Se ha roto el equilibrio natural y esto genera graves consecuencias que lamentar. La civilización contemporánea, imbuida de tecnificación ha caído en el exceso de la soberbia
Gustavo Luis Carrera/ LETRAS AL MARGEN
Se concibe la existencia de un orden natural, de un equilibrio de los elementos que conforman la naturaleza; y se establece que la ruptura de este estatuto acarrea graves consecuencias en la vida común de los humanos. Es algo así como un pacto de armonía con ese orden natural. A sabiendas de que su alteración es de todo riesgo.
LA FUERZA DE LA NATURALEZA. No es necesario destacar la gigantesca potencialidad de los elementos. Basta con recordar las muestras cíclicas o puntuales de la fusión del magma y de los índices de los movimientos telúricos y las turbulencias eólicas. Igualmente es proverbial el daño universal que pueden causar las epidemias patológicas, diezmando terriblemente a colectividades enteras. Potencialmente es una amenaza indetenible. Y su destructiva manifestación se está viviendo en la actualidad
¿SE ATIENDE DEBIDAMENTE EL SECTOR SALUD? La pregunta espontánea, natural, se refiere al hecho de si hay conciencia mundial de la necesidad de proveer al sector salud del apoyo debido y de los recursos económicos necesarios para cumplir adecuadamente sus requerimientos. ¿Cuánto del PIB (Producto Interno Bruto) dedican los Estados al sector de salud pública? Nunca llega al 10%. Y si esto es así para las mayores economías -Estados Unidos, China-, mucho peor resulta para países de menor desarrollo. Esta desatención genera un riesgo como la grave tragedia que vivimos en la actualidad. Es un hecho cierto: nada es casual, se está pagando el precio de una falla sustancial.
¿EMERGENCIA PROVOCADA? Más allá del extraordinario desarrollo técnico alcanzado, por encima del gigantesco avance tecnológico de nuestro tiempo, la naturaleza impone su voz de alerta: se ha roto el equilibrio natural y esto genera graves consecuencias que lamentar. La civilización contemporánea, imbuida de tecnificación ha caído en el exceso de la soberbia, creyendo que más importante es la consolidación de un parque armamentista y de una exploración espacial que la atención de la salud física y mental de los individuos. No hay conciencia profunda de los riesgos próximos, que acechan sin descanso, y que, por cotidianos, parecer menores. Pero, la potencialidad de las fuerzas naturales se impone, señalando el límite del cual no debe pasarse. Cuando se ignora el respeto al medio ambiente, cuando se agrede de manera suicida el equilibrio ecológico, se está abriendo la puerta a desastres imprevisibles. De allí que no sea impropio pensar que se está viviendo en la actualidad el resultado fatal de una emergencia provocada por la desatención en materia de salubridad. La naturaleza está dando al ser humano una voz de alerta, una clarinada dramática; la respuesta no puede ser circunstancial, de momento, sino de permanente responsabilidad plena. Hay que tomar conciencia de que el desafuero de la conducta ignorante del orden natural conduce a que la naturaleza cobre un alto precio.
VÁLVULA: «Siempre quedará la interrogante de si la grave emergencia que estamos viviendo no es un reclamo de la naturaleza, que resulta de la desatención del sector salud frente a los ingentes gastos en armamentos y en cosas superfluas; mientras, además, se contamina el ambiente y se agrede el entorno ecológico»
glcarrera@yahoo.com