Lo que está pasando en la Patria de Miranda, Bolivar, Sucre, Páez, Mariño, Urdaneta, Rivas, Bermúdez, entre otros tantos vergatarios que se la jugaron para sacar de aquí al imperio español no se imaginarán en el cielo lo que hizo un atorrante llamado Hugo Chávez y un grupo de militares aventureros que, un 4 de febrero alzaron las armas de la República contra la propia Patria.
Aquella madrugada del 4 de febrero, esos llamados COMACATES, dispararon contra civiles y buscaron acabar con la democracia que legítimamente el país se había dado en democracia, para lo que había elegido a Carlos Andrés, adeco, como su presidente, mientras que la izquierda seguía demostrando no contar con el apoyo popular como para asirse del poder político electoralmente. Es más, la gente del PCV era parte del sistema, como lo era la Liga Socialista, el MAS, Bandera Roja, entre otros grupos que actuaban en la escena democrática, aún con los errores de partidos como Acción Democrática y Copei, los cuales habían tenido oportunidad de ser los inquilinos de Miraflores, respetando las reglas del juego democrático, como era aceptar las decisiones del Congreso Nacional, con dos Cámaras; de allí salían leyes y decisiones que eran acatadas y respetadas por todos, incluyendo a la Corte Suprema de Justicia, que, tal vez con sus defectos, no era esta vergüenza que hoy tenemos por poder judicial, lo más parecido a una cloaca.
En el caso de los militares, en el puntofijismo ellos estaban en sus espacios, cada fuerza en lo suyo; era la Guardia Nacional la que no escapaba a los comentarios, ya que en las alcabalas o en los puestos fronterizos el contrabando, el abigeato, el tráfico de drogas, la explotación ilegal de minerales preciosos estaban presentes, por lo que muchos de esos funcionarios no eran ajenos a los «negocios».
Sin embargo, los militares como tales, tanto en la ciudad como en el interior del país, tenían un respeto ganado; había solidaridad. Quizás por eso era que se hablaba de los militares, lo que ocasionara que el 4 de febrero, cuando aparece en la escena Hugo Chávez, no fue que el pueblo se volcó a darle pleno apoyo, pero si justificaron la acción de «los muchachos», expresión que llegamos a escuchar de personas mayores y militantes adecos, copeyanos, urredistas. O, como en el caso de los llamados notables, quienes venían formulando cuestionamientos hacia la administración de Carlos Andrés Pérez, mandatario que tenía un paquete económico que había que aplicar, de acuerdo a los economistas y demás entendidos.
Venezuela vivía otro momento. Había empleos, había comidas; se iba a un supermercado y se compraba de todo; al extremo que los supermercados tenían ofertas todas las semanas. Con 200 bolívares, por ejemplo, una persona compraba un modesto mercado. Hoy, con esos 200 bolívares no se compra una harina pan.
Hugo no dejó de joder. Recorrió parte del país con su discurso encendido. Era el adalid de la moral y de la ética. En Yare eran visitados por hombres y mujeres que se identificaban con ellos. Carlos Andrés Pérez fue sacado del poder por la dirigencia de su propio partido. De eso puede hablar Henry Ramos Allup, Claudio Fermín, William Dávila. No Bernabé Gutiérrez porque ese es un ignorante que salía de Puerto Ayacucho a reunirse con las amantes de Jaime Lusinchi, Blanca Ibáñez, o Cecilia Matos, la de Carlos Andrés. Era su especialidad. Por lo que llegó a ser Gobernador de Amazonas, cuando Jaime Lusinchi, como los fueron dos generales de división, uni de la GN como Vargas Chirinos; mientras que el otro fue Alberto Miuller Rojas, no bien recordado en Puerto Ayacucho en los ocho meses de gobernador designado.
Esto indica, como inciso, que los militares para lo único que han servido, salvó excepciones, para estar en sus cuarteles.
Entramos a la escena con el triunfo de Rafael Caldera y su chiripero, en el que estuvo el PCV, el MAS. Que vergüenza. Pero la charada no termina aquí, sino que ambos partidos, amantes del poder, amén de que luego no se conozca que es lo que han hecho como positivo, pasaron a formar parte del llamado polo patriótico. Gana Hugo Chávez las elecciones, ellos pasaron a ser parte del poder; parte de lo bueno y de lo malo de un gobierno como el de Chávez, quien hizo de la corrupción su mayor revolución; al extremo, hay que decirlo, que incluso los patas en el suelo de su familia comenzaron a cambiar de estatus. Seguro que de eso nada sabían los del PCV y los del MAS.
Los guisos comenzaron a ser parte de la lucha revolucionaria de quienes, no teniendo nada, pasaron a ser potentado, como el caso de quien vivió en el callejón El Hatillo de Petare, como Diosdado Cabello y su hermano, conocido como el mocho.
Los ejemplos son muchos. La realidad de Venezuela es suprema mente lamentable. Los hechos no pueden ser cambiados con cuentos de caminos. El enriquecimiento vino de manera descarada. Fue la realidad del MVR, hoy PSUV.
Plan Bolívar 2000
Este es el primer experimento político de Hugo Chávez con los militares, quienes pasaron a ser los que manejaban grandes presupuestos para reparaciones de infraestructuras. La corrupción no podía estar ausente. Ninguno de esos militares fueron llevados a ningún tribunal para que rindieran cuentas a la justicia. Todos fueron exonerados, comenzaba el festín. La moral bolivariana comenzaba a divisarse.
