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En Miranda los transportistas juegan con fuego #CrónicaMunicipal #FélixSucre

En estos tiempos de complejidad social, Venezuela vive en una constante tensión, lo que no es tomada en cuenta por el sector del transporte público de pasajeros, como tampoco por los alcaldes y gobernadores, quienes siguen dejando a la deriva a los usuarios, los cuales tienen que pagar las tarifas que estás camarillas imponen mes a mes.

Félix B. Sucre

CNP 8526

Los transportistas llegar a alegar los altos precios de los cauchos, de respuestos, baterías y el aceite, entre otros insumos necesarios para la operatividad de las unidades automotor. Son verdades contra verdades, sobre todo en una Venezuela dónde el salario mínimo no llega ni a cinco dólares.

Aquí tenemos también el caso de los jubilados y pensionados que, gracias a la miserableza del gobierno, hoy una pensión está en el orden de algo así como dólar y medio, lo que poco le ha importado a Nicolás Maduro, el mismo que se ufana de ser el «presidente obrero». De esa forma se burla del país.

Lo que llama la atención es que su acólitos lo repiten hasta el cansancio, como aquello del ministro alemán de que una mentira dicha ciento de veces se convierte en una gran verdad.

En Venezuela no ha sucedido así. Aquí todos saben que la mentira es la mentira, venga incluso desde la Corte Celestial, mucho más si viene de Miraflores, centro de poder político que conspira contra el pueblo, contra los trabajadores. Nada de eso le ha portado a Nicolás Maduro y al PSUV. Ni a los militares chavistas, antiimperialistas y chavistas, aunque el artículo 328 de la Constitución taxativamente indique lo contrario.

En estos tiempos de paradojas, obviamente, hay que enfatizar que todo se vale, como se vale la ausencia de dirigente políticos opositores frente a  la solidaridad que no le llega a los que son objeto de chantajes de prestadores de servicios como los del transporte público de pasajeros que tienen que soportar que las tarifas sean movibles, con lo que queda en claro que el sacrificio no se comparte, sino que es el usuarios, trabajador o tercera edad que, unos por diligencias y otros por trabajo, tienen que viajar todos los días a Caracas y pagar, por ahora, 180.000 bolívares diarios, el cual a partir de lunes serán 200.000, lo que indica que un trabajador al mes tendrá que pagar cuatro millones ( 4.000.000 ) de bolívares.

Pues bien, como sabemos que estos no son los asuntos que molestan a Nicolás Maduro y a la cúpula del PSUV, ni al Alto Mando Militar; también es menester señalar que los diputados ni los constituyentes han dicho nada. Está boca no es mía, me la prestaron. Allí es donde hay que decirle al Gobernador de Miranda, Héctor Rodríguez, como a los gobernadores del país, que se hace necesario cambiar de rumbo. Que hay que escuchar a la gente y buscarle solución a los problemas.

El caso del transporte requiere urgente atención. Guarenas, Municipio Plaza, es un ejemplo vivo y un polvorín latente que se puede prender. Allí los alcaldes, por ser su competencia, de acuerdo a la Ley Orgánica del Poder Público Municipal, tienen que buscar solución a el caso del transporte, bajarle el copete a los empresarios del transporte, quienes con su conducta demuestran que no son servidores públicos, sino que se sirven del público que no tienen más alternativas.

Tal vez la Gobernación de Miranda pueda ayudar a paliar la situación en Nueva Casarapa, con una 10 o 15 unidades de TransMiranda, con lo que haría una realidad su promesa cuando puso en funcionamiento ese sistema de transporte, el que ofreció para la urbanización, hoy olvidada incluso del alcalde Luis Figueroa, quien ni desde su programa radial hace demagogia con los vecinos, los cuales padecen el problema del transporte, pero también es grave lo del agua, gracias a qué Hidrocapital le niega el agua, sin razón alguna.

Lo que llama la atención es que no se ven a los concejales del PSUV, tampoco a los que ahora aspiran a ser diputados. Nadie viene a decirle a los vecinos, aún siendo una mentira: «estoy con ustedes y me ocuparé de buscar soluciones». No obstante, hay que reconocerlo, el empresario Fernando Uzcátegui y su gente está limpiando la laguna, como también mandó a su gente a repartir agua en el sector El Alambique, lo que me dicen que ha Sido un hecho de importancia para los vecinos. Bueno sería que viniera el gobernador, el alcalde y los concejales; también uno que otro ministro o viceministro.