Diego Armando y Hugo Chávez se conocieron en 2005 en la IV Cumbre de los Pueblos, realizada en Argentina
Los épicos goles de Maradona contra Inglaterra, en el mundial de fútbol México ’86, también fueron celebrados con la misma emoción en los barrios y calles de Venezuela.
Desde entonces, Maradona también se convirtió en un ídolo en nuestro país y motivó que la fanaticada, históricamente a favor de la selección de Brasil, comenzara a respaldar a la escuadra liderada por el Pelusa.
Una de las primeras referencias conocidas del Diego con Venezuela sea posiblemente una entrevista que el periodista Lázaro Candal le realizó a un todavía adolescente Maradona, a principios de los años setenta, cuando ya comenzaba a brillar en el arte del balompié.
Años después, Candal, en medio del furor planetario que despertaba el Diego, lo recordó como uno de los grandes del fútbol cuyo talento despertó a tan temprana edad que incluso le robó su niñez y juventud.
Transcurrió el tiempo y la cercanía con Venezuela se consolidó posteriormente no sobre los campos de fútbol sino en la simpatía política y los ideales de izquierda.
Esta convicción política surgió en Cuba, luego de su retiro del fútbol, cuando el astro argentino comenzó a visitar con frecuencia a La Habana, Cuba, para disfrutar de sus vacaciones y para atender diversos problemas de salud que estuvieron derivados del abuso de las drogas.
La autobiografía “Yo soy el Diego”, publicada en el año 2000, fue escrita durante sus largas estadías en la isla caribeña. En esta obra, Maradona dedicó varias páginas para narrar las anécdotas que vivió durante su primer encuentro con el fallecido presidente Fidel Castro.
Maradona afirmaba que Castro era “el más grande de la historia” y defendía con fuerza sus políticas. En una visita a Cuba, Diego entrevistó a Castro para su programa de televisión “La noche del 10”, en el año 2005.
El Diego admitió en varias páginas de su libro su admiración por Castro y también contó que durante su estancia en Italia aprendió acerca de las ideas políticas del Che Guevara. Esta nueva pasión y convicción política en su vida lo llevó a tatuarse en el brazo derecho la imagen del Che Guevara.
A Fidel también lo llevó tatuado en su piel, específicamente en su pierna izquierda, y no desaprovechó la oportunidad para mostrarle esta expresión de afecta al histórico líder cubano.
En el año 2005, Maradona conoció a Hugo Chávez durante la Cumbre de los Pueblos, realizada en Argentina en oposición a la IV Cumbre de las Américas. Maradona fue invitado especial de este evento y asistieron los mandatarios Fidel Castro, Hugo Chávez, Nestor Kirchner, Evo Morales y Lula Da Silva, entre otros.
En medio de un discurso ofrecido por Chávez la multitud se emocionó con la presencia de Maradona. El entonces presidente venezolano invitó al exfutbolista a compartir la tarima para saludar a los miles de asistentes.
A partir de allí, la presencia de Maradona se hizo cada vez más frecuente en Venezuela y la amistad entre él y Chávez se estrechó. Era común ver al Diego en las tarimas del gobierno durante las campañas electorales, primero con Chávez y luego con Nicolás Maduro.
Cuando Chávez falleció en marzo de 2013, Maradona dijo haber sentido un gran dolor por esta noticia. “Lo que me dejó Hugo fue una gran amistad, una sabiduría política increíble. Hugo Chávez ha cambiado la forma de pensar del latinoamericano, nosotros estábamos entregados a Estados Unidos y él nos metió en la cabeza que podíamos caminar solos”, expresó en esa ocasión.
Varias semanas después de la muerte de Chávez, Diego visitó su tumba en el Cuartel de la Montaña, en Caracas, en compañía del entonces presidente encargado Nicolás Maduro. Maradona fue observado muy conmovido por esta visita y luego se desplomó en un abrazo con el hoy presidente Maduro.
Maradona también participó como invitado especial para varios programas especiales de la cadena Telesur para los mundiales Brasil 2014 y Rusia 2018. En 2017, Maduro le ofreció el cargo de director técnico de la Vinotinto y aunque declinó la oferta nunca cerró la posibilidad.
Maradona será recordado no solo por haber anotado los goles más recordados de la historia del fútbol, sino por haber creído en sus ideas, en la amistad, en medio de la polémica y la diatriba política inevitable.