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Esa dirigencia tiene a la política como un medio de vida, sin importarles lo que está sucediendo en Venezuela, donde el hambre está golpeando a la gente, mientras que ellos siguen estando en los mejores restaurantes del país consumiendo a sus anchas
Félix B. Sucre
CNP 8526
En estos tiempos de indecisiones política por parte de la dirigencia opositora agrupada en el G4, liderizada por Juan Guaidó, la que se ha negado a participar en varias convocatorias. A saber: Asamblea Nacional Constituyente, elecciones presidenciales y parlamentarias, donde solo el Psuv y aliados del Polo Patriótico, además de la oposición de Casa Amarilla, con lo que han dejado los espacios libres y el oficialismo, aun teniendo el país en la ruina, ha salido triunfante.
“No es culpa del perro que la perra sea tocona”. Este es un dicho popular que bien nos puede servir para entender lo que está pasando con la dirigencia política opositora, la que ya está marcada por una profunda división interna. Esto es un problema para ellos mismos, sobre todo por el ánimo de venganza que existe entre los que se consideran puros al servicio de Nicolás Maduro. Son los que ahora hacen señalamientos contra todos los del G4, siendo Juan Guaidó su objetivo, buscando servir bien a su empleador Maduro.
El ejemplo más claro que tiene Venezuela es el de todos los partidos que formaron, y forman, parte de la llamada Mesa de Diálogo Nacional, o de la “mesita”, tal como la calificara Timoteo Zambrano en un programa de televisión, lo que les ha servido para decir que fueron otros, entre ellos periodistas, lo que pretendieron descalificarla.
Siendo un Bernabé Gutiérrez el mayor ejemplo de cinismo e inmoralidad, cuando hasta su hija fue representante diplomática en Chile»
Sin embargo, esa misma dirigencia opositora, sin pensar en el futuro, salieron raudo veloz a hacer, incluso, acusaciones en contra de los otros opositores, lo que produjo mucha alegría en el chavismo, ya que contaban con excelentes voceros, sin tener ellos que ocuparse de destruir la unidad opositora.
De hecho, los peores ataques contra Guaidó y acompañantes vinieron de los opositores, entre ellos los que fueron compañeros de ruta como los de Primero Justicia, AD, Voluntad Popular, quienes se beneficiaron de los repartos de embajadas y empresas. Siendo un Bernabé Gutiérrez el mayor ejemplo de cinismo e inmoralidad, cuando hasta su hija fue representante diplomática en Chile.
Sin embargo, para un tipo como él, la moral es relativa. Eso lo saben otros que tienen a la política como un medio de vida, sin importarles lo que está sucediendo en Venezuela, donde el hambre está golpeando a la gente, mientras que ellos siguen estando en los mejores restaurantes del país, donde consumen a sus anchas, sin que se sepa de dónde sale el dinero.
Lo primero que dicen los voceros es que no hay condiciones, que el CNE no es confiable, que la Constitución dice esto o aquello, por lo que no hay que participar»
Es parte de la realidad de la dirigencia opositora. No pueden venir a decir que se desviven por lo que está pasando, para ellos el alto costo de la vida, el desempleo, las altas tarifas del transporte, el alto costo de las medicinas y las miserables pensiones no es su problema. Nunca lo ha sido. Razón por lo que la gente mira a los políticos con desdén, y el ejemplo más claro lo tenemos con las recientes elecciones parlamentarias.
Al G4 se le trancó el juego. Lo primero que dicen los voceros es que no hay condiciones, que el CNE no es confiable, que la Constitución dice esto o aquello, por lo que no hay que participar. Ya vemos cómo estamos, y, además, cómo vamos hacia el abismo, no “la bajadita” como dijo Teodoro Petkoff.
Pues, ni la historia reciente le ha servido a la dirigencia del G4-Guaidó para buscar una salida. Pareciera que siguen en la espera del Tío Trump o, en este caso, están esperando que el Tío Biden haga lo que no hizo el otro, como fue poner un portaaviones en el Golfo de Paria o en lago de Maracaibo. Nada de eso sucederá, por lo que se requiere hacer política con políticas, sin mesiánicos, meretrices o plañideras.
Las elecciones regionales están en la Constitución Bolivariana, al igual que las de alcaldes, por lo que se hace necesario que le demuestren al país que hacen política para y por Venezuela»
Hay que dejar las indecisiones. Se sabe que la oposición de Casa Amarilla juega a que se alíen para la contienda electoral venidera. Eso no es posible, si se toma en cuenta su votación pírrica, aparte de que no fueron capaces de unirse en función del país, si realmente es lo que les interesa o les preocupa.
Empero, las elecciones regionales están en la Constitución Bolivariana, al igual que las de alcaldes, por lo que se hace necesario que le demuestren al país que hacen política para y por Venezuela y su futuro promisor, no por ego o por mirarse los ombligos.
Allí está la responsabilidad de Juan Guaidó, María Corina Machado, Henry Ramos Allup, Manuel Rosales, Juan Pablo Guanipa, Andrés Velásquez, Delsa Solórzano, quienes, si es cierto los números de firmas del 12 de diciembre, con acuerdos o primarias, ya deberían estar construyendo la estrategia para la ruta electoral y participar en la elecciones venideras.
En Amazonas el actual mandatario del Psuv, Miguel Rodríguez no es de la comunidad amazonense, por lo que nada le importa si lo hace bien o no»
No obstante, sin ir a los estados con candidatos centralistas, sino reconociendo los liderazgo locales, que los hay, quienes son los que pueden enfrentar a los importados del chavismo o los batequebrados de Casa Amarilla, los cuales mantienen un matrimonio con el chavismo y, lógicamente, es bien conocido en las regiones.
Aquí podemos poner un ejemplo de lo que no se debe repetir. En Amazonas el actual mandatario del Psuv, Miguel Rodríguez no es de la comunidad amazonense, por lo que nada le importa si lo hace bien o no. En cambio, el amazonense legítimo sabe que debe gobernar con su gente y para su gente.
En el G4 hay dirigentes que saben de eso, por lo que tienen que dejar que en Amazonas hagan su Primaria y salga el candidato, sea el ex gobernador Liborio Guarulla o el adeco Humberto Rodríguez Ubieda, para enfrentar al adecomadurista Nixon Maniglia o el del Psuv.
En la política el realismo mágico también tiene su fin, aunque las historias no estén completas»
Finalmente, lo grande de la dirigencia política, sea cual sea, sería no seguir llevando a las regiones a sujetos que nada tienen que ver con esos pueblos, quienes ya están cansados de tener que elegir a paracaidistas que luego, una vez buchones y bien comidos, se van y no regresan. En la política el realismo mágico también tiene su fin, aunque las historias no estén completas. Siempre hay un Macondo, Venezuela no lo es Juan Guaidó.
