que estamos padeciendo? Es evidente: nadie emigra motu proprio, salvo contados aventureros o quienes responden a circunstancias muy particulares. Siempre detrás de cada emigrado hay una historia de carencia, ya sea material o social. Y sobresale el hecho lamentable de ver cómo emigran jóvenes y personas de diversas edades, muchos de ellos profesionales y trabajadores calificados, que imposibilitados de incorporar su capacidad productiva en su propio país, se ven obligados a ofrecerla en otros lares. Una cifra de emigrados de estas proporciones establece definitivamente el hecho de que la Venezuela actual es una Venezuela emigrante.
VÁLVULA: «La Venezuela de inmigrantes de otros tiempos, cuando era un polo de atracción como país de esencia liberal y de considerable nivel de vida, con oportunidades de trabajo, se ha convertido en la actual empobrecida y minusválida Venezuela emigrante. La decadencia se ha entronizado». glcarrera@yahoo.com