Lo que está en juego es si la mal llamada comunidad internacional les permite a esta banda de hampones seguir usufructuando los dineros de Venezuela en el exterior
Humberto González Briceño
Luego de veinte años de chavismo y de falsa oposición colaboracionista en realidad queda muy poco que decir y mucho por hacer. Ya se ha dicho todo. Las razones para liquidar por vías de fuerza a la narcotiranía son las mismas que las del primer día: Estamos frente a una banda de criminales que asaltó el estado venezolano y está destruyendo la República. Desde el momento en que los venezolanos dejamos de contar con las fuerzas armadas como institución las opciones electorales quedaron automáticamente canceladas. Y de eso hace ya mucho tiempo.
Las mentiras y los pretextos para justificar las tesis electoreras y negociadoras del chavismo, que sistemáticamente han sido abrazadas por la falsa oposición, también se conocen. En ese terreno ya no hay nada nuevo que decir. La falsa opción, esta vez con Leopoldo López a la cabeza, tiene un discurso rancio y fastidioso que sigue repitiendo lo mismo que han dicho en veinte años: De esto solo se sale con negociaciones, condiciones electorales mínimas y elecciones.
Siempre que la falsa oposición ha llamado a participar en elecciones o en protestas (como se preparan para hacerlo ahora…una vez más!) lo hace como antesala y preludio a una nueva ronda de negociaciones con el régimen chavista. Siempre le presentan a los venezolanos soluciones que terminan atornillando al régimen. Así han transcurrido las elecciones presidenciales, legislativas y de gobernadores durante esta etapa.
Los argumentos son pueriles y nefastos: Que esta sea la última cola, no le podemos dejar esos espacios al régimen, etc. Toda una justificación del clientelismo más despreciable y barato. Todo esto para embaucar a la gente y les den un cheque en blanco. Y así pacientemente lo hicieron millones de venezolanos por muchos años. Hasta que la gente se cansó y ya no hay nada nuevo que sacar del sombrero del mago. Ya no hay nada nuevo que decir para seguir apoyando una estrategia que políticamente ha fracasado pero que ha probado ser un magnífico y lucrativo negocio para la “oposición.”
Así hemos llegado al episodio de la consulta II. Ni Leopoldo López ni Juan Guaidó se han tomado la molestia de explicar que se logró con la consulta I, la del 2017, donde también se hizo la maroma de movilizar a la gente para hacerle preguntas insulsas. Esa consulta no logró lo prometido aunque en forma humillante le otorgó 7 millones de supuestos votos como ofrenda a la constitución chavista de 1999.
Esta nueva consulta es otro engaño. No solo busca una vez más poner de rodillas a los venezolanos ante la constitución y el régimen chavista. Esta vez también busca el no menos audaz objetivo de persuadir a los países que apoyan al hamponato interino que el lobby internacional de Leopoldo López y Juan Guaidó debe seguir manejando los activos de Venezuela en el exterior.
El acceso a estos recursos es la apetecida joya de la corona para el grupo de Leopoldo que ya comienza a ser cuestionado por sus antiguos socios de Acción Democrática y Primero Justicia por tacañería en el reparto del botín. AD y PJ intentan argumentar que el hamponato interino debe seguir siendo reconocido por una peregrina doctrina de continuidad administrativa, pero con nueva jefatura que ellos esperan no sea un títere de Leopoldo sino uno de ellos.
Esto es lo que en verdad se está decidiendo con la consulta de la falsa oposición. Lo que está en juego es si la mal llamada comunidad internacional les permite a esta banda de hampones seguir usufructuando los dineros de Venezuela en el exterior y ultimadamente cuál de los pranatos en pugna será quien en definitiva se quede con el premio gordo. Todo esto mientras los venezolanos invitados a participar en la consulta estafadora mueren de hambre y Venezuela ha quedado reducida a una mera palabra en riesgo de desaparecer a manos de chavistas y falsos opositores.-