Las dificultades para acceder al dinero en efectivo continúan empeorando, en medio de una realidad marcada por la hiperinflación, escasez de alimentos, largas colas para surtir combustible y la pandemia del coronavirus.
En muchas familias, el efectivo se convirtió inalcanzable, en algunos casos hasta se prescindió totalmente, y solo ha sido necesario para pagar el transporte público, las bolsas Clap y el poco gas doméstico que pueda llegar.
Para acceder al poco efectivo disponible los jóvenes y adultos mayores están obligados a padecer largas e interminables colas frente a las entradas de las entidades bancarias, las cuales cuentan ahora con horario intersemanales a raíz de la cuarentena contra la pandemia.
De igual modo, ante billetes de alta denominación que se volvieron el “sencillito”, el gobierno estaría forzado a analizar diversos escenarios para enfrentar esta realidad que amenaza con atizar los focos de protesta de las recientes semanas.
Este martes los cables internacionales revelaron que el Ejecutivo venezolano comenzó a importar papel moneda para imprimir billetes con denominaciones de 100.000 bolívares. Este monto sería el más alto de la historia monetaria del país y cada billete equivaldría a 25 centavos de dólar, aproximadamente.
El gobierno habría importado hasta la presente fecha un total de 71 toneladas de papel moneda adquiridas a una imprenta con sede en Italia. La impresión del nuevo cono monetario se efectuaría en la Casa de la Moneda, ente del Banco Central de Venezuela que se encuentra ubicado en Maracay, estado Aragua.
Cualquiera de las medidas que sean adoptadas para aliviar la crisis con el efectivo, además de evidenciar el fracaso de las medidas para controlar la hiperinflación, también revela que no han funcionado las medidas para activar formas alternativas y digitales para el pago de los servicios públicos.