Después de siete meses de confinamiento en el Vaticano, el papa Francisco realizó su primer viaje fuera de Roma luego que el gobierno de Italia decretara en marzo cuarentena en todo el país para enfrentar el brote del coronavirus.
El Santo Padre visitó Asís, la ciudad natal de San Francisco, donde firmó su tercera encíclica laica dedicada a la fraternidad y la amistad social. Esta llevó el título en idioma latín de ‘Fratelli tutti’ o “hermanos todos” al traducirse al castellano. Los diversos enfoques y reflexiones que contienen el escrito han generado polémica.
En esta localidad y frente a veinte frailes y monjas, el pontífice celebró una misa donde habló sobre las condiciones que ha dejado el virus en el mundo. Enfocó su atención en el agravamiento de la desigualdad social en el marco de la pandemia. “El virus y la crisis económica han afectado sobre todo a los más pobres”, alertó.
En uno de los pasajes más controversiales de la encíclica, el papa Francisco afirmó que hay ateos que “cumplen mejor la voluntad de Dios que muchos creyentes» y que la fragilidad frente a la pandemia «evidenció que no todo se resuelve con la libertad de mercado».
De igual modo, indicó que la pandemia significa una oportunidad para recuperar al ser humano. Propone el redescubrimiento y la práctica de la fraternidad universal ante los problemas de la pandemia, crisis económica, parálisis política y la guerra. “Es posible optar por el cultivo de la amabilidad. Hay personas que lo hacen y se convierten en estrellas en medio de la oscuridad”, reflexionó.
Asimismo, Francisco condenó duramente el papel pernicioso que se ha desarrollado a través de las plataformas digitales cuando alimentan la descalificación continua y difunden desinformación. “Los ciudadanos están desconcertados y hartos. Es necesario pararse y volver a mirar al prójimo como un compañero, no como un enemigo”, recomendó.
En este sentido, denunció los movimientos digitales de odio y destrucción. Refirió a la ebullición de formas insólitas de agresividad, insultos, maltratos, descalificaciones y latigazos verbales hasta destrozar la figura del otro. Ante esta realidad de la sociedad de información, el papa lanza una advertencia: “El cúmulo abrumador de información que nos inunda no significa más sabiduría”.
El papa habló de estimular una sana relación entre el amor a la patria y la inserción cordial en la humanidad entera. En este sentido, enfocó la mirada en prácticas comunes en el mundo de la política. “El desprecio de los débiles puede esconderse en formas populistas, que los utilizan demagógicamente para sus fines, o en formas liberales al servicio de los intereses económicos de los poderosos”.
Vale resaltar que el Papa firmó la encíclica ante la tumba de San Francisco de Asís. Recordó que San Francisco se sentía hermano del sol, el mar y el viento. “Se sabía más unido a los que eran de su propia carne”, dijo. El pontífice añadió que San Francisco caminaba cerca de los pobres y sembró paz por todas partes. También recordó que llegó a visitar al Sultán d Egipto de la época, Malik-elKamil, con la finalidad de favorecer el diálogo en lugar de la guerra.