Miraflores un hervidero
La prensa se encargó de hacer la diaria reseña de la presencia de hombre de negocios en Miraflores. Muchos ya eran habitue del centro del poder; se reían de los cuentos del Arañero de Sabaneta. Ellos felices, tu país está feliz. Tal como era la cara de un ministro como Alfredo Peña, quien se encargó de poner un poco de aviones y de carros, inclusos blindados, que no eran necesario para la nueva administración. Al extremo llegó Chávez, que puso a la periodista Martín Pacheco a servirle café a sus invitados, lo que fue visto en cadena nacional.
PDVSA en caja chica
Hugo Chávez no se detenía en su afán de convertirse en el Padrote de Venezuela,costa eso tuvo a un ministro como Rafael Ramírez que hacía en la industria petrolera lo que le parecía, mucho más si era solicitado por el inquilino de Miraflores para que todas sus pendejadas, cuál muchacho malcriado, se antojaba de hacer vaina. Lo que después se conoció como el despelote petrolero. No obstante, los cubanos, con Fidel Castro al frente, se convirtió en el gran asesor, el sujeto necesario. Luego vimos a cubanos como instructores deportivos, como maestros, médicos, en identificación, en los registros, en las notarías y en los cuarteles.
Lo más probable que en los centros de santerías y de brujerías también estaban para *asesorar» a Chávez y a los militares patas en el suelo del 4 de febrero,los cuales dejaron de ser tales para pasar a ser la nueva élite económica, compradora de propiedades en el Este de Caracas.
La oposición seguía sin brújula
Hugo Chávez y sus amigos, muchos de ellos viejos militantes de los partidos tradicionales, pasaron a formar parte del MVR, figuras como Luis Miguelenas, José Vicente Rangel, entre otros tantos que habían llegado a estar en la primera línea de la política venezolana como Jorge Olavarría, Ignacio Quintana, William Lara, William Ojeda, conocido autor de Cuánto Vale un Juez, libro que todavía corre entre los opinantes de la situación judicial que no requiere muchos comentarios por lo cloacal que es.
Lo militares mercaderes
Es como si tuviéramos que escribir acerca de lo que han sido la conducta de esta gente. Es aberrante. Aprovechadora no a favor de país sino de ellos y sus círculos, para lo que han buscado estar en ministerios, direcciones de cuántas pendejadas fueron creadas para justificar la presencia de hombre y mujeres de esa institución que fue divisando su honor con la corrección, mientras que Hugo Chávez se lo permitía, tal como hoy sigue siendo un nefasto ejemplo.
La política sigue sin rumbo
En todos estos años, después del intento de Revocatorio Presidencial, se conoció la experiencia de la llamada Coordinadora Democrática, la que tuvo reconocimiento por parte del Consejo Permanente de la OEA, Resolución 830, pero poco a poco eso fue muriendo; los errores de la dirigencia opositora eran sistemáticos. Cada quien, aún sin militancia, se creía dueño de una parcela sin rastrojos, pero dueños al fin.
El chavismo avanzaba
Para dónde avanzaba esta gente? Para la destrucción del aparato económico. No hubo un ministro que diera, finalmente, resultados y que hoy se pueda decir que estamos bien. Se dedicaron a fracasar con las rutas de las empanadas, los gallineros verticales, los cultivos, los carros iraníes, las bicicletas, los tractores, los satélites, los carros tiunas, los fusiles AK.
Todo un desastres en la economía.
Hoy estamos en el suelo como país. Desgastados. Desvastados por dónde se busque el aparato económico; el control de cambios es otra verruga de la revolución. Pero la dirigencia de la oposición. De todas las que existan, tienen interés en que todo marche como hasta ahora. El líder nuevo, Juan Guaido’ no fue capaz de llamarlos a todos y hacer un retiro espiritual de un fin de semana o del tiempo que fuera necesario; darse las trompadas que fueran, pero salir de allí con otra visión. No fabricar un Plan País donde, como de hecho, no está el país. Allí están los lechuguines de Primero Justicia, los de Voluntad Popular, los de María Corina, que ya parecen ser veinte venezuela, los de AD, creyéndose los experimentados, también les dicen veteranos, que no entendieron que había que desprenderse de esas pretenciones que dan supuestamente los años de experiencia.
Por el otro lado, el gobierno que no pierde el chance, no es solo éste gobierno, sino cualquiera, frente a las acciones de aventura del enemigo, se buscó una oposición complaciente, a su medida; les compró el cuento, la está amamantando muy bien. Fue la misma que participó en las presidenciales adelantadas del 20 de mayo, donde Henri Falcón no calzo las botas de un gran líder, teniendo a Claudio Fermín de Jefe de Campaña y a Javier Bertucci de palafrenero. Hoy Nicolás Maduro, el mismo que no puede negar que en sus manos el país se ha venido a pique, le echa los cuentos a su oposición de Casa Amarilla, la que habla de un país por donde la mayoría de ellos no caminan, y no lo hacen para no escuchar lo que la gente quiere expresarles con impotencia, con arrechera. Esa oposición de Casa Amarilla, cómplice hoy de las fechorías de un gobierno para quien la gente no cuenta, debe saber que todo lo que va a suceder tiene su hora. Cómo lo debe saber también los del G4, aún cuando no tengan partido, porque desde la mesa salió la decisión para que los alacranes y bernabeseros sean ahora los grandes aliados de Nicolás Maduro, el mismo que han convertido en un prospecto que vale 15 millones de dólares, Diosdado Cabello 10 millones de dólares, Padrino López 10 millones, Tarek El Aissami 10 más, mientras Maikel Moreno apenas se cotiza con 5. Cuánto pasará a costar los que integran Casa Amarilla.
Seguramente, mañana me acusan de instigación al odio. Porque ellos quieren periodismo al estilo de Hola española.