Cuando se recurre a la “constituyente” de Diosdado Cabello, se hace tabla rasa de la Constitución Nacional
Oscar Battaglini
En términos generales recibe esa denominación un Estado que activa al margen de la normativa (legal y/o constitucional) existente; lo que hace que su actividad política – administrativa se desarrolle en medio de una situación caótica y obtenga, entre otros, los siguientes resultados:
Una total desinstitucionalización del Estado por falta de valores normativos o por incumplimiento o violación de los mismos.
La desviación de la conducta del individuo y de la sociedad en general con grave daño para el normal y adecuado funcionamiento del orden social.
Un Estado y un país que aparecen o se colocan al margen de la ley.
El colapso de la gobernabilidad, etc.
Esos son, a no dudarlo, algunos de los rasgos que actualmente presenta la situación venezolana bajo la dominación chavezmadurista.
Conviene reiterar que todas estas medidas políticas de un claro contenido antidemocrático y reaccionario, han sido tomadas y aplicadas, en unos casos, sin haber tenido en cuenta la normativa constitucional»
Ha sido, para decirlo de otro modo, la imposición de un modelo de Estado anómico en nuestra realidad, y el caos que este ha provocado en la estructura y en la dinámica general de la sociedad venezolana, lo que explica la catástrofe a la que ésta ha estado sometida durante más de dos décadas continuas.
A esa determinación fundamental se debe, para expresarlo en términos concretos: la quiebra de la economía nacional, la cual ya no dispone como fuentes de ingreso de las divisas aportadas por las exportaciones petroleras y mineras; la precarización de todos los servicios públicos; la pulverización de los salarios y las pensiones de los trabajadores, profesionales y técnicos; la liquidación de la independencia de los poderes públicos y su conversión en simples apéndices de lo que se decide entre el Palacio de Miraflores y Fuerte Tiuna, la ilegalización de los partidos políticos de oposición e inhabilitación de sus principales dirigentes; la conversión de la violación de los derechos humanos y políticos, así como el fraude electoral en políticas de Estado, etc.
Conviene reiterar que todas estas medidas políticas de un claro contenido antidemocrático y reaccionario, han sido tomadas y aplicadas, en unos casos, sin haber tenido en cuenta la normativa constitucional y legal existente y, en otros, mediante su violación deliberada y flagrante, pasando por encima de las instancias institucionales con la competencia para tomarlas y hacerlas cumplir con apego al orden constitucional y legal vigentes.
Se demuestra así que hoy en Venezuela no existe en realidad –y desde hace ya bastante tiempo- ni orden constitucional, ni Estado de derecho»
Muestra de esto son, por ejemplo, la anulación institucional de la Asamblea Nacional ejecutada por el TSJ al declararla en desacato perpetuo, y la designación inconstitucional que hiciera de un “nuevo” CNE ad hoc para la ejecución a todas luces del nuevo fraude electoral anunciado por la dictadura militarista para el próximo 6/12/20.
Como puede observarse muy claramente todas esas acciones “políticas” dan cuenta de que la Constitución de la República, ha sido convertida definitivamente en letra muerta; es decir, en un “librito azul” que los grandes capitostes del régimen dictatorial militarista exhiben o invocan cada vez que necesitan darle “visos de legalidad” a sus arbitrariedades y abusos de poder.
Esto es lo que hemos observado cuando se le “solicita” al TSJ la aprobación de una sentencia o resolución “legal” dirigida a favorecer sus intereses políticos o a golpear a la oposición democrática del país. En cambio, cuando se recurre a la “constituyente” de Diosdado Cabello, se hace tabla rasa de la Constitución Nacional, como acaba de ocurrir con la aprobación y puesta en vigencia de la “ley antibloqueo”.
Se demuestra así que hoy en Venezuela no existe en realidad –y desde hace ya bastante tiempo- ni orden constitucional, ni Estado de derecho. Espacios que han sido ocupados por la arbitrariedad, el abuso de poder, la brutalidad policial, el autoritarismo militarista de raíz decimonónica, y el fraude electoral recurrente.
La destrucción que se ha operado en el aparato productivo nacional, es, si se quiere, la causa básica de los altísimos niveles que ha alcanzado la pobreza»
Completan este memorial de agravios, en primer lugar, el hecho de que nuestro país ha sido convertido por la acción del Estado anómico chavezmadurista, en la viva imagen de una sociedad en la que ya no existen reglas (o estructura normativa) que sean acatadas y cumplidas por todos, ni instituciones con el suficiente reconocimiento y legitimidad para hacerlas cumplir.
La verificación de este hecho pone de manifiesto la gravedad de la desinstitucionalización que se ha producido en la sociedad venezolana impulsada desde el chavezmadurismo, en segundo lugar igualmente el hecho de una economía que se ha reducido en un 70% de lo que era antes de la llegada del chavezmadurismo al poder, este espacio, como es sabido, ha sido ocupado por la llamada “economía subterránea”, en la que participan activamente agentes civiles y militares ligados al régimen madurista.
Cabe señalar que la destrucción que se ha operado en el aparato productivo nacional, es, si se quiere, la causa básica de los altísimos niveles que ha alcanzado la pobreza en nuestro país (particularmente la pobreza de ingreso, más de un 96%) que ha dado pie para que hayan migrado alrededor de seis millones de venezolanos.
La descomposición social y la ruptura de las normas sociales, lo cual ha provocado un crecimiento acelerado de la delincuencia en todas sus modalidades»
En tercer lugar, la descomposición social y la ruptura de las normas sociales, lo cual ha provocado un crecimiento acelerado de la delincuencia en todas sus modalidades; en cuarto lugar, el hecho de que nuestra sociedad aparezca hoy bajo el dominio de una camarilla civil-militar, que ha hecho del poder una industria, su industria, y que tiene la inocultable pretensión de perpetuarse en el ejercicio del mismo, sobre la base de un Estado anómico, que progresivamente se ve privado de apoyo nacional e internacional, y da pruebas de hallarse profundamente afectado simultáneamente, por una crisis de legitimidad y gobernabilidad irreversibles.
EL AUTOR es historiador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, co-fundador del partido Liga Socialista y exrector del Consejo Nacional Electoral. Autor de los libros “Legitimación de Poder y lucha política en Venezuela” y “El medinismo, modernización, crisis política y golpe de estado”.