Hay que escribir sobre los indultos. El país entero, y en el exterior, están hablando de los indultos dados por Maduro a presos considerados políticos, con o sin sentencia, y a dirigentes sindicales, políticos exiliados y asilados en embajadas, gente perseguida y líderes amenazados.
Luis Fuenmayor Toro
Se trató de un grupo de 110 personas ligadas en alguna forma a la oposición extremista, sin querer decir con esto que todos los indultados lo sean en ese momento. La figura jurídica utilizada fue la del indulto, medida muy popular en Venezuela desde hace unos 40 años, independientemente de las críticas que algunos juristas le hacen. El indulto, inicialmente para reclusos con sentencia firme, en los que opera como perdón de la pena impuesta, se ha usado también para presos sin sentencia, para quienes están en el proceso penal correspondiente, por lo que se lo conoce como indulto procesal.
Pero, a pesar que las discusiones sobre la forma en que procedió el presidente Maduro han sido muy numerosas y belicosas, tanto de eruditos y aficionados, y han tendido a obviar los efectos beneficiosos para los liberados, no es nuestro propósito efectuar un análisis legal al respecto. A quienes tengan dudas de la procedencia o no de la medida, les recomendaría leyeran las opiniones del Dr. Alberto Arteaga, que quizás les ayuden a no ahogarse en ese vaso de agua. Es más importante entender que fue una inteligente medida política del gobierno nacional, cuyo rechazo por parte del extremismo opositor interno y extranjero, ya nos muestra con claridad lo acertado de la misma. Abrams, destructor de naciones; el encargado de negocios de EEUU para Venezuela y el senador reaccionario Marcos Rubio, se pronunciaron manipuladoramente al respecto, en términos ofensivos y degradantes hacia ciertas figuras opositoras.
Es inaudito como alguna gente de mucha alcurnia permite que se la maltrate de esa manera, sin siquiera protestar y dar una respuesta que ponga en su sitio al insolente. “No se vendan tan barato” fue uno de los mensajes de los gringos interventores hacia varios dirigentes opositores, lo que demuestra su forma usual de actuar en el mundo, donde están acostumbrados a comprar conciencias sin regatear el precio. Se ve que no los consideran aliados sino mercenarios. A María Corina le dijeron directamente que vivía en un “realismo mágico” y que “su plan B era surrealista”. Independientemente de enfrentar las posiciones opositoras de la MUD, desde hace más de una década, y de no compartir en absoluto las tesis de María Corina, me sentí mal por la canallesca forma en que trataron y se refirieron a unos compatriotas y la falta de respuesta contundente a estos injerencistas despreciables.
El indulto crea la posibilidad de incorporar a muchos dirigentes opositores en el retorno al camino democrático, como medio de resolver las contradicciones en relación con el poder, y que fue abandonado por la MUD en el lapso 2016-2020. No se trata sólo de apuntalar la realización exitosa de las elecciones de diciembre, que de hecho ha sido reforzada, sino de recuperar la vía pacífica electoral y abandonar los atajos violentos golpistas, foquistas, insurreccionales, terroristas, de incursiones armadas y de invasiones extranjeras. Se han incorporado nuevos actores en el sector opositor que propugna la vía pacífica y electoral de resolución de los conflictos. Un grupo que ha roto con la política injerencista, violadora de nuestra soberanía nacional, que llevan adelante una serie de países con EEUU, Colombia y Brasil a la cabeza. Se debilita, de esta manera, la política del Departamento de Estado contra Venezuela y sufre un duro golpe el sector opositor liderado por Guaidó.
El impulso de la oposición democrática habido no significa, en este momento, la posibilidad de una alianza capaz de derrotar al gobierno. Este tipo de procesos no se decreta, se construye paulatinamente y requiere tiempo, identidad de propósitos e intereses y confianza. Pero indudablemente, se abre un camino en este sentido. El gobierno no teme entonces a esta adicional participación opositora, pues en lo inmediato no es posible una unidad de acción que ponga en peligro su estabilidad en el poder. Más temor les tiene a las disidencias de su seno, por lo que la amplitud y los indultos no han alcanzado a disidentes del gobierno presos por motivaciones políticas.
No están los nombres de los generales Baduel ni Rodríguez Torres; no están líderes sociales presos como Alfredo Chirinos y Aryenis Torrealba, acusados falsamente de haber entregado a EEUU información sobre el funcionamiento de PDVSA. Sin duda ninguna, independientemente de la importante participación de nuevos actores políticos, lo ocurrido es resultado de la apertura lograda por los partidos que lograron instalar la Mesa de Diálogo Nacional hace un año. El Movimiento al Socialismo, Avanzada Progresista, Soluciones, Cambiemos y Esperanza por el Cambio, contra viento y marea asumieron una responsabilidad histórica, que ha dado frutos no reconocidos por muchos, pero que hoy da uno de tal magnitud que es imposible obviar o esconder.
Ha sido una victoria para la política que propugna el diálogo, las conversaciones, los acuerdos, por encima de la confrontación estéril. Esto hay que hacerlo claro y los nuevos actores tienen que rematar sus acciones dando este debate frontalmente y no asustándose por la posibilidad de perder seguidores. Capriles debe de decirles que sí dialogó, que sí conversó, que llegó a acuerdos y que lo seguirá haciendo, liberándose del chantaje a que ha estado sometido todos estos años.