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El “diálogo” buscaba sofocar a la disidencia

La oposición verdadera cayó en la trampa que le tendió el enemigo valiéndose de agentes suyos infiltrados, cuando aceptó que la alianza electoral se convirtiera en un partido.

Una alianza electoral es circunstancial. Se la forma para una elección determinada. Después de la elección se le pone fin o se la mantiene en estado latente para repetirla en la próxima. Pero una alianza no supone ni puede exigir la renuncia al perfil ideológico ni a la identidad estratégica, que son absolutamente necesarios para crecer diferenciándose.

La oposición verdadera cayó en la trampa que le tendió el enemigo valiéndose de agentes suyos infiltrados, cuando aceptó que la alianza electoral se convirtiera en un partido que ha terminado siendo colaboracionista de la tiranía comunista. Con el chantaje de la unidad, se ha combatido a quienes discrepan con el fin de impedir que su disidencia se desarrolle como una alternativa que ponga en peligro al gobierno títere de Cuba, del cual son socios los que determinan el rumbo y las acciones. Así la MUD viene sirviendo de instrumento y apéndice del régimen.

La mejor demostración de lo dicho está en el mal llamado diálogo. Resulta evidente que su objeto fue sofocar la disidencia, la que convocó a la “oposición de calle” por considerar que es la salida. Funcionó el supuesto diálogo como una tenaza, en lo interno la sociedad entre los que tienen el poder y los que le sirven de comparsa simulando lo que no son y en lo externo UNASUR, el aparato creado por la Internacional Comunista de América Latina (Foro de Sao Paulo) para ahogar a los movimientos populares que se rebelen contra los gobiernos comunistas o filocomunistas.

Llamaron “diálogo” a lo que fue el encubrimiento de los asesinatos (42 hasta ahora) de la tiranía comunista, la cual ha podido pasar sin problemas a culpar de asesinos a los insurgentes como lo hizo con Simonovis al que achacó el genocidio cometido por los pistoleros de Puente Llaguno. Además el diálogo sirvió para entregar todos los disidentes a la filial venezolana del G-2 cubano (van miles), contra cuyas figuras más destacadas se viene practicando una redada con el montaje de un magnicidio.

El proceder de estos colaboracionistas ha sido idéntico a los de Vichy en la Francia ocupada que fueron cómplices de los crímenes y las persecuciones de la Gestapo contra la resistencia.

El aparente retroceso ha sido un avance. Ya el mundo entero sabe que estamos bajo una tiranía. Se acabó el engaño de que el gobierno títere es democrático. Ya los venezolanos saben que la MUD no es oposición sino colaboracionismo. Y ya los latinoamericanos saben que UNASUR es un invento de la Internacional Comunista para impedir que los movimientos democráticos tomen el poder. Ha llegado la hora del deslinde ideológico y estratégico.

El deslinde ideológico que muestre lo que nos diferencia tanto del gobierno títere, que sí tiene clara su ideología comunista, como de los colaboracionistas, que carecen de definición presentando una imagen de hermafroditismo ideológico. El deslinde estratégico que muestre lo que nos diferencia tanto del gobierno títere, que sí sabe para dónde va guiado por Cuba, y de los colaboracionistas, que hacen el papel del Príncipe Carlos que ha envejecido esperando que la Reina de Gran Bretaña muera o abdique. Aquí los colaboracionistas llevan años esperando que los títeres de Cuba les permitan ganar una elección y en formar lo que ellos llaman una nueva mayoría, que será con viejos enclenques porque los jóvenes están emigrando por millares.

El primer paso para el deslinde ha sido anunciado: constituir un frente político social con quienes coincidimos en estas ideas fundamentales. Un frente político porque debe tener un fin político: llegar al poder y no ser comparsa de la tiranía comunista. Un frente social para que traslade la lucha de lo electoral a lo social, haciendo “oposición de calle” hasta lograr el objetivo político.

Espero que los políticos de la consigna “la salida está en la calle”, aprovechen esta oportunidad para darle un vuelco a la situación. Les recuerdo el lema de Juan Pablo II para la insurgencia contra el comunismo: “no tengan miedo.” El cristianismo se hizo religión universal con la persecución.