No es el primer escándalo que protagoniza la segunda del régimen madurista. Ya en diciembre de 2016 intentó entrar, sin ser invitada, a la reunión de Mercosur en Buenos Aires
Noel Gómez Herrera
Noel Gómez Herrera
El 15 de diciembre de 2016, la entonces canciller del régimen madurista, Delcy Eloína Rodríguez Gómez, intentó entrar, a la fuerza, a la brava, a la reunión de Mercosur pautada para ese día en la ciudad de Buenos Aires.
Ante los ojos del mundo la pequeña Delcy Eloína Rodríguez forzó su entrada en la cancillería argentina, mientras los funcionarios locales trataban de impedirlo, terminado con una fractura de la clavícula, según dijo al día siguiente el gobernante venezolano Nicolás Maduro, desde La Habana anunciando «una protesta enérgica y total a la cobardía del gobierno argentino«.
En el Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina, dirigido entonces por la canciller Susana Malcorra, se celebraba una reunión del Mercado Común del Sur (Mercosur), organismo multilateral del que en esos días había sido expulsado el régimen dictatorial venezolano, por violar los derechos humanos y las libertades democráticas. La decisión fue tomada por el resto de los países miembros: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Como siempre, Rodríguez mantuvo siempre su sonrisa y denunció un “golpe de Estado” dentro del organismo, al que había ingresado Venezuela en el año 2012, cuando Mercosur estaba en manos de gobernantes cercanos al entonces presidente Hugo Chávez Frías.
Ante el ingreso abrupto, y de muy malos modales, de la entonces canciller venezolana, sus colegas decidieron disolver la reunión y celebrarla posteriormente sin la proscrita Rodríguez, quien había forcejeado con los vigilantes del Palacio San Martín para entrar a la fuerza, y en compañía de varios subalternos suyos, a la sede de la cancillería argentina, ubicada frente a la Plaza San Martín, custodiada por varios camiones de la policía y trincheras de acero para contener disturbios, que no fueron necesarios para contener a la irritada funcionaria diplomática.
A MEDIANOCHE EN BARAJAS
A medianoche del pasado lunes 20 de enero la vicepresidenta del régimen de Nicolás Maduro, Delcy Eloína Rodríguez Gómez llegó al aeropuerto internacional de Barajas, en la capital española con la firme intención de reunirse con el vicepresidente del gobierno español, Pablo Iglesias, a pesar de las sanciones de la Unión Europea que le impiden a ella, y a cincuenta funcionarios más de la dictadura venezolana, ingresar a los países miembros de esa comunidad.
A hurtadillas, a medianoche, la funcionaria ingresó a territorio español, a pesar de ser persuadida en el avión por el ministro de Fomento de España, José Luis Ábalos. Luego de ocho horas en Barajas, Rodríguez abordó un vuelo privado que la llevaría hacia Turquía, con escala técnica en Doha, la capital de Catar.
Sobre la vice de Maduro pesan duras sanciones de la Unión Europea que no le permiten viajar a territorio europeo, por eso la oposición política en España reclamó explicaciones del gobierno del presidente Pedro Sánchez (PSOE), quien gobierna en coalición con el partido “Podemos” (izquierda) que lidera el vicepresidente Iglesias. El escándalo provocado por Rodríguez ha sido tal que la oposición ha solicitado la destitución del ministro Ábalos. Por su parte la Unión Europea estaría a punto de sancionar a España por violar los acuerdos de la comunidad y el gobierno de Estados Unidos le ha hecho llegar a Sánchez una nota de protesta.
«Este tipo de acciones, reunirse con alguien que está sancionado, socava la política conjunta que Estados Unidos y la Unión Europea han puesto en marcha sobre Venezuela», dijo Carrie Filipetti, subsecretaria adjunta del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Los medios españoles señalan que la tripulación del avión rentado donde viajaba la Rodríguez quiso bajar en el aeropuerto de Barajas para descansar, después de casi nueve horas de vuelo. Al parecer Delcy no quería quedarse en la aeronave y descendió a la sala VIP del aeropuerto, lo cual fue engorroso para la Policía de España que tenía instrucciones de detenerla y deportarla a su país. Ábalos fue a convencerla de no bajar del avión y también a persuadir a la Policía de no detenerla.
“Los españoles no merecemos que el Gobierno nos mienta. No puede ser que algo que está preocupando a nuestros socios comunitarios se oculte. Ábalos no puede seguir un día al frente del ministerio», sostuvo el presidente del opositor Partido Popular (oposición), Pablo Casado.
Sobre su “segundo debut” internacional, esta vez en Madrid, la vicepresidenta Rodríguez hasta ahora no ha dicho nada, tampoco el dictador Maduro