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Luisa Ortega Díaz no puede seguir dando largas al asunto. Debe ordenar una investigación de las denuncias hechas en la carta de Giordani.
Es público y notorio. El ex ministro Jorge Giordani hizo graves acusaciones en su famosa carta. Noticia criminis. La Fiscalía General de la República tiene el deber y la obligación de abrir las averiguaciones pertinentes. Son de altísima gravedad las acusaciones de corrupción y de mal manejo de los recursos públicos que se muestran en el escrito de un hombre estrechamente vinculado al alto poder en los últimos 15 años.
Luisa Ortega Díaz debe cumplir con su deber, no puede dar la espalda al país en un momento crucial. La historia que se escribe día a día no le perdonará a la Fiscal que se haga de oídos sordos, que voltee a otro lado. Basta ya de los panfletarios anuncios sobre la lucha contra la corrupción que emanan del Ministerio Público. Los cabecillas, los peces gordos, deben ser investigados y castigados de una buena vez.
Giordani maneja información sensible, de vital importancia que debe ser utilizada para dar con los complejos entramados de corrupción citados por él mismo. Cadivi, Sitme, Fonden, el Fondo Chino, la Tesorería, el BIV; si la Fiscal quiere puede comenzar por cualquiera de esos casos que enumera el ministro que acompañó por más tiempo a Chávez. Pero es que en el extenso comunicado elaborado por Giordani se desprenden muchos otros elementos, como la confesión del uso de recursos del Estado para la campaña electoral presidencial del 7 de octubre, por ejemplo.
Eso también debe ser investigado, con urgencia. La impunidad es uno de los males que golpean a la sociedad venezolana, a todo nivel. Sería un gran paso para adecentar. El gran problema está en que para ello es necesaria voluntad por parte de la Fiscalía. Si la Fiscal quiere, podrá encontrar jugosa información. Si, por el contrario, se queda de brazos cruzados, pues, se convertirá en cómplice por inacción, en más de lo mismo
