¿Los que quebraron al país? ¿Los que desaparecieron más de 100 mil millones de dólares de Fonden? ¿Las empresas fantasmas que recibieron 20 mil millones de Cadivi?
Como en el pasado adeco copeyano, como durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, uno escucha a los economistas expertos y a los piratas también, a los políticos, sean del Gobierno u opositores de la MUD, incluso algunos “terceristas” por llamarlos de algún modo, todos, absolutamente todos, con voz grave, seño fruncido, hablar pausado, con seriedad de velorio, resignados “a juro”, hablar de la imperiosa necesidad de hacer ajustes económicos estrictos: “no se puede seguir como vamos, hay que explicarle al pueblo”. Sus actitudes me recuerdan las de Fidel en 1989, cuando vino para la coronación de Carlos Andrés y, en el Eurobuilding, donde ocupaba dos pisos completos, nos dijo que “el presidente Pérez no tenía alternativa, que debía aplicar un paquete de ajustes muy duro…” Pensé, sentado en la sala donde unos 30 izquierdistas estábamos reunidos: “¿Fidel convenciéndonos que el paquete de Pérez era inevitable?” Cosas veredes Sancho… Y en efecto, mucha agua sucia he visto pasar desde entonces.
“Hay que ir a la unificación cambiaria para el último trimestre del año”, “tenemos que aumentar los precios de la gasolina”, “la electricidad no puede seguir siendo tan barata”, “a apretarse el cinturón, la crisis es demasiado grave”. Parece que fue ayer, como dice la canción de Manzanero, que escuché el mismo canturreo y como ayer hoy pregunto lo mismo: ¿Quién se tiene que apretar el cinturón? ¿Los que quebraron al país? ¿Los que desaparecieron más de 100 mil millones de dólares de Fonden? ¿Las empresas fantasmas que recibieron 20 mil millones de Cadivi y los funcionarios cómplices del Gobierno que incurrieron en tamaño fraude a la nación? Seguro serán los banqueros, que en estos 15 años han ganado más que nunca especulando con el dinero público. ¿Se apretarán el cinturón quienes quebraron cuatro veces al Banco Industrial, los corruptos de Bandes, los ladrones del Fondo Chino, los boliburgueses, la alta burocracia estatal roja rojita, los causantes del desastre?
¿O será el pueblo en general quién pagará el pato, como lo pagó cuando Carlos Andrés Pérez? Como lo pagó el pueblo griego, portugués, español, italiano, caso denunciado como una injusticia “capitalista” por la dirigencia cínica chavecista. Seremos los asalariados, los empleados públicos, las amas de casa, los obreros, las capas medias, que no tenemos ninguna forma de aumentarnos el sueldo para lidiar con la inflación, quienes nos las veremos negra. Ni protestar podremos, ni salir a manifestar, pues entonces el gobierno socialista nos acusaría desestabilizadores, de ser financiados por la CIA, de traidores a la patria, de estar involucrados en un golpe y de querer asesinar al Presidente. Y además, como bofetada recibiremos las críticas y los reproches de quienes, enchufados en el alto Gobierno, con un sueldo elevado o que complementa sus miserables pensiones, salen a defender a la “revolución” de “miserables” como nosotros, “salta talanqueras”, insensibles ante el peligro que significa la amenaza imperialista.
Giordani en su carta pública aclaró, a quienes claro no lo tenían, que como “era crucial superar el desafío del 7 de octubre de 2012 (..) pues se trataba de la consolidación del poder político (..) para la fortaleza de la revolución”, se tuvo que hacer “un gran sacrificio” y “un esfuerzo económico financiero que llevó el acceso y uso de los recursos a niveles extremos”. ¿Y todo ello para qué? Para elegir a Chávez primero, a pesar que todos sabían que moriría sin encargarse de la Presidencia; luego a los gobernadores, después a Maduro y por último a los alcaldes y concejales. O sea que se echó mano a los recursos del presupuesto nacional (a confesión de parte…) en una forma demencial, que produjo un déficit fiscal de 17 por ciento y que requerirá de “un gran sacrificio”… ¿De quiénes? De nosotros: los que están con el Gobierno y por ellos votaron y quienes estamos en contra y no lo hicimos. A calarnos la escasez, la altísima inflación, la devaluación, la falta de servicios y la represión si protestamos. ¡Qué cambio en relación al pasado!
Giordani también nos confirma algo que hemos denunciado desde hace años. Al Gobierno, y a la oposición de la MUD también, sólo le interesa ganar elecciones, pero no para transformar a Venezuela en un país contemporáneo, sino para seguir chupando de la teta petrolera, para continuar el engaño y seguir el disfrute grosero. Habla Giordani de ganar para un interés sublime: “la fortaleza de la revolución”. Allí nos miente y se miente a sí mismo, se excusa de haber aceptado todo aquello en silencio. No hay ninguna revolución, sólo propaganda, demagogia, robo y engaño